Pasión por los parches

Pasión por los parches

Nahuel Ramayo

El joven músico es referente en la escena santafesina. Su pasión: la percusión. Aquí un poco de su historia, la música popular, los estudios, la Banda Sinfónica, la música infantil, sus grupos, la herencia de su padre y su proyecto de estudio de grabación Arbolito Solo.

 

TEXTOS. MILI LÓPEZ. FOTO. GUIYE ESTRUBIA.

INFANCIA. “Desde que nací hay música sonando alrededor y mi viejo siempre estuvo tocando música. Desde la panza se ponía con la quena al lado mío y yo pateaba (risas). Un día, creo que tenía 7 años y fui a escuchar a mi papá y lo vi a José Piccioni con un montón de instrumentos a su alrededor, y me encantó. Ese día, luego del concierto, le dije a mi viejo ‘cuando sea grande quiero tocar la batería’”.

ESTUDIOS. “Siempre fui autodidacta. Lo tomaba como un juego, de hecho hasta el día de hoy me gusta sentirlo así. Cuando me regalaron mi primera batería, me sentaba solo a tocar. No estudiaba con nadie hasta que empecé a tomar clases con José Piccioni que fue mi primer profesor y quien me enseñó a leer música. Durante la secundaria estudié de forma particular y luego ingresé al Instituto Superior de Música. Cursé un año pero me di cuenta que lo que buscaba era otra cosa: quería tocar, y me fui a estudiar a La Plata. Estudié dos años en la Escuela de Música Popular (EMU), después de ahí hice una audición para entrar al Conservatorio Manuel de Falla, y al mismo tiempo se abrieron las audiciones para la Banda Sinfónica y entré. También tomé clases particulares en Buenos Aires con Pipi Piazzolla y Oscar Giunta”.

SER PROFESIONAL. “Cuando necesitás subir de escalones para estar a la altura de las circunstancias te das cuenta de que necesitás estudiar técnica, teoría musical y un montón de cosas para estar preparado como músico integral. Si uno apunta a ser un buen ejecutante de su instrumento, laburar de eso, poder dejar registro y hacer lo mejor posible, tenés que estudiar, no podés quedarte sólo con lo intuitivo. El músico nunca termina de estudiar”.

MÚSICA POPULAR. “Me siento identificado y me considero un músico popular: folclore, jazz, rock, música latinoamericana. La música popular permite una mayor libertad a la hora de tocar que no lo permite la música académica, lo escrito te condiciona. Si bien la música clásica necesita interpretación, porque lo que estás leyendo hay que interpretarlo -si no serían todas notas sin sentido y una hoja fría sin alma-, la música popular te permite ese espacio para la improvisación, para poner un color tuyo, esa magia de lo que no está todo escrito, y eso es como la libertad”.

EL JAZZ. “Estaba en la secundaria y fui a ver Santa Fe Jazz Ensamble. Ellos fueron los padrinos, la puerta de entrada para el jazz. Aprendí mucho tocando, muchos amigos iban al Ensamblín y se juntaban a tocar y a improvisar. De a poco fui aprendiendo el lenguaje, los mismos compañeros me sugerían discos o escuchas. El lenguaje del jazz me permite crear en el momento. Si bien hay estructuras que se tienen que respetar dentro de la canción o un tema, cada músico puede aportar su impronta y te da libertad al tocar, podés crear algo nuevo siempre. Lo que más me gusta es la comunicación que se genera entre los músicos que están interactuando en ese momento, es un diálogo que no todos los géneros lo tienen, eso es más que nada el lenguaje jazzístico”.

FOLCLORE. “Me considero un músico del folclore, o sea que mi raíz es folclórica. Tocando un chamamé, una chacarera o una zamba, no siento lo mismo que tocando un estándar de jazz que es típico de un negro que vive en Nueva Orleans. Mi contacto con el folclore fue desde la panza porque mi viejo tocó siempre folclore, música andina y siempre iba a verlo tocar. El primer instrumento que me llamó la atención fue el bombo: agarré, le pegué al bombo y sonó ese grave y vibraba todo y dije ‘yo quiero esto’. Después me armé mi set, con un cajón, las congas, las timbaletas, la batería, era como un híbrido”.

LA BANDA. “Fue una experiencia totalmente nueva y me asustaba ir a los primeros ensayos. En ese tipo de organismos grandes, uno está a cargo de un instrumento y si te equivocás hay cuarenta músicos que dependen de eso y que la música salga bien, entonces la responsabilidad es mayor. Es una experiencia hermosa, te sentís integrado dentro de una gran masa de sonidos que fluye y desde la lectura hay que descubrir otro nivel de interpretación. Me permite el aprendizaje de ser músico orquestal”.

EMPARCHE. “El Emparche fue un crecimiento muy grande en lo musical y a nivel humano. Tener esa experiencia de un grupo de percusión tan grande, poder laburar con tanta gente, pensar la música para tanta percusión. Me dio la posibilidad de tocar con un montón de personas con las que antes no había tocado. La propuesta musical es muy amplia y variada, eso es un aprendizaje. Es una experiencia única”.

CANTICUÉNTICOS. “Es una experiencia totalmente diferente, porque además de la música tenés que actuar, caminar en el escenario, moverte. Uno se escuda detrás del instrumento pero acá tenés que mostrarte. Fui encontrando mis lugares de comodidad: hablando, haciendo chistes y le agarré el gustito. Esa libertad arriba del escenario y el contacto con el público te da herramientas para tener la misma soltura con todos los otros grupos. Estoy fascinado con el grupo, tiene una estética puntual: trabajar con ritmos argentinos. La música que se hace está pensada, trabajada de manera seria. Estamos convencidos de lo que hacemos, lo disfrutamos y ponemos todo el amor cuando subimos al escenario. La respuesta de los chicos es el afecto y llenar los teatros”.

ARBOLITO. “El estudio de grabación nace porque uno, al empezar a grabar, quiere que se tengan las mejores condiciones: tanto técnicas, dígase equipos, micrófonos, etc. como humanas. En algunos estudios, los técnicos te dicen cómo tenés que poner el micrófono, cómo tenés que tocar, cómo hacer la mezcla. ¡Y no! El disco es mío y yo quiero que suene como me gusta. Fui comprando equipamiento de primera calidad y me capacité en Cetear, la Escuela de Sonido Profesional de Rosario. La idea era que el operador sea músico, para abarcar otras perspectivas al trabajo. Sumado a eso pretendo que sea un lugar cálido para trabajar. Algunos trabajos son sólo de grabación, otros sólo de mezcla y otros se hacen completos en Arbolito”.

MI VIEJO

“Estoy grabando un disco con música de mi viejo Sergio Ramayo. Son todos temas de él, porque nunca grabó un disco. La selección tiene que ver con los que más referencian a él, a lo grosso que fue y a su música”.

NAHUEL RAMAYO GRUPO

“Mi grupo es como la última época de los Beatles (risas), es decir, se juntaban, grababan y listo. Tenemos un disco editado que se llama ‘Matices’, donde hay temas y arreglos propios. No me gusta encasillarlo en un género, pero sí tiene una estética jazzística: la improvisación, las armonías, la instrumentación, la interpretación. La percusión es un instrumento más del grupo, cada uno de los músicos es importante, todos son tremendos músicos”.

MAESTROS

José Piccioni, Pipi Piazzolla, Pepi Taveira, Hugo García, Gabriel De Pedro, Oscar Giunta, Arturo Vergara, Mariano Cantero, Facundo Guevara, Greg Bissonnette, Richie “Gajate” García, Dave Weckl, Alex Acuña.

GRUPOS

Grupo Sueñeros, Francisco Lo Vuolo Quinteto, Pablo Aristein Cuarteto, Mandioca Ensamble, Jazz Ensamble Big Band, Pasaje 58, Efraín Colombo, Latin Meet Jazz, Canticuénticos, El Timo, Emparche, Karol Bayer Grupo y Seba López Trío, entre otros.

así soy yo