Llegan Cartas

El valor patrimonial de los mosaicos en Guadalupe

RICARDO HÉCTOR GARCÍA

silviadandrea5 @hotmail.com

Los asiduos concurrentes a la Basílica de Guadalupe hemos visto, con gran beneplácito, las obras de restauración efectuadas en la misma, con gran esfuerzo de la iglesia y del gobierno todo. Hemos seguido paso a paso las obras. Desde la caída de parte del cielorraso se inició un eficaz trabajo de renovación total del añejo templo. Pero cuando todo parecía a punto de finalizar -reitero, de excelente y completa restauración- se conoció la noticia de una última etapa: el reemplazo total del piso de la Basílica, con el recubrimiento de cerámicas, porcelanatos o baldosones. Quiero decir que el esfuerzo y calidad del trabajo efectuado por los mosaístas de hace tantos años luce espléndido, y la ensortijada trabazón de la nave principal -el mayor solado de este tipo en la ciudad- es una visión querida y reconocida por nuestros peregrinos. No sólo es un gran piso, resaltado por la sencillez de las baldosas grises de sus naves laterales, sino que es el muestrario histórico subyacente, todavía, de lo que también es inherente a nuestra devoción. Taparlo por puro modernismo es realmente injusto y desmerece la tarea emprendida.