LENGUA ESCRITA
LENGUA ESCRITA
Nuevamente la poesía
Enrique José Milani
En artículo anterior tratamos también el tema de la poesía, siempre desde un punto de vista estructural, no de contenido. Atendemos al aspecto externo, sonoro, al número de sílabas métricas, cómo y por qué éstas se alargan o acortan pudiendo o no coincidir con las gramaticales. ¿Cómo determinar, pues, el número de sílabas métricas? Para medir un verso se ha de tener en cuenta si se trata de un verso agudo, grave o esdrújulo. Esto se determina de acuerdo con la palabra final. Si es grave, no hay problema; pero si es aguda, suma una sílaba, y si es esdrújula, resta una, porque se pronuncia con mayor rapidez. Veamos en “Es hora de cantar”, verso agudo, se cuentan 7 sílabas métricas porque equivale a “Es/ ho/ ra/ de/ can/ tar/ le” , pues se considera de igual duración que el anterior. En cambio, si digo “Oi / go/ tu/ cán /ti /co” de 6 sílabas, dura lo mismo que “Oi/go/ tu/ can/ to/”, decir, 6 sílabas. Entonces, cómo hacer para determinar el número exacto de sílabas métricas, cuando hay sinalefa, diéresis, sinéresis o hiatos.
En primer lugar, el oído formado por la lectura frecuente de versos, ayuda a lograrlo. Además, se recomienda buscar un verso que reúna estas condiciones: l) que sea grave y no ofrezca ningún encuentro de vocales dentro de la palabra o entre las próximas, a fin de que no haya posibilidad de sinalefa, diéresis, hiato, sinéresis. Las sílabas gramaticales sumarán tanto como las métricas. Si terminare con aguda, sumará una; si con esdrújula, restará una. Teniendo en cuenta lo expuesto, veamos las posibles clases de versos. Monosílabo: no hay, porque se considera agudo; bisílabo (2), trisílabo (3), tetrasílabo (4), pentasílabo (5), hexasílabo (6), heptasílabo (7), octosílabo (8), eneasílabo (9), decasílabo (10), endecasílabo (11), dodecasílabo (12), alejandrino (14). Los de 13, 15 y más son poco usados. Los más empleados son los octosílabos y endecasílabos. Estos últimos lo son por excelencia, pues por su flexibilidad, armonía y variedad se prestan muy bien para todas las ideas y sentimientos. Los de 9 o más se llaman versos de arte mayor; de 8 o menos, de arte menor. Veamos algunos ejemplos: Ya llega ( 3 sílabas); céfiro blando (5), Soy la canción primera (7), No halla tregua a su dolor (8), Lengua antañona y recia de Castilla (11), indómito al escape tendiose el animal (14), Se acabaron para siempre los selváticos juglares (16).
Pasemos a considerar otro importantísimo elemento en el verso: la rima. No es esencial, indispensable; sin embargo, no se puede negar que le otorga a la poesía musicalidad, pone de relieve el ritmo de la composición y destaca a las imágenes que, de otra manera, pasarían inadvertidas, y hasta suelen disimular muchos defectos. ¿Y qué es la rima? Es la igualdad o semejanza de sonido en la terminación de los versos, a contar desde la última vocal acentuada. Por ej., los siguientes son versos rimados: “En mar sin playa onda sonante,/ en el vacío comenta errante,/ largo lamento/ del ronco viento,/ansia perpetua de algo mejor,/ eso soy yo” (G.A. Bécquer). Se destaca la semejanza fónica entre “sonante y errante”, “lamento y viento”, “mejor y yo”. Apreciamos que la igualdad es completa a partir de la vocal acentuada, menos en “mejor y yo”. En los dos primeros casos, la rima es perfecta o consonante; en cambio, en el tercero sólo son iguales las oes, porque “mejor” agrega otro sonido. Aquí, la rima es imperfecta o asonante. Aclaremos que como la B y V, lo mismo que J y G delante de i y e representan un mismo sonido, serán consonantes voces como “nueva y beba”, “cueva y prueba”, “mojes y escoges”, “arrojes y recoges”. En próximo artículo, continuaremos con el tema, pues quedan aún aspectos por considerar.