Bajo el efecto de “las pastillas”

El ladrón de la rotisería dijo que no se acuerda de nada

  • Está detenido desde el lunes por la noche, acusado de asaltar y disparar contra una comerciante del barrio María Selva. El arma desapareció de la escena y el fiscal ordenó una investigación de Asuntos Internos.
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El hecho ocurrió el lunes a las nueve de la noche, en el comercio gastronómico de Ángel Cassanello y Alvear.

Foto: Archivo El Litoral

 

De la Redacción de El Litoral

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Mañana se llevará a cabo en Tribunales la audiencia de prisión preventiva para el joven ladrón, que en la noche del lunes ingresó armado a una rotisería del barrio Villa María Selva y tras efectuar varios disparos logró escapar con la caja registradora, aunque fue derribado a los pocos metros por un cocinero que lo inmovilizó y lo entregó a la policía. En la audiencia de ayer el delincuente dijo que “no se acuerda de nada”.

El fiscal en feria, Roberto Apullán, le atribuyó este miércoles en audiencia imputativa los delitos de “homicidio en grado de tentativa” -en dos oportunidades- y “tentativa de robo, calificada por uso de arma”.

“De acuerdo a lo que surge de las actuaciones fue aprehendida una persona sobre la cual dispuse su detención”, confirmó ayer el Dr. Apullán, quien agregó que “la aprehensión se había producido de manera casi inmediata a cuando fueron los hechos”.

Resistió y lo atraparon

El atraco se consumó el lunes alrededor de las nueve de la noche, en la rotisería Alvear, ubicada en la esquina de Ángel Cassanello y la calle que lleva el nombre del comercio. Detrás del mostrador estaba la encargada y un cadete, y en el salón de ventas había dos mujeres que aguardaban sus pedidos, cuando entró el forajido.

A punta de revólver, el maleante amenazó a los presentes y ante la resistencia de la encargada gatilló el arma al menos en tres oportunidades sin que salieran proyectiles. No obstante, se produjeron otros dos intentos positivos, uno de los cuales terminó impactando en una pared y otro rozó la mejilla de la empleada, provocándole sangrado pero sin poner en riesgo su vida.

Según el relato de las víctimas y testigos, se vivieron momentos de mucha tensión en el local, incluso la vida de todos los presentes estuvo en riesgo por momentos. Tras un intenso forcejeo, el bandido logró escapar con la caja registradora, pero fue alcanzado por un cocinero que lo derribó en plena calle.

Sin el arma

Una vez reducido, fue entregado a la policía que patrullaba el lugar y según declaraciones de testigos, el joven caído en desgracia dijo ser hijo de un jefe de policía cuyo nombre invocó sin éxito. No obstante, se investiga qué fue lo que ocurrió con el arma que tenía el agresor, ya que al fiscal no le fue informado su secuestro y los testigos insisten en que habría sido recogida por un uniformado. Por ese motivo existe un sumario de Asuntos Internos, en el que se analiza el accionar de al menos dos miembros de la fuerza pública.

“Respecto del arma surgen algunas versiones de que al momento de su aprehensión estaba”, pero “en el acta de procedimiento eso no surge -explicó Apullán-, por eso apenas surgió ese rumor di intervención a Asuntos Internos”. “Más allá de la investigación por el hecho de robo, hay una investigación paralela para saber si el arma estaba o no, y si estaba por qué ahora no está, y si surgió algún desempeño irregular del personal interviniente”, completó el fiscal.

En cuanto al imputado, asistido por el abogado particular Diego Lorefice, ayer accedió a declarar, y entre sus dichos, reconoció que “no se acordaba de nada” y se excusó en su adicción a las pastillas, mezcladas con alcohol, y que “su último recuerdo es cuando ya estaba en la comisaría”. Atento a su declaración, el fiscal solicitó la extracción de sangre para corroborar o desacreditar su versión sobre el estado en el que se encontraba el detenido.