crónicas de barrio

El barrio se construyó post inundación

 

La Nueva Tablada, una herencia de 2003

En 2005 se inauguró un barrio de cien viviendas para relocalizar a las familias de La Tablada. En la actualidad, la mitad habita allí pero el resto vendió su casa y regresó al lugar que vivía.

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Mucho tráfico. La avenida Teniente Loza, a la altura del barrio, es muy transitada porque a pocos metros hacia el oeste se encuentra el Mercado Concentrador de Frutas y Verduras.

 

El 6 de mayo de 2005 se inauguró en el noroeste de la ciudad uno de los primeros planes habitacionales construidos para relocalizar a familias que fueron afectadas por la inundación de 2003. Un predio de grandes dimensiones, situado a pocos metros del mercado concentrador de frutas y verduras, sobre la avenida Teniente Loza al 6900, fue el lugar elegido para las edificaciones.

El plan se construyó específicamente para reubicar a las familias de La Tablada, zona emplazada fuera del anillo defensivo. Muchas de ellas estaban acostumbradas a vivir de la pesca por habitar muy cerca del río Salado, pero dejaron de hacerlo y aceptaron la relocalización luego de que las mismas aguas que les propiciaban el sustento diario destruyeron sus precarias casas y se llevaran todas sus pertenencias. Otras de la ladrillería, que fueron las que regresaron pasada la inundación ya que en La Nueva Tablada no podían desarrollar esa actividad.

Kioscos, pollerías y hasta algunos almacenes acompañaron la radicación de las familias en el nuevo barrio, que en la actualidad se observa con calles intransitables y las cunetas a cielo abierto completamente tapadas. “Las autoridades se olvidaron de este barrio. No hay servicios, nada. Y la inseguridad es tremenda. Se escuchan tiroteos, hay peleas... Pero ¿dónde vamos a ir si no tenemos nada?”, contó una mujer que vive en La Nueva Tablada desde su inauguración.

Por último, a diez años de la existencia de La Nueva Tablada, los vecinos sostienen que en el barrio muchos son los vecinos que tienen ganas de superarse, pero al mismo tiempo chocan con una realidad que les va poniendo obstáculos para lograrlo.

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(Sobre) vivir entre los tiros

Miriam Liliana Franco es una de las vecinas más antiguas de la Nueva Tablada. Luego de la inundación de 2003 aceptó la relocalización y abandonó la vieja Tablada junto a su familia. “A veces se sienten tiros, es algo de ahora porque antes el barrio no era así. Pero los chicos se criaron acá y por eso no los llevaría a vivir a otro lado. Ellos ya saben que cuando escuchan tiros tienen que meterse adentro de casa”, comenta.

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Amor sin límites

Ella es de Chaco y él de Corrientes. Hace veinte años que se enamoraron y contra viento y marea aún siguen juntos. Rosa Barrios y José Peloso viven en este barrio desde hace 6 años. Él cosechaba algodón, viajó por todo el país. Ambos tienen muchos problemas de salud y destacan al dispensario de El Abasto. Cuentan que si bien la seguridad mejoró desde la llegada de Gendarmería, aún se escuchan muchos tiroteos.

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Para saber

  • Servicios. Los vecinos de la jurisdicción cuentan con energía eléctrica, pero la mayoría de manera irregular. El barrio se inauguró con conexiones seguras pero en la actualidad casi todas las viviendas están enganchadas del tendido. No hay agua potable, cloaca ni gas natural.
  • Transporte público. Por el interior del barrio no circula ninguna línea. Los vecinos deben ir a la avenida Teniente Loza para acceder a alguna línea.
  • Escuelas. No hay. Los chicos del barrio concurren a instituciones de San Agustín y Yapeyú.
  • Centro de Salud. No hay en el barrio, pero sí en la jurisdicción lindante que es El Abasto.
  • Comisaría. No hay.
  • Vecinales. No hay.

En cifras

100

viviendas

conforman la Nueva Tablada. De ese número, 65 fueron construidas por la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales y 35 por el Ente de la Reconstrucción.