editorial

  • El sector comercial sufre serias dificultades, debido al incremento de los costos fijos.

Consumo e ilusión económica

Un relevamiento del Centro Comercial de Santa Fe detectó que en las principales 36 calles y avenidas de la ciudad existen en estos momentos alrededor de 480 locales vacíos, lo que representa el 9 por ciento del total de comercios en funcionamiento.

El fenómeno se genera a partir de una conjunción de factores. Entre ellos -sostienen desde la entidad- el elevado precio de los alquileres y las particularidades climáticas de un año en el que a los comerciantes dedicados al rubro indumentaria se les hizo difícil vender sus productos de temporada.

En el caso de los comercios, el pago del alquiler del local representa entre el 15 y el 20 por ciento de los ingresos mensuales, a lo que se deben agregar otras erogaciones importantes como el pago de impuestos, las leyes sociales y una serie de costos fijos inevitables.

Por ejemplo, un empleado de comercio que cobra 8.500 pesos mensuales de bolsillo, representa para su empleador una erogación de alrededor de 14.000 pesos mensuales, debido a las cargas sociales. A esto se debe sumar el pago de los impuestos.

Pero eso no es todo. El hecho de estar bancarizados representa para los comerciantes otros costos adicionales: al mantenimiento de las cuentas se agrega el Impuesto al Cheque, que se lleva el 1,2 por mil de los ingresos.

En estos momentos, resulta imprescindible trabajar con tarjetas de crédito, pues a través de ellas los clientes obtienen importantes ventajas. Lo que muchos no saben es que, dichas tarjetas de crédito, les cobran a los comerciantes una comisión que oscila entre el 17 y el 18 por ciento de cada venta.

La situación sería aún más difícil si no fuese por los planes destinados a estimular el consumo como, por ejemplo, el programa “Ahora 12”, que permite realizar compras en 12 cuotas sin interés.

Hasta el momento, dicho programa superó los 13 millones de operaciones con tarjetas de crédito, por un monto que excede los 24.583 millones de pesos en todo el país. En los 163 mil comercios adheridos, la mayor cantidad de ventas se registró en indumentaria (7.249.417 operaciones), seguidas de calzado y marroquinería (2.222.581), materiales para la construcción (1.356.721) y línea blanca (827.134).

Sin embargo, este tipo de programas de carácter contracíclico son paliativos de la crisis pero no expresan un genuino crecimiento de la economía, sustentado en la evolución consistente de las variables económicas, sino recursos que operan sobre la marcha para tapar agujeros. En realidad, el sistema funciona gracias a enormes erogaciones realizadas por el Estado -en parte sostenidas a través de mayor emisión- para compensar la incidencia del factor inflacionario sobre las cuotas anualizadas.

Quizá por eso no ha llamado demasiado la atención que comience a titilar una señal de alarma en los tableros de control de los bancos, por el visible incremento de los niveles de morosidad en los usuarios de tarjetas. Millones de argentinos se están endeudando más de la cuenta a través del uso de las tarjetas de crédito y, en muchos casos, comienzan a verse imposibilitados de cumplir con los pagos mensuales. El problema adicional radica en que el financiamiento de las cuotas impagas se traduce en tasas próximas al 60 por ciento anual.

En definitiva, una peligrosa burbuja parece estar generándose en el país. El consumo actual se parece demasiado a un espejismo.

Millones de argentinos se están endeudando más de la cuenta a través del uso de las tarjetas de crédito.