Señal de Ajuste

Por los bordes

Por los bordes

Louis Theroux pregunta y repregunta, acorrala, es impertinente pero no grosero, y va hundiendo el cuchillo sin abandonar su inexpresividad. Luego, a solas, de regreso, mientras maneja su auto, elabora conclusiones. Foto: Gentileza TV Daily

 

Roberto Maurer

Además de su fidelidad al subtitulado y al buen cine, la señal I-Sat sigue incluyendo materiales que habitualmente no programan otros canales como, por ejemplo, “Los documentales de Louis Theroux” (lunes a las 22). Se trata de informes o reportajes en el viejo y amplio sentido sobre aspectos periféricos de la sociedad norteamericana a través de sus subculturas, tendencias y costumbres que Louis Thereux enfoca sin sensacionalismo, demagogia o voluntad de denuncia. Se trata de mundos que, además de marginales, muchas veces son aberrantes y detestables.

Louis Theroux es inglés, diplomado en Oxford e hijo del famoso escritor Paul Theroux. En Estados Unidos trabajó para Michael Moore y sus documentales televisivos sobre el lado sucio del sueño americano. Luego, fue contratado por la BBC para realizar el ciclo “Louis Theroux’s Weird Weekends”, el que empezó a verse en I-Sat.

Se hizo famoso el registro de su visita a los Phelps, “la familia más odiada de los Estados Unidos”, que lidera la Iglesia Bautista de Westboro, Kansas, el sector más fanatizado de la homofobia, el antisemitismo y el odio al Islam y el catolicismo, que organiza piquetes en funerales de los soldados caídos en combate. “Cuando matan a un gay, Dios ríe” es una de sus frases favoritas.

En “Miami Mega-Jail 1”, reveló los horrores de la cárcel más grande de Florida, y en “City of Dogs” el tema es la superpoblación de perros en Los Angeles y quienes se ocupan de ellos, desde entrenadores a enormes refugios para animales abandonados.

“No es psicólogo, ni asistente social, ni sacerdote”, se dice de Theroux al presentarlo. Pero la gente habla con él y él cómo sabe abrir el cofre. Su secreto descansa en los interrogatorios. Pregunta y repregunta, acorrala, es impertinente pero no grosero, y va hundiendo el cuchillo sin abandonar su inexpresividad. Luego, a solas, de regreso, mientras maneja su auto, elabora conclusiones.

El cine porno en su crepúsculo

En 1997 rodó un documental sobre la industria del cine pornográfico radicada en el Valle de San Fernando, California y el último trabajo emitido en el ciclo de I-Sat se trata de su retorno al mismo lugar y en algunos casos a los mismos personajes para observar los cambios en el negocio. “El ocaso de las estrellas del porno”, se titula.

Quince años después, el estado de la industria del porno es ruinoso: la pornografía gratuita en Internet es un adversario superior. Habla con actores, directores y agentes que usan la palabra “devastador” cuando se refieren al efecto provocado por la aparición de la competencia. La respuesta ha sido elevar la calidad de las películas que, se sabe, nunca fue alta.

Se interesa en la sensibilidad de actores y actrices. ¿Cuál es el grado de compromiso emocional cuando filman escenas de sexo con desconocidos? ¿Se imponen límites a sí mismos? ¿Pueden sostener una relación estable de pareja por afuera de su ocupación? ¿Se han fijado un proyecto de vida que excluya al porno?

En general, manifiestan que “es un trabajo”, y que la intimidad profesional es puramente física. En muchos casos, se descubre que los actores ni siquiera se acuerdan del nombre con la persona con la cual van a compartir la cama unos minutos después y con quien ya tuvieron relaciones el día anterior.

—¿Cómo se llama la chica?-, pregunta el actor, distraído, mirando hacia el costado en espera de respuesta.

“Son atletas sexuales, no actores”, observa un director. “Hacen cosas que después no repiten en su casa”.

El corazón guardado

Theroux se reencuentra con un actor entrevistado años antes, aún en actividad, tal vez porque nunca puso límites a los desbordes imaginativos de la industria. El veterano Tommy Gunn ha rodado unas 1.200 películas y termina reconociendo las particularidades de una profesión que deja heridas y que en su caso han sido un obstáculo para sus relaciones de pareja. En este oficio se trata de “guardar el corazón en una caja” comienza diciendo, hasta admitir que se trata de un trabajo que “lastima al corazón” porque “no es normal dejar a la persona que uno ama para ir a tener sexo con otra que no ama”.

Theroux visita un set donde un joven universitario que necesita dinero para terminar sus estudios va a debutar en el género con una chica que también está dando un primer paso.

“Es delicado para los hombres nuevos”, señala el director. “Se asustan fácilmente, el pene es un animal muy engañoso”. Efectivamente, el apareamiento empieza mal. “Se asustó”, dice el director, que salva la situación con una pepa de Cialis. Ambos tienen pareja y afirman que no se involucran personalmente con la ficción pero luego se duchan juntos y reconocen una corriente de simpatía y atracción mutua. ¿Cómo es eso? Al fin, no eran tan indiferentes, les hace notar Theroux.

Una actriz acepta las reglas que le impone su novio en cuanto a escenas excesivas, y él acaba de rechazar una donde cinco hombres eyaculan en el rostro de su pareja. Ella se entera y se enoja, planteando que necesita el dinero. “Son como dos mil dólares, ¿vos te creés que me gusta que cinco tipos me eyaculen en la cara?”, lo increpa. Finalmente, la escena se filma. Es el único trabajo donde las mujeres ganan más que los hombres, dice una actriz acerca del motivo de su elección laboral.

Otro viejo conocido es el productor Rob Black que, amigo del sexo extremo, pasó diez meses en la carcel. “Quería ser el peor”, confiesa. “Pero nunca hice nada que fuera clandestino”. Ahora produce otro tipo de films. “Te amansaron”, le señala Theroux.

Quince años antes, Theroux entrevistó a un actor, pregunta por él y alguien le responde que se suicidó. Theroux quiere saber por qué y cómo, y su curiosidad recorre el informe, hasta el final, cuando visita a la viuda y la pequeña hija. Ella también fue actriz porno. -¿Guarda las películas que hicieron juntos?- quiere saber. Solamente una, titulada “Doctor en traseros 3”. Fue la primera de la pareja, ¿cómo no guardarla?

Se ahorcó, sufría una depresión y el oficio, las drogas y el estado de “la industria” lo llevaron a la muerte. Era un buen padre. La nena es un angelito. Hay música de fondo y es el remate sentimental que también puede ser llamado golpe bajo. “El negocio del porno es un refugio donde mucha gente se siente valorada, y paga un alto precio por ello”, reflexiona Theroux, de vuelta, con la mirada en la ruta.