llegan cartas

En memoria de la poeta uruguaya Marosa Di Giorgio

POUPEÉ SAVIO MÉDICI

¿Qué puedo yo, desde el silencio y en la ausencia, decir en mis pequeñas palabras ante un inmenso dolor, grande y único? Impotentes vimos cómo se llevaban tanta poesía en un cofre. Ahora, allí dormida, pero arropada, vestida de claveles y fresias que perfumaron su camino hacia Salto, su ciudad natal tan amada.

Para la eternidad queda su cantar, a lo bello, al ensueño, y una lluvia de estrellitas azules y plateadas la esperan para mecer su roja cabellera y hacer con ellas diadema de libertad.

Ella ya no está entre nosotros, o tal vez esté y no la veamos. Quizá será una quimera, pero en verdad podemos oír su voz en grabaciones, y al escucharla o leerla revivo tiempos pasados, luminosos bellos. Ella es ahora reconocida en varios países, por donde pasó con sus versos impregnados de misterio y elementos fantásticos e irrepetibles.

Marosa, tus familiares y amigos de Santa Fe te recordamos e imaginamos aún en el terruño salteño (de Salto, Uruguay), entre uvas y malvarrosas, como si el tiempo se hubiese detenido.

N. de R.: La impar poeta Marosa Di Giorgio tuvo con Santa Fe una relación especial de amistad. Aquí vivió varios meses y publicó un libro. Quienes asistieron al espectáculo poético que supo brindar en 1998, merced a una visionaria y sensible invitación de la Subsecretaría de Cultura Municipal, guardan un recuerdo imborrable, así como quienes frecuentan sus libros, que ya circulan por todo el mundo. La recordamos en el 11º aniversario de su fallecimiento con las palabras de su prima hermana, residente en Santa Fe.