Violento asalto en barrio María Selva
“Me desvalijaron la casa... sólo dejaron unos trapos mugrientos”
- Lo dice Eduardo Galeano (61), dueño de la panadería La Beba. Junto a su familia sufrió un violento atraco en su casa de Rivadavia al 6000.
Violento asalto en barrio María Selva
“Me desvalijaron la casa... sólo dejaron unos trapos mugrientos”

Los rufianes saquearon el inmueble y finalmente escaparon con la camioneta del panadero.
Fotos: Danilo Chiapello
Danilo Chiapello
Fueron dos horas de terror.
A las 3 de la madrugada un grupo de delincuentes llegó hasta el domicilio particular de Eduardo Galeano (61), en Rivadavia al 6000, donde también funciona la panadería La Beba, y se quedaron hasta pasadas las 5.
Durante ese lapso el empresario junto a su familia vivió un verdadero calvario.
Todos fueron maniatados y amenazados de muerte. Los rufianes saquearon el inmueble y finalmente huyeron con el vehículo particular de la víctima.
“Cuando sentí que golpearon la puerta pensé que era uno de los panaderos. Pero ni bien abrí me encontré con varios sujetos encapuchados”, dijo hoy Galeano en diálogo con este diario.
A los empujones, el hombre fue introducido a la vivienda por los desconocidos que ocultaban sus rostros con gorros y capuchas de buzos deportivos.
Galeano fue obligado a tirarse al suelo boca abajo. Luego fue maniatado con cables y tapado con frazadas para impedirle la visión. Idéntico trato sufrieron la esposa y los hijos del trabajador que se convirtieron por ese rato en compañeros de pesadilla.
Con la situación bajo su dominio, los malvivientes comenzaron a hostigar el dueño de casa para que haga entrega de dinero.
El anillo
Uno de los momentos más dramáticos se dio cuando uno de los cacos mostró interés por quedarse con la alianza de casamiento de Galeano.
“Me dijo ‘te voy a cortar el anillo... y lo hizo’, recordó hoy el hombre. “Se ve que venían preparados porque tenían un maletín con herramientas. Supongo que utilizó un alicate muy filoso, porque ni siquiera me lastimó el dedo. Yo pensé que me iba a cortar el dedo con un cuchillo”.
Mientras, los demás compinches arrasaron con todo lo que tenían a mano.
“Me desvalijaron la casa... lo único que me dejaron fueron unos trapos mugrientos”, sentenció hoy el empresario con lágrimas en sus ojos.
Más adelante apuntó que los delincuentes “se llevaron los televisores; las computadoras; los electrodomésticos; los teléfonos celulares. También me vaciaron los roperos, sacaron toda la ropa.
Sumaron a su botín las alhajas de la familia, platos, cuchillos, en fin... hasta los vinos se robaron”.
“Al cabo de dos horas que estuvieron acá adentro cargaron todo y se fueron con mi camioneta, una Toyota 4x4. Después, me enteré, apareció tirada en la zona de Gorriti y Grandoli, en el barrio La Gran China. Estaba toda embarrada pero completa”, sostuvo.
Nos respetaron
“Pese al momento sufrido, tengo que agradecer que respetaron a la familia. Si bien nos tiraron al suelo y nos maniataron, no golpearon a nadie. Sólo a mí me hostigaron un poco con el tema de la plata. Igual fue tremendo porque se llevaron todo”, agregó.
“Todo esto te deja mal, porque la familia sufrió mucho. Todos quedaron con mucho miedo y hasta cuesta hablar de lo acontecido. Yo soy hombre y me lo banco un poco más pero...
Este era un barrio tranquilo, pero ahora vemos cómo va cambiando para peor. Están ocurriendo muchos robos, tanto sea en los negocios como en la calle.

La marca que le quedó al panadero en su mano cuando los delincuentes cortaron con un alicate su alianza de casamiento.