La verdad y el lobby

La dirigencia agropecuaria transita una etapa cargada de nuevos desafíos, donde la comunicación, la unidad y el compromiso de los jóvenes, asoman como las nuevas estrategias a desarrollar para los tiempos que se vienen.

Federico Aguer

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En medio de la campaña electoral, “el campo” en la Argentina hace lo que puede por sobrevivir. Sus dirigentes, otrora “amontonados” por las carencias compartidas, naufragan hoy detrás de los hechos, y la Mesa de Enlace residual vuelve a cerrar otra semana de paro de comercialización con escaso impacto político. Además, en Rafaela, los discursos encontrados en el cierre de la Exposición local reflejan profundas divisiones de fondo.

Lo de Federación Agraria Argentina, sin embargo, puede catalogarse como una movida de alto impacto político y mediático. “Que Macri, Scioli, Massa y Stolbizer hayan estado participando del Foro es una muestra elocuente de la representatividad de nuestra organización y la legitimidad de nuestras demandas”, sostuvo un fortalecido Omar Príncipe luego del encuentro.

Las propuestas de políticas públicas de la entidad sobre las cuales los candidatos más o menos se pronunciaron, están relacionadas con la mejora del régimen impositivo para fomentar la producción agropecuaria; la facilitación de los procesos de transformación y comercialización de bienes agropecuarios; el apoyo a la competitividad de los productos de pequeños y medianos productores; la mejora sustantiva de las infraestructuras rurales para la producción y el desarrollo rural; y la política integral de tierras y de arraigo.

En momentos donde las economías regionales sucumben ante el peso de los populismos, las entidades técnicas se desdibujan (intervenidas por comisarios políticos), y la política resigna pronunciarse sobre temas de fondo, la dirigencia agropecuaria sigue ensayando estrategias sin éxito.

“Estamos perdiendo 5 a 0 y seguimos poniendo defensores”, dijo esta semana el Ing. Daniel Igarzábal en un Congreso. El desafío es trabajar unidos, mejorar la comunicación, invertir en imagen y formar cuadros modernos y capacitados para los desafíos distintos que impone esta nueva realidad. Ya no alcanza con tener la verdad. También hay que movilizar el lobby para tratar de hacerla valer.