La hora del yoga

foto. Flickr Yogini Amber
El yoga, una práctica milenaria, cuenta desde este año con su Día Internacional, un reconocimiento otorgado por Naciones Unidas. India, el país de origen de esta disciplina, aspira a que la Unesco la convierta en Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y que la Organización Mundial de la Salud la incluya en sus programas sanitarios.
TEXTOS. LUIS ÁNGEL REGLERO Y REVISTA NOSOTROS.
La imagen de miles y miles de yoguis recorrió el mundo desde que los primeros rayos de sol llegaron a la Tierra, en Oceanía, hasta lugares emblemáticos como la Torre Eiffel en París o Times Square en Nueva York, cuando el pasado 21 de junio se celebró el primer Día Internacional del Yoga, una doctrina que aporta mucho más que posturas acrobáticas y sesiones de meditación.
El país asiático ha exportado al resto de mundo una práctica que se ha convertido en un modo de vida para miles de personas y en un negocio para muchos, dentro y fuera de la India. Quienes lo practican sostienen que nada tiene que ver con lo religioso, sino con un arte que moldea la mente además del cuerpo con apenas media hora de ejercicio diario.
ORIGEN MILENARIO
El yoga forma parte de ese patrimonio cultural cuyo origen exacto se pierde en el tiempo, aunque algunos lo sitúan alrededor de 2.700 años antes de Cristo. Lo que sí está demostrado es que nació en el Valle del Indo, donde se han encontrado antiquísimas figuras de yoguis o practicantes de esta disciplina.
El yoga nació incluso antes que grandes religiones -originarias también de la India-, como el hinduismo y el budismo, que luego adoptaron su filosofía, e incluso se considera al dios hindú Shiva como el primer yogui y el primer gurú o maestro de esta práctica.
El protocolo que el Gobierno indio elaboró para celebrar la jornada del 21 de junio explicaba que, sin embargo, no fue hasta el año 400 de la era actual cuando Patanjali recopiló los yoga “sutras”, o aforismos, en los que aglutinó toda la tradición heredada sobre esta disciplina con el paso de los siglos.
Tuvieron que pasar también varios siglos para que otro indio, Swami Vivekananda, se encargara, en las postrimerías del siglo XIX, de popularizar el yoga por Occidente. A ello también contribuyeron más tarde estrellas como los Beatles, con su mediático viaje a un ashram o centro de meditación de la India, en 1968.
CUERPO Y MENTE
Yoga es una palabra de origen sánscrito que hace referencia a la unidad. El Consejo Central para la Investigación en Yoga, con sede en Nueva Delhi y dependiente del Gobierno indio, establece hasta cinco tipos de yoga, que van desde el que repite mantras como el conocido “om”, hasta el que incluye un saludo diario al sol al amanecer.
Las posturas o asanas ayudan a la meditación, con la típica imagen del yogui sentado con las piernas cruzadas y sobre ellas las manos con los dedos formando un círculo. Además contribuyen a mantener un cuerpo sano, al facilitar la flexibilidad, el tono muscular o la estimulación de órganos vitales; y ayudan a la relajación, acompañada de ejercicios de respiración y de control mental. Un camino a la paz interior.
Sus técnicas contribuyen a prevenir alergias, asma, depresión, obesidad, hipertensión, ansiedad, anemia, diabetes, úlceras, artritis, epilepsia, insomnio o incluso varios tipos de cáncer, según estudios científicos avalados por esta entidad.
PRESENTE Y FUTURO
“No es solo un ejercicio ni algo intelectual, es una forma de vivir. Es un buen camino para ayudar a la paz en el mundo, algo muy simple y que, solo con 20 o 30 minutos al día, es muy beneficioso”, asegura uno de sus mayores expertos indios en yoga, Hongasandra Ramarao Nagrendra.
El profesor Nagrendra es uno de los referentes de la universidad Vivekananda Yoga Anusandhana Samsthana en Bangalore, en el sur de la India, donde se combina la espiritualidad oriental con ciencias occidentales para la enseñanza de esta práctica, y que tiene presencia en una treintena de países.
El gigante asiático cuenta con un cargo gubernamental para disciplinas tradicionales, como la medicina ayurveda y el yoga, denominado Ayush, cuyo viceministro, Shripad Yesso Naik, declaró que esta práctica “es un proceso vital para unir cuerpo y mente, para alcanzar un equilibrio entre los seres humanos y la naturaleza, de ahí su beneficio para todo el planeta”.
“Es un regalo colectivo a la Humanidad. Puede haberse originado en la India, pero saca sus energías de millones de quienes lo practican alrededor del mundo”, dijo el ministro indio, Narendra Modi, que practica yoga, cuando se dirigió en Nueva Delhi a los yoguis de todo el globo en el primer Día Mundial de esta técnica.
Los yoguis suman en todo el mundo más de 200 millones, según la Unesco, y muchos de ellos acuden a la India.
RÉCORD GUINNESS
La India celebró el reconocimiento del yoga a lo grande, batiendo varios récords Guinness, como el que establecieron los 35.985 participantes en la mayor clase de yoga en un mismo espacio, en el centro de Nueva Delhi, durante la celebración del primer Día Internacional.
UNA CIENCIA QUE SE DEBE EXPERIMENTAR
ANA LAURA FERTONANI. (Instructora de Hatha Yoga/ Yoga Científico y Educacional).
El yoga es una práctica, una disciplina, una filosofía de vida que se debe experimentar y que, a medida que la practicás, encontrás-descubrís mayores beneficios: los que van estrictamente de lo físico como restablecer el sistema endócrino, los dirigidos a la mente, hasta llegar a hacerte más consciente de este aquí y ahora. Eso da la práctica del yoga, que abarca todas las fases y aspectos del crecimiento y del desarrollo humano, tanto físico, como mental y espiritual.
Mi experiencia: Yoga llegó en el momento que más lo necesitaba, sin saberlo. Comencé prácticas de Hatha Yoga simplemente para probar y ya sin varios prejuicios de por medio. Lo primero que descubrí es que me hacía sentir bien, pero no bien como una salida con amigas con lisos de por medio, ni como satisfacer una necesidad o un deseo, el que fuera. No. La práctica, esa sola, dos veces a la semana, me “eleva la vibra”, decía, me daba serenidad, fortaleza, me sostenía. Descubrí que con sólo unos minutos de práctica a la mañana mi día, todo, podía ser otro. Pequeña inversión.
Con el correr del tiempo también lo utilicé como una herramienta, una especie de botiquín, farmacia o guardia de urgencias: realizar un asana (postura), dos o tres para determinada dolencia o problema; un pranayama (control de la respiración) para quitar un dolor de cabeza o volver mi mente más serena. La mente puede ser tu amiga o puede ser tu más peligrosa enemiga, y crear y armar y desarmar y abandonarte y vos jugando, perseguido, ese juego sin saber... Y luego ahí, en otro ritmo, tranquila, simplemente teniendo la voluntad de hacer consciente la respiración, ese flujo vital de inhalar y exhalar. El estado de consciencia que brinda la práctica del yoga es muy amplio, y se trata de un trabajo personal intenso y valioso que asegura salud en los diferentes cuerpos.
Poco a poco sos más consciente de la vida, de lo que comés y de por qué, de lo que escuchás, también de las palabras que pronunciás y de lo que das y del mundo de relaciones... Y te hacés cargo, no hay otro ser que tenga “la culpa” de tu presente.
Acá las justas palabras de yogui Paramahansa Yogananda: “...El yoga es una ciencia que abarca la creación entera. El ser humano, así como también cada átomo del universo, es la manifestación del funcionamiento de esta ciencia divina. La práctica del yoga se basa en un conjunto de disciplinas por medio de las cuales se desarrolla paulatinamente una comprensión de esta ciencia a través de la experiencia personal...”.
Esta experiencia va de la mano de la voluntad, la voluntad de poder -con uno mismo-.

En el Día Internacional de Yoga, miles de practicantes de esta disciplina se concentraron en Rajpath en Nueva Delhi, India.
LUCÍA FENOGLIO (Instructora de yoga).
Existe una gran variedad de libros que nos pueden ayudar a entender algunos de los conceptos sobre yoga, el despertar de la conciencia y vivir el presente. Aquí algunos libros -que leí y quiero compartir- para inspirarse:
/ “Autobiografía de un Yogui”,
de Paramahansa Yogananda. Como indica su nombre, Paramahansa Yogananda relata la historia de su vida desde pequeño hasta ser un gran yogui y gurú hindú. Yogananda fue el responsable de difundir el yoga en Occidente, creando incluso una fundación en los Estados Unidos. Sus experiencias con el yoga y la meditación son maravillosas.
/ “Yoga para todos”,
de Indra Devi. La gran maestra del yoga en América, que incluso vivió tiempo en nuestro país, plantea una rutina de práctica de yoga, organizada por días y semanas. Exponiendo todos los detalles de cada postura, cómo hacerla correctamente, beneficios y contraindicaciones. Además, trae material sobre vida saludable y al final del libro nos da recetas. Es un libro muy completo, aunque considero que al momento de llevar a la práctica las posturas es necesario estar acompañado por un Instructor o Profesor de Yoga.
/ “Reinventa tu cuerpo, resucita tu alma”,
de Deepak Chopra. Tengo una gran apreciación por Deepak Chopra, practico sus meditaciones y leí varios de sus libros, todos me gustaron. Éste en particular lo recomiendo por la forma en la que expone los temas y cómo explica la manera para cambiar nuestra percepción del mundo y conectarnos con nuestro ser interior. Un libro muy inspirador, para pensar y de mucha introspección.
/ “Comer, rezar, amar”,
de Elizabeth Gilbert. Este libro, quizás más conocido por la película, es la historia de vida de la autora, una estadounidense que, a partir de una crisis con su pareja, emprende una búsqueda espiritual, viajando por distintos lugares (Italia, India e Indonesia). Lo recomiendo, es una linda historia de cómo atravesar cambios, superar dolores y evolucionar como ser. Además describe cada uno de los lugares que visita, con su gente y costumbres.
LIBROS PARA DESPERTAR
