La piel de la escuela pública

La piel de la escuela pública

Niños asomándose a su educación, de la artista Ángeles Crovetto.

Es una muestra de “guardapolvos intervenidos” por artistas plásticos en defensa de la escuela pública. Hace poco se expuso en la ciudad de Santa Fe.

 

TEXTO. MARIELA GOY ([email protected]). FOTOS. MAURICIO GARÍN.

Guardapolvos que hablan, que dicen, que gritan, que recuerdan, que sonríen, que duelen. El guardapolvo blanco, símbolo de la escuela pública, condensa en sí mismo un espesor de sentidos para nuestra comunidad e identidad como argentinos. Tomando ese lienzo igualitario pero también inclusivo de la diversidad, un grupo de artistas plásticos fue convocado para “intervenir” los guardapolvos, imprimiéndoles sentidos políticos, sociales, históricos, culturales y afectivos, siempre en defensa de la escuela estatal.

La muestra denominada “La piel de la escuela pública” surgió por iniciativa de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE-Ctera), sindicato docente de la Ciudad de Buenos Aires que invitó a pintores, escultores, grabadores, ilustradores a expresar su arte sobre ese fondo blanco.

La exposición llegó a nuestra ciudad, en el marco del VI Congreso Pedagógico de Amsafe, que se realizó el 21 y 22 de agosto en la escuela Normal. Los guardapolvos pendían del techo del hall central del antiguo edificio escolar y concitaban el entusiasmo de los docentes participantes del evento, de los alumnos del Normal y de otras instituciones educativas que lo visitaron.

“La muestra se presentó por primera vez el año pasado en el Centro Educativo Isauro Arancibia, que es una escuela porteña que atiende a chicos en situación de calle, para rechazar la posible demolición del inmueble por parte del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que pretendía pasar por allí el trazado del Metrobus”, explicó Carlos Guerrero, secretario de Cultura de UTE. “Hubo mucha resistencia de la comunidad, hoy la escuela sigue ahí y esta muestra de guardapolvos intervenidos se hizo presente en esa lucha”, señaló.

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Una imagen fuerte de los estudiantes normalistas desaparecidos en México, por Diego Perrota.

HETEROGÉNEA

En los más de 30 guardapolvos en exposición hay una heterogeneidad de propuestas estéticas y de significados. Algunos son portadores de mensajes fuertes como el de la “calavera maestro” que hace referencia a los 43 estudiantes normalistas desaparecidos en Ayotzinapa o el que recuerda a Carlos Fuentealba, maestro neuquino asesinado durante una manifestación docente.

Algunos guardapolvos están más inscriptos dentro del arte conceptual en los que se privilegia la idea (como las caras de niños que se asoman desde el fondo de la tela), mientras otros resaltan por su intervención artística de colores, recortes o grabados. Hay también delantales blancos convertidos en esculturas, otros más abstractos, pero todos con la consigna de defensa de la escuela pública.

Guerrero señaló que la muestra es itinerante y participa de distintos ámbitos, tanto educativos como culturales: desde el Espacio Caloi del Ministerio de Cultura de la Nación hasta eventos netamente educativos como el congreso pedagógico de Amsafe.

Parte de la exposición consiste en que los propios estudiantes pinten y “resignifiquen” algunos guardapolvos blancos en base a su mirada e intereses. “Vinieron alumnos de distintas instituciones santafesinas y la verdad es que generaron producciones maravillosas”, comentó Guerrero.

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Un grupo de alumnos de la Escuela Mantovani realizó su propia intervención de guardapolvos.