llegan cartas

“Jardín con balas”

MARTA SNAIDERO

En poco tiempo más, quedará atrás aquello de “Tucumán, Jardín de la República”. Cualquier flor por más bella y perfumada que sea, se marchita ante la violencia que respiran y también quienes habitan suelo tucumano.

Todo pueblo se rebela ante la miseria, la que se instala en sus hogares y la que califica a quienes desatienden sus necesidades.

Cada provincia enfrenta literalmente “a capa y espada” los devenires que trocan las ilusiones de quienes nacieron, se criaron o adoptaron el lugar para seguir creciendo... La soberbia, la avaricia, el poder sin límites, el no aceptar ser mortales como el resto y pretender pasar a la inmortalidad a costa del sometimiento de millones, es el disparador que apunta y hace centro en las mentes ávidas de promesas que no se cumplirán.

Reiterativamente se oyen, leen y ven las mismas frases y acciones, provenientes de quienes estudiaron el mismo libreto, a pesar de sus logros personales incluso obtenidos durante otros gobiernos. La exclusividad o el ingenio brillan por su ausencia.

Conocido y comprobado aquello de “divide y reinarás”, “si los hermanos se pelean...”. Depender de un plan de asistencia convierte, a quienes lo reciben, en eso, en dependientes, sin el derecho de elegir, no sólo a quién votar, sino hasta qué alimento de precios cuidados llevar a su boca.

A perpetuados en el poder terrenal se les escapó, hace tiempo, el verdadero poder, aquel que sirve para cambiar las cosas en beneficio de nuestros semejantes, dejándoles para sí el orgullo de ocupar una banca o el tan ambicionado sillón de Rivadavia, ¿de Rivadavia?...

Hoy es Tucumán, mañana el país todo. Cada provincia en su medida padece las consecuencias de la verdadera oligarquía política, la que necesita del empobrecimiento económico, cultural y mental de los habitantes para olvidarse de que tienen otros derechos, adquiridos desde que verdaderos patriotas que hicieron historia asistían a las “sesiones”.

Es hora de que flamee nuestra celeste y blanca, acompañada de un Himno que ya casi nadie entona.