“Maze Runner: Prueba de fuego”

La Cruel realidad

La Cruel realidad

Newt (Thomas Brodie-Sangster), Thomas (Dylan O'Brien), Minho (Ki Hong Lee), Teresa (Kaya Scodelario), Sartén (Dexter Darden) y Jack (Bryce Romero) tratando de escapar del supuesto refugio.

Foto: Gentileza Twentieth Century Fox

 

Ignacio Andrés Amarillo

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La literatura juvenil parece ser la encargada de resucitar a la vieja y cansada ciencia ficción, retomándola allí donde quedó, en su etapa tardía y distópica; en tiempos en que la fantasía parece dominarlo todo (teniendo en cuenta que J.R.R. Tolkien es una divinidad y que George R.R. Martin y J.K. Rowling parecen ser los escritores más importantes del mundo). Pero la vieja fantasciencia insiste: Suzanne Collins con “Los Juegos del Hambre”, Veronica Roth con “Divergente” y James Dashner con “Maze Runner” plantaron batalla, y el cine no resistió la tentación de llevar esos textos a la pantalla. Tienen un público asegurado y permiten poner en pantalla a héroes de ambos sexos jóvenes y bonitos (textual de un espectador: “Lo que me deprime de estas películas es que me hacen sentir muy feo”).

La crítica que se le puede hacer a “Maze Runner” es que sacrifica a la heroína fuerte por un modelo “muchachero”, con una damisela que les sigue el tranco. Pero eso porque arrancamos con un Laberinto “de vagos”: ya veremos que los hay de proporción inversa (Aris fue el único varón en el suyo). Y en esta entrega aparecerá otro femenino fuerte, que viene a despuntar como una tercera en discordia; aunque la faz romántica está menos explotada que en las antedichas sagas.

Seguir corriendo

Eso pasa en buena medida porque no hay tiempo: aun fuera del Laberinto, Thomas y los “larchos” (shanks), deberán seguir corriendo para salvar el cuero. La historia arranca donde terminó la primera parte, con los sobrevivientes del Laberinto siendo “rescatados” por un equipo liderado por un tal Janson, a quien nadie le saldría de garante en un crédito inmobiliario. Los llevan a un refugio intermedio, antes de tener un “hogar”, pero de la mano de Aris (el chico raro del lugar, si eso fuese posible), Thomas descubre que la cosa no es tan como dicen.

La opción es huir al Desierto (el Scorch del título original) para buscar al Brazo Derecho, una especie de resistencia contra la organización Cruel (sigla de Catástrofe y Ruina Universal: Experimento Letal; WCKD o Wicked, en el original). Ahí salen a un mundo a medias entre “Mad Max” y “The Walking Dead”, ya que la Llamarada, la enfermedad cuya cura busca Cruel convierte a la gente en zombies (cranks, en la jerga de la saga). Entonces, habrá que “correr o morir” en serio: ya no para ser una rata de laboratorio en un Laberinto, sino para zafar de instante en instante de monstruos, cataclismos y burócratas.

Ahí es donde la película gana mucho: Wes Ball logra imponer sin abrumar una dinámica de persecución-captura-escape-persecución; a diferencia de la primera cinta, donde había que dejar establecidas muchas cosas, acá hay más lugar para la acción pura, o en todo caso, la información puede incorporarse mientras uno corre o se esconde.

La paleta de recursos visuales también se amplía: desde la intensidad de los primeros planos a las ciudades derruidas a lo “Divergente”; de la lograda secuencia en el edificio caído, casi de cine catástrofe, y las escenas de desierto (incluyendo alguna toma cenital a lo “Game of Thrones”) a las batallas campales.

Nuevos y conocidos

Y ya que nombramos a “Game of Thrones”, quizás la mejor incorporación al elenco sea la de Aidan Gillen como Janson, cuya consigna tal vez haya sido limitarse al repertorio de tics del Petyr Baelish de la exitosa serie: le basta con su acento, con ladear la cabeza y fruncir la boca en una sonrisa taimada, algo de costado, para ser un villano eficientísimo. De paso, junto con Thomas Brodie-Sangster (Newt, uno de los “aplastados” por el protagonismo de Thomas) y Nathalie Emmanuel (Harriet) suman tres los salidos de la franquicia de HBO.

Dylan O'Brien como Thomas consigue llevar el peso del relato, mientras que la Teresa de Kaya Scodelario se agúa un poco (y encima le toca hacer cosas impopulares). Del otro lado, aparece Rosa Salazar (que tuvo una aparición en “Insurgente”) como Brenda, la pandillera que ayuda a los Inmunes: su estampa funciona, pero (ya que estamos) nos quedamos con las ganas de ver a una Maisie Williams en el papel. Del resto, algo aquí y allá de veteranos como Giancarlo Esposito, Barry Pepper, Lili Collins, Alan Tudyk y el juvenil Ki Hong Lee (Minho). Patricia Clarkson regresa poquito como Ava Page, pero seguramente tendrá sus mejores momentos en la tercera entrega, cuando sobrevenga la batalla final.

buena

“Maze Runner: Prueba de fuego”

  • “Maze Runner: The Scorch Trials” (Estados Unidos, 2015). Dirección: Wes Ball. Guión: T.S. Nowlin, sobre novela de James Dashner. Fotografía: Gyula Pados. Edición: Dan Zimmerman. Diseño de producción: Daniel T. Dorrance. Música: John Paesano. Elenco: Dylan O'Brien, Ki Hong Lee, Kaya Scodelario, Thomas Brodie-Sangster, Dexter Darden, Alexander Flores, Jacob Lofland, Rosa Salazar, Giancarlo Esposito Giancarlo Esposito, Patricia Clarkson, Aidan Gillen, Lili Taylor, Barry Pepper, Alan Tudyk. Duración: 131 minutos. Apta para mayores de 13 años. Se exhibe en Cinemark.