“Chupete” Marini y un recuerdo inolvidable...

“Cuando hice ese gol, no sabía hacia dónde correr”

Mañana, justamente, se cumplen 23 años del clásico que Colón ganó 2 a 1 en el 15 de Abril, con un gol suyo y otro de Cincunegui. Fue el 4 de octubre de 1992.

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El momento más alegre

“Chupete” festeja en el vestuario sabalero, muy cerquita del ex presidente José Vignatti. Su gol en Tucumán había sido clave para esperar confiado la gran final con los tucumanos y el ascenso en 1995. Foto: Archivo El Litoral

Brian Borra

Florencia Ruiz

Luciano Aguilera

“¿Qué me acuerdo de mis inicios en Colón?, que practicábamos en la cancha Verdirame, la anterior auxiliar, que era todo piedra y vidrio... Y los técnicos de inferiores, como Olivera, Totono Franco, Rodríguez...”. Adrián Marini, “Chupete”, es un ícono en la historia futbolera de Colón y uno de aquellos pibes que a fuerza de calidad, habilidad y goles, se fue ganando rápidamente un lugar en la admiración y la esperanza de la hinchada sabalera.

—¿Te acordás de aquel debut?

—Hubo un tiempo en que venían muchos jugadores de afuera, el equipo no llegaba a nada, jugaba mal y no ganaba. A partir de ahí, hubo una reestructuración. El presidente era Busaniche y ahí entramos el Tato Enrique, Ferrer, yo, el Negro Ortiz, Carlitos Correa y varios más. Reynaldo Volken era el técnico y me llevó a Buenos Aires a jugar contra Tigre. Tenía 17 años y entré en el segundo tiempo con Rolando Barrera.

—¿Qué hiciste con el primer dinero que ganaste?

—La plata de los primeros contratos me la manejaba mi viejo. Lo primero que tuve fue una moto. Fue con Vignatti de presidente. Cuando se enteró, me dijo: “No, moto no”.

—¿Y tu primer clásico?

—Fue en la cancha de Unión y lo ganamos 2 a 1. Cincunegui y yo hicimos los goles. El mío fue de cabeza en el arco de la tribuna de las bombas. Lo grité como loco, no sabía para qué lado correr. Yo siempre fui hincha de Colón, así que fue muy especial para mí y me di cuenta de que para la gente también. Fue una locura ese partido. Hacer un gol y treparte en el alambrado con tu hinchada, era algo hermoso.

—Y en el mejor momento, el accidente...

—Bajando del puente carretero había un bache, se me reventó la rueda delantera derecha, me fui para el costado y golpeé contra un árbol. Me quebré dos dedos del pie, tuve un golpe en la rodilla y un golpe en la cabeza con pérdida de conocimiento. Me atendió el Lalo Vega, el Tano Porta y Calvo, habían muchos médicos que estaban al lado mío. Me llamaron de todas partes, gente del Gobierno, el Obispo Storni...

—¿Lo de Tucumán fue una revancha de aquello de Córdoba contra Banfield?

—Cuando íbamos a la cancha de San Martín y cruzábamos por la plaza principal, era todo humo de parrillas, la gente haciendo choripán y alentándonos. Fue el día que hice el gol y ganamos. Quería ir a la tribuna a gritarlo con la gente. Lo de Córdoba fue desgarrador, se me partía el corazón por la gente, miraba el llanto y el desconsuelo y no lo podía creer. Yo no paraba de llorar y de pedir perdón.

—¿Te costó irte de Colón?

—No me quería ir. Quilmes me había pedido y como yo no estaba jugando, decidí que en Quilmes iba a tener la continuidad que necesitaba. Me retiré en el 2003, estaba jugando en San Martín de San Juan. Cuando vi por tele lo que estaba sucediendo en Santa Fe, con la inundación, y vi el cartel de la calle donde mi vieja vivía y estaba todo bajo agua, esa misma noche busqué un colectivo y me volví. Perdimos todo, tuvimos que empezar nuevamente de cero y perdí muchísimas cosas de recuerdos de lo deportivo que nunca pudimos recuperar.

—¿Podrías comparar tu época con la actual?

—Hoy en día se gana y se derrocha mucha plata, y hay que hacerle entender al jugador que no todo pasa por ahí. Hay que instruir a los chicos sobre cómo manejarse en la vida. Mi sueño deportivo es dirigir a Colón. Hice de todo desde el momento en que dejé el fútbol, pero de alguna manera siempre estuve ligado. Me fui del club porque quería estar un poco más arriba. Espero que alguna vez pueda concretar mi sueño.

—¿Y el domingo...?

—El hincha de Colón es muy especial, da todo, tiene devoción por la camiseta. Tenemos que tener allá arriba los colores y ojalá los jugadores entiendan lo que significa este partido para el hincha.

 
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El momento más triste

Era el jugador que más prometía de las inferiores y había sido figura en ese torneo, jugando al lado de Adolfino Cañete. “Chupete” llora la tarde de los penales en el Chateau. Foto: Alejandro Villar