Mesa de café

En los trechos finales

Por Remo Erdosain

—Me tienen harto con las elecciones -exclama Abel fastidiado-; todo el año votando; llega un momento en que hasta el más democrático termina cansado con la democracia.

—A vos, me parece -dice José que termina de leer el diario- que lo que te tiene harto es la certeza de que van a perder y van a perder a lo perro.

—¿Vos estás tan seguro de que van a ganar? -pregunto.

—Absolutamente seguro, ganamos y de orejita parada, ganamos en la primera vuelta y si por casualidad hubiera balotaje, le ganamos también en la segunda.

—A esta altura del partido -dice Marcial- no sé si no deseo que ganen ustedes.

—¿Vos estás chiflado? -exclama Abel.

—Más que chiflado -responde de Marcial- de lo que estoy es atacado de sensatez. ¿Vos te pusiste a pensar lo que significa agarrar ese fierro caliente que va a ser el gobierno que nos van a dejar estos irresponsables? No, viejo. A mí no me joden más; que se hagan cargo ellos del quilombo que arman, ya estoy cansado de que se vayan del gobierno dejando una parva de mechas encendidas que nos estallan a nosotros.

—Esas son fantasías de ustedes -exclama José- lo que pasa es que la diferencia que hay entre ustedes y nosotros, una de las tantas diferencias, es que nosotros sabemos gobernar como no lo saben hacer ustedes; a nosotros no nos estalla la economía en las manos y siempre nos arreglamos para continuar sin necesidad de ajustes, o de represiones, como les gusta hacer a ustedes.

—No es tan así como lo pintás -le digo-; ustedes no son precisamente los grandes defensores del pueblo pobre, además, los ajustes más grandes de la historia económica Argentina los hicieron ustedes; el primero, en la época de Isabel con el famosos “rodrigazo”, y el segundo, en tiempos de Duhalde... así que no se hagan los piolas... porque además, en tiempos del General, yo no me olvido de mi tía quejándose porque el gobierno maravilloso del pueblo la obligaba ir de luto y a comer pan negro.

—A todo esto -le dice Abel a José- te recuerdo que tampoco son lerdos o quedados para reprimir; en tiempos de Isabel fundaron el terrorismo de Estado con las Tres A, y en tiempo de Duhalde, si mal no recuerdo, su mejor policía del mundo se cargó a Kostecki y Santillán.

—Nosotros -responde José- nos equivocamos y acertamos porque estamos metidos de lleno en el barro de la historia.

—¿Dónde leíste eso? -pregunta Marcial.

—No importa dónde lo leí, lo que importa es que es así. Nosotros hacemos, nos arremangamos y mal que bien sacamos al país adelante; no nos deprimimos como ustedes, ni nos ponemos a llorar por la tristeza del mundo... o sea... que aunque no les guste, el peronismo sigue siendo el representante más genuino de las clases populares.

—Yo no sé tú caso -digo- pero lo que veo es que hay mucha gente que se mete en el peronismo más que para expresar sus generosos sentimientos de solidaridad con el prójimo, con la expectativa de hacerse millonarios. Scioli me parece un ejemplo típico.

—Scioli, seguro -agrega Marcial- pero, además, yo agregaría los nombres de Jaime, Boudou y toda esa sarta de tipos y tipejos que encuentran en el peronismo y no en otro lado, la posibilidad de hacerse millonarios en nombre del pueblo.

—No creo -se defiende José- que los seguidores de Macri tengan autoridad moral para hacernos a nosotros ese reproche. Y a las pruebas me remito. Apenas escarbamos un poco en el partido que se presenta impoluto, virgen, puro... saltan los Niembro y detrás de los Niembro una caterva de arribistas y aventureros sacados de la resaca de los partidos tradicionales.

—La gestión de Macri en la ciudad de Buenos Aires desmiente lo que decís -responde Abel- además compará el gobierno de Macri con el gobierno de Scioli y verás que son el día y la noche.

—Es que ustedes hablan mucho de gestión -dice Marcial- pero en realidad lo que hacen es marketing, Scioli es un gran marketinero, pero no sé si eso le alcanzará para ser presidente de los argentinos.

—No hablen al cuete -advierte José- porque van a tener una sorpresa que ni se imaginan.

—¿Vos creés en serio en las virtudes de estadista de Scioli? -pregunto.

—Claro que creo. En primer lugar, estamos ante un político que hace más de veinte años que está metido de lleno en la política: fue legislador, gobernador, vicepresidente, o sea que no es ningún improvisado, porque el que puede gobernar una provincia como la de Buenos Aires, muy bien puede gobernar el país.

—Lo que decís vale, si se admite que Scioli hizo un buen gobierno en provincia de Buenos Aires, algo que yo pongo bastante en dudas

—El problema -dice Abel- es que Scioli quiere ser presidente. Y si esto es así, lo que pregunto es lo siguiente: si va a gobernar él o va a gobernar Zannini o la Señora; el problema de fondo es que, como lo indica la experiencia argentina, un presidente que no está en condiciones de liderar a su propio partido, muy mal puede pretender liderar la nación.

—No lo subestimen a Scioli, no lo subestimen.

—Los primeros que lo subestiman son ustedes -digo- nadie lo ninguneó a tu Scioli como lo hizo Ella cuántas veces se le ocurrió, o como hacen los angelitos de la Cámpora. ¿O qué quieren decir cuando hablan que el candidato es el proyecto?

—Y según vos, ¿qué es lo que quieren decir? -pregunta José.

—Elemental Watson, elemental, el hombre está pintado, la gobernabilidad la va a asegurar cualquiera, menos él. Por último, te digo: Zannini va a ser el primer vicepresidente de la historia criolla con poder real, y todo está armado para que a Scioli le vaya mal y la Señora regrese dentro de cuatro años o, ¿por qué no? antes.

—Por ahora -dice José mientras le hace señas a Quito para que traiga otro cortado-, nuestra preocupación es ganar las elecciones, después veremos los problemas que se nos presentan y ver cómo los vamos a resolver.

—¿Y qué me cuentan de la elección en Santa Fe? -pregunta Marcial.

—Tal como se presentan los hechos, el compañero Omar Perotti será el senador con más votos y el futuro gobernador peronista de la provincia.

—De sueños también se vive -digo.

—¿Y después? -pregunta Abel.

—Después, ¿qué?

—Primero Perotti, y después quién le sigue.

—Yo creo que Reutemann sale segundo -responde José- pero habrá que ver por qué dicen que Romagnoli está creciendo.

—En Rosario, estará creciendo -dice Abel- porque en la provincia no lo conoce nadie.

—Y si Romagnoli no sale segundo, ¿quién es el que lo desplaza?

—Yo creo que el que va a crecer más es Binner -responde.

—¿Con la tijerita y la cortina musical estilo bailanta? -pregunta Marcial.

—Con la tijerita seguro, pero además crecerá porque los santafesinos lo recuerdan como un hombre justo y honrado.

—No estés tan seguro.

—¿De qué no es justo y honrado?

—No, de que vaya a sacar muchos votos. Históricamente, los votantes que cortan boletas son pocos, lo que quiere decir es que con esos votos es muy difícil ser elegido senador. Además, como le gustaba decir a un viejo político amigo de mi tío: el pueblo tiene poca memoria y nunca agradece nada.

—No comparto -concluye Abel.

MESADECAFE.tif