Una atracción cuestionable

Un café entre animales exóticos, la última moda en Tailandia

  • A la hora de abrir un local, todo parece valer en algunas partes del mundo. Tal es el caso de este negocio en Nonthaburi en el que puede disfrutarse de una taza de café rodeado de zorros, suricatas o mapaches.
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Por más ternura que generen, no deja de ser condenable que animales de este tipo sean parte del marketing de locales comerciales. En la foto, dos pequeños zorros fennec duermen en un rincón, en la cafetería “Little Zoo Cafe”, en Tailandia. Foto: Agencia EFE

 

Agencia EFE

Una cafetería se ha convertido en la atracción de moda en Nonthaburi, con un peculiar reclamo: tomar un café entre animales exóticos de distintos sitios de África y Asia.

Zorros fennec, suricatas, mapaches o zorros rojos son algunos de los ejemplares que los clientes se encuentran en “Little Zoo Cafe”, ubicado en una tranquila zona universitaria de la ciudad.

“Existen diversas cafeterías con gatos y perros pero ninguna con animales como estos. Mi intención es darles a conocer y enseñar a la gente cómo se debe cuidar y respetar a estos mamíferos”, explica Wachiraporn Arampibulphol, propietaria del local.

Dos niñas miran curiosas cómo un pequeño zorro fennec juega con una bola de mimbre que le acaban de lanzar, mientras los padres observan divertidos la escena tomando unos cafés con un postre de chocolate en una mesa al otro lado de una mampara de cristal.

El local, que abrió apenas hace un mes, se ha convertido en todo un acontecimiento no sólo para los vecinos de Nonthaburi, sino que muchos tailandeses se trasladan a la localidad para poder pasar un rato con esos singulares animales.

“Desde que abrí el café, recibimos una media de cien personas al día y no damos abasto con las peticiones que nos llegan a las cuentas de redes sociales”, comenta la propietaria entusiasmada.

La empresaria es también la dueña de todos los inusuales animales y afirma que lleva adquiriendo estos mamíferos desde hace más de siete años y que actualmente cuenta con unos sesenta, entre su vivienda y el local.

“Todos vivían conmigo en casa, hasta que decidí abrir este establecimiento. Antes de mostrarles al público han de pasar un periodo de adaptación que varía entre seis y diez meses. Son mi familia, no les expondría a ningún peligro”, aclara mientras sostiene entre sus brazos a una marmota a la que llama cariñosamente “Fatty”.

Restricciones

Pero el café tiene sus restricciones: antes de entrar hay que lavarse las manos y descalzarse, además de estar siempre bajo la vigilancia de uno de los seis trabajadores del centro, que informan las directrices para no alterar a los mamíferos.

“No podemos tomarlos en brazos y sólo les tocamos cuando ellos se acercan a nosotros y con mucho cuidado, sin molestarles”, cuenta una clienta.

En la segunda planta hay varias mesas bajas donde la gente se sienta en el suelo a tomar su consumición mientras un sigiloso y rápido zorro rojo se pasea con soltura entre ellos.

En la misma sala, separada por una cristalera, hay una estancia con unos columpios y un tobogán donde dos mapaches de gran tamaño se mueven a sus anchas.

Aunque estas “mascotas” fueron importadas de forma legal, Wachiraporn no quiere dar lugar a dudas y tiene colocado en la pared un certificado que así lo sostiene.

De todas formas, este tipo de emprendimientos son cuestionados por muchas personas, ya que este tipo de animales debería permanecer en su hábitat natural y no en locales comerciales.