Sobre la poesía (artículo final)

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Leopoldo Lugones (1874 - 1938) poeta, ensayista, periodista y político argentino, autor de “El nido ausente”. Foto: ARCHIVO

 

Por Enrique José Milani

En notas anteriores nos hemos referido a qué debemos tener en cuenta para versificar o componer versos, atendiendo al número de sílabas, al acento rítmico y a la rima. Para completar todo lo atinente a la versificación, abordaremos ahora el tema de las estrofas y estancias, porque, por lo general, una composición poética se divide en grupos de igual número y especie de versos que se combinan del mismo modo. Cada uno de estos grupos análogos se llama estrofa y son de cierta extensión. Hablaremos de las estrofas cuyos versos son todos de un mismo metro. Las estrofas se representan, por lo general, con fórmulas literales en las que el número de letras equivale al de los versos. Las consonancias se representan con letras iguales. Por ejemplo, una estrofa de cuatro versos y en los que hay dos consonancias (versos 1º y 4º (AA), y entre el 2º y el 3º (BB), resultaría la fórmula Abba: “Sólo ha quedado en la rama(A)/ un poco de paja mustia(B)/ y en la arboleda la angustia(B)/ de un pájaro fiel que llama(A)”. Si fuera Abbc, indica que consuenan el 2º y 3º, mientras que el 1º y 4º quedan libres.

Veamos el tipo y nombre de las estrofas: pareados o dísticos (2 versos), terceto (3), cuarteto (4), quinteto (5 versos de arte mayor), quintilla (5 versos de arte menor), sextina y sextilla (6 de arte mayor y 6 de arte menor, respectivamente), octava real (8), octava italiana (8), octavilla (8 de arte menor), décima o espinela (10), soneto (14 divididos en 2 cuartetos y 2 tercetos): el metro preferido es el endecasílabo. Si se emplea el octosílabo, sonetillo. Romance (octosílabos); romance heroico: endecasílabos y heptasílabos. Romancillo (versos con menos de ocho sílabas).

Hay estrofas que mezclan versos de distinto metro: lira (endecasílabos y heptasílabos), silva (endecasílabos y heptasílabos consonantes entre sí). Silva: se trata de una mezcla, a voluntad del autor, de endecasílabos y heptasílabos consonantes entre sí. Algunos suelen quedar libres. Las estrofas no se imitan entre sí ni en el número de versos ni en el de la rima. La estrofa sáfica (ABCd) consta de tres endecasílabos y un pentasílabo, sin rima. Seguidilla: son siete versos: 1º, 3º y 6º heptasílabos, sin rima; los demás pentasílabos asonantados de dos en dos. La “seguidilla gitana” consta de cuatro versos solamente: “Pimpollo de canela / lirio en capullo, / duérmete, vida mía, / mientras te arrullo”. Copla de pie quebrado: estrofas breves en que alternan versos de 4 ó 5 sílabas, que son como parte de otros más largos: “En mar sin playa onda sonante / en el vacío cometa errante, / largo lamento / del ronco viento / ansia perpetua de algo mejor,/ eso soy yo” (Gustavo Adolfo Bécquer). Hay muchas otras combinaciones modernas. Sería imposible, dado el límite asignado al artículo periodístico, enumerar todas las estrofas nacidas en la poesía moderna. Con lo presentado hasta aquí, tenemos una visión global de cómo se articulan las estrofas. Cerramos con el ejemplo de un quinteto titulado “Mi padre” de Ataliva Herrera: “Era mi padre, como el pan casero, / bueno y afable, sin doblez, querido; / y repartía, antiguo caballero, / la mitad de su capa al pordiosero, / la otra mitad para el amado nido.”

Las estrofas se representan, por lo general, con fórmulas literales en las que el número de letras equivale al de los versos.