Renzo y Lucía, dos novios famosos
Por Nydia Mondino de Forni
Se trata de los protagonistas de la novela más importante del escritor italiano Alejandro Manzoni (1785-1873) titulada “Los novios” (“I promessi sposi”). Seguramente para los jóvenes italianos que han sido obligados a leerla en las escuelas, pueda ser considerada aburrida y hasta a veces, enigmática. Lo cierto es que, aun reconociendo que tiene descripciones demasiado largas, el libro es apasionante. Digno de volver a leerse con los años.
La historia transcurre en la Lombardía a principio del siglo XVII, durante el tiempo nefasto de la dominación española. El señor del lugar, Don Rodrigo, obliga a Don Abondio, cura de un pequeño pueblo, a no celebrar el matrimonio de Renzo y Lucía, quienes tienen que abandonar la aldea. Por su parte Lucía y su madre, ayudadas por Fray Cristóforo, se refugian en el convento de Monza, mientras Renzo marcha a Milán para obtener apoyo que le permita ganar su causa. Don Rodrigo hace que a Lucía, con la complicidad de una monja, la rapte un poderoso señor llamado el Innominado que, al ver a la joven tan injustamente atormentada, coincidiendo con la llegada del cardenal Borromeo, provoca en él una profunda crisis de conciencia y en lugar de entregarla a las manos de Don Rodrigo, la libera. En tanto, Renzo ha llegado a Milán, en tiempos dificilísimos. Lombardía está asolada por la guerra y la peste. Luego de huir a Bergamo regresa a Milán para encontrarse con su novia y la encuentra al lado de Fray Cristóforo cuidando en un dispensario a los enfermos, entre los que se encuentra, ya moribundo, Don Rodrigo. Erradicada la peste, Renzo y Lucía, logran al fin casarse.
Es de destacar la conmocionante y extraordinaria descripción de la peste milanesa de 1630. Con el tiempo se descubrió que muchos personajes habían sido verdaderos, como la monja de Monza, el Innominado, el cardenal Borromeo y otros.
Manzoni la escribe a los 20 años y aparece por primera vez como “Fermo y Lucía”. Coincidentemente, en el momento en que la escribía, Italia estaba dividida y la Lombardía dominada, ahora, por los austríacos. Eran los años del Resurgimiento que terminó con la unificación de Italia. Época de luchas que llevan al espíritu exaltado y patriótico de Manzoni, a inmiscuirse en ellas. Como en la famosa revuelta que protagonizó Milán contra este nuevo dominio.
Con la historia contada por el escritor, los lombardos se sentían identificados. Esto explica el éxito del libro, más, no obstante ello, Manzoni quiso mejorar la lengua para hacerla más comprensible. Para ello, se inspiró en el italiano que se hablaba en Florencia. Evidentemente para él, el problema de la lengua fue la experiencia más dramáticamente vivida de su larga existencia “para desventura, la situación de Italia, dividida en pedazos, la dejadez y la ignorancia casi general, han establecido tal separación entre lengua escrita y lengua hablada, que ésta casi puede definirse como lengua muerta, lo cual resulta más grave por la razón que quita posibilidades de “instruir a la gente” (...). Sea lícito esperar que la unidad del idioma en Italia pueda ser una utopía similar a aquella que fue la unidad de Italia.
Con los años y en futuras revisiones lo guió el criterio de eliminar ante todo esas expresiones que, aun cuando habían sido aceptadas por la tradición literaria, no tenían su correspondiente en el uso del florentino hablado. Viajó a Florencia para conocerlo mejor, expresando que iba “a enjuagar la ropa al Arno”. Sus ideas quedaron expresadas en la memoria titulada “De la unidad del idioma y de los medios para difundirla”. La escribió a los ochenta años.
La historia apasionó también a los extranjeros y fue tomada luego por el cine, teatro, televisión... y la música. Al respecto, el músico italiano Amílcar Ponchielli compuso la ópera titulada “Los novios”, estructurada en cuatro actos, sobre un libreto de varios autores, entre los que interviene el propio compositor. Reelaborado varias veces, la última y definitiva revisión fue confiada el escritor italiano Emilio Praga. Se reconoce que no fue del todo fiel a la novela pues faltan episodios importantes, e incluso personajes clave como Don Abondio y su sierva Perpetua. Se destacan los coros de caballeros, campesinos, el séquito del Cardenal y el pueblo.
El libro de Alejandro Manzoni “I promessi sposi” es el primer exponente de la novela italiana moderna y junto a la “Divina Comedia” de Dante Alighieri, es considerada la obra literaria más estudiada en las escuelas italianas. Su influencia fue enorme para posteriores escritores, también para aquellos que la juzgaron aburrida.
Con la historia contada por el escritor, los lombardos se sentían identificados. Esto explica el éxito del libro, más, no obstante ello, Manzoni quiso mejorar la lengua para hacerla más comprensible.