El arte de (no) lavar el auto

El arte de (no) lavar el auto

Hay gente meticulosa que lava periódicamente los autos; y no me refiero a taxistas o remiseros. Gente prolija, algunos levemente obsesivos (toc, toc) que no soporta tener el auto sucio. Y hay otros que creen que dios, pan o alguien superior le tira la lluvia justo después de lavar el auto. Lo que mata, siempre, es la humedad.

TEXTOS. NÉSTOR FENOGLIO ([email protected]). DIBUJO. LUIS DLUGOSZEWSKI ([email protected]).

 

Hay una no formulada ley de Murphy que establece, sin excepciones, que cuando uno lava el auto, enseguida llueve y se ensucia nuevamente. Es gente perseguida, también egocéntrica: mirá que teniendo tantas cosas de qué ocuparse en el universo entero, el Hacedor o Deshacedor te va a mandar justo a vos una lluvia rencorosa que te ensucie el auto que recién lavaste. A ver hermano, o hermana: un poco más de modestia, que apenas sos un grano de arena en la creación entera. Y tu auto, también. (Te lo dije).

Hecha esa salvedad, hay que admitir también que hay una relación enfermiza entre el lavado del auto y el clima en general y la lluvia en particular. Hay gente que semblantea el cielo o consulta el pronóstico extendido, distendido, restringido y todos los idos contenidos en ese sentido para decidir luego si lava o no el auto.

Y no tiene que ver esta cuestión con la forma o con quién lava: puede ser un lavadero de autos si sos de los que delegan; o vos mismo si estás convencido de que nadie lo hará mejor que. Ya sea que decidas llevar el coche al lavadero o lavarlo vos mismo, igual esos actos están precedidos por la casera o profesional auscultación climática. A esa enfermedad se le llama climaterio. Lo digo así, sin la menor pausa...

Los chaparrones súbitos no sólo ensucian el auto recién lavado, sino que dejan charcos intra e interbaches que salpican y terminan de arruinar el auto entero. Como contrapartida, y no tienen por qué mirarme a mí específicamente, hay gente que espera esos chaparrones como la única forma posible de lavado natural del coche. No lo lavan nunca. Y entonces la lluvia le saca un poco de suciedad acumulada.

Yo voy a poner el ejemplo de Susi. Ella comunica públicamente lo siguiente: la lluvia estaba esperando que termine de lavar el auto. Osvaldo se queja: llueve, acabo la lavar el auto y la punmamarcaquelotiró. Susi es educada; Osvaldo es puteador. A ambos la democrática lluvia les ensucia su selecto lavado.

Por cierto, también hay gente que lava sus autos sin importarle el clima o desoyendo el pronóstico de lluvia inminente. Son gente organizada para quienes la limpieza del auto exterior e interior no se negocia. Hay tipos que lavan los domingos, por ejemplo; otros que llevan su coche al lavadero en días fijas, el jueves o viernes, por ejemplo, para que esté limpio para el fin de semana.

Otros, en cambio, no sólo lo lavan cuanto creen estar seguro de que no hay lluvias inmediatas, sino que también espían el extendido. El estado ideal de esos lavadores ocasionales y advenedizos es el de cuatro o cinco días por delante sin anuncio de lluvias o tormentas. Oteando a todas estas categorías, están los lavaderos: si hay lluvias a la vista, los tipos no trabajan; si hay unos cuantos días soleados en fila, trabajan más. Si justo embocamos un período llovedor, como ahora, pues, hay muchos que no lavan un soto (soto puse: lee bien; sinónimo callejero de “nada”).

A mí me gusta tener el auto limpio, pero estoy muy lejos de ser un obsesivo. Y si llueve, llueve. Pero sé de personas para quienes esas gotas apátridas son como puñaladas, como granizo en el techo impoluto (sí, esos tipos son muy impolutos) de su auto. Y tienen casi como una extensión de su mano una franela lista para salir a lavar literalmente el mancillado honor de la chapa de su coche. Con gusto se arrojarían encima para que esas gotas no toquen el techo.

Pero los autos, como las casas y las personas y todo, se ensucian, estén o no de acuerdo con la situación. Les aviso a los lavadores profesionales de autos y a los relacionadores de esta actividad con la lluvia -como si fueran chamanes- que estamos en un año Niño, que descerraja lluvia a cada rato. Si no pueden no lavar, pues, laven. Y que les garúe finito.