En busca del “mesón de fierro” (3)

Moderno parque temático en el campo que recibió una gran lluvia de meteoritos

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Momento de emoción. En el acto de inauguración de la primera etapa del parque, el gobernador electo, Domingo Peppo, entrega el reconocimiento de su provincia a la Prof. Blanca Stoffel. Foto: Fernando Algaba

Por Fernando Algaba (*)

El meteorito “mesón de fierro” se convirtió en una leyenda que despertó el interés de expedicionarios durante la conquista española, luego científicos argentinos junto a norteamericanos fueron en su búsqueda en la década del 60, grupo en el que figuraban santafesinos de la ciudad de Rafaela: Blanca Stoffel, el Ing. Juan Báscolo y el Arq. Marcos Severín. Si bien no pudo ser encontrado y con relación a ello hay algunas teorías que explican lo que podría haber sucedido con respecto a esta gran pieza, todo el estudio y conocimiento desarrollados por este grupo de investigadores en relación a la lluvia meteórica de hace miles de años, las piezas encontradas y cráteres descubiertos en Campo del Cielo, ha sido invalorable, sobre todo para quienes hoy continúan realizando esas tareas.

Necesidad de legislar sobre meteoritos

Ya en 1966 el Ing. Báscolo planteaba la necesidad de legislar sobre la propiedad de los meteoritos, ya que en ese entonces el marco legal era difuso para estos objetos y a veces encontraban dificultades para realizar los trabajos, algo que recién se logró en 2007 con la ley nacional 26.306. La misma establece que “los meteoritos y demás cuerpos celestes que se encuentren o ingresen en el futuro al territorio argentino, su espacio aéreo y aguas jurisdiccionales, son bienes culturales en los términos del primer párrafo del artículo 2 de la ley 25.197 sobre Régimen del Registro del Patrimonio Cultural”. También planteó Báscolo la necesidad de hacer en Campo del Cielo un parque con atractivo turístico, algo que sucedió primero en 1990 mediante la ley provincial chaqueña 3.563 que declara de interés público y social a los meteoritos que se encuentran en el Chaco; y luego, en 1998, con la ley 4.454 que creó la reserva natural en un predio de 100 hectáreas donde se encuentra el meteorito “El Chaco”. Luego se agregaron la ley 4.358 y el decreto 1.570/04 que dieron nacimiento a la Reserva Natural Cultural Provincial “Pigüen N'Oaxá”, perteneciente a la localidad de Gancedo.

En una nota publicada en Clarín el 27 de noviembre de 2005, William Cassidy decía que Campo del Cielo debía ser declarado Patrimonio de la Humanidad, entre otros motivos por ser el único campo de cráteres multimpacto altamente oblicuo del planeta y por ser el resultado del ingreso a la atmósfera terrestre de un gran meteorito de hierro que se desintegró en fragmentos mientras caía a la superficie. Todo indicaría que, finalmente, se está yendo en el sentido indicado por el científico estadounidense.

El nacimiento de un parque científico

No fue sino en 2015 que se reconoció la labor realizada por la Comisión Científica Argentino-Norteamericana. Por iniciativa de la Asociación Chaqueña de Astronomía, conjuntamente con el Instituto de Turismo del Chaco y el gobierno chaqueño, se inauguró hace poco la primera etapa de un plan de obras que buscan revitalizar y potenciar turísticamente a la región de Campo del Cielo. Esa ocasión fue propicia para reconocer a los científicos pioneros.

El autor de estas líneas fue invitado por José Ignacio Saife, presidente del Instituto de Turismo de la provincia del Chaco, en nombre del gobernador saliente Jorge Capitanich, para asistir a la inauguración del Parque Científico y Educativo Campo del Cielo, que en su primera etapa contempla un centro de interpretación y un sendero científico.

El parque está destinado al fenómeno meteórico y el estudio espacial, siendo uno de los 74 proyectos del plan estratégico de turismo del Chaco, nominado “Plan Chaco Explora 2015”. A ese efecto se elaboró un Plan Director que incluye programas y proyectos orientados a la puesta en valor del parque, con un horizonte temporal de diez años y una inversión aproximada de 10 millones de dólares. El primer paso fue la inauguración de la primera etapa.

La oportunidad de viajar a Campo del Cielo surgió de un contacto establecido hace unos cuatro años con el presidente de la Asociación Chaqueña de Astronomía, Mario Vesconi, quien participó de las últimas campañas que realizó al sitio William Cassidy.

En aquel momento había publicado una nota en el diario “La Opinión” sobre meteoritos en Rafaela, haciendo referencia a la importancia que tenía este tema para los santafesinos, habida cuenta de que en la década del 60 el ya mencionado grupo de rafaelinos había participado en las primeras campañas del Dr. Cassidy en busca del “mesón de fierro”, un meteorito de grandes dimensiones que se transformó en leyenda porque luego de haber sido encontrado y referido por exploradores españoles en los primeros tiempos de la conquista, nunca más pudo hallarse pese al exhaustivo relevamiento topográfico del campo de meteoritos.

Al fin, el reconocimiento

La intención del evento fue también reconocer la labor de aquellos rafaelinos por haber creado un conocimiento científico que aumentó el saber en la temática y que se ha utilizado para interpretar este parque. Por esa razón surgió la idea de que algunos senderos que se dirigen a los cráteres descubiertos tengan sus nombres, y al mismo tiempo se propuso realizar un reconocimiento público a cada uno de ellos. Todo eso ocurrió en la mañana del domingo 6 de diciembre de 2015, en un acto que contó con la presencia de autoridades gubernamentales, comunidades de pueblos originarios, pobladores de Gancedo y público en general. Los reconocimientos fueron para Blanca Stoffel, y familiares del Ing. Juan Báscolo y del Arq. Marcos Severín, además del legendario William Cassidy, la geóloga argentina Luisa Villar y familiares del profesor Argentino Romaña, entre otros.

Fui testigo presencial de ese evento, gracias a la recomendación de Mario Vesconi, presidente de la Asociación Chaqueña de Astronomía. He sentido orgullo por las distinciones que recibieron los pioneros rafaelinos y quedé sorprendido por la calidad de las obras inauguradas en Campo del Cielo, como el centro interpretativo y los senderos diseñados para visitar los cráteres históricos de la lluvia meteórica; de los cuales tres llevarán los nombres de los protagonistas de esta historia.

El compromiso, trabajo y esfuerzo puesto en todas estas obras hace que Campo del Cielo merezca ser conocido por nuestros compatriotas y el mundo entero; máxime, cuando debajo de los cráteres, en ese terreno único, hay todavía miles de piezas meteóricas por descubrir. Un lugar realmente atrayente y misterioso para seguir develando.

(*) Lic. en Ciencia Política

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