Se activaron mediante GPS
Se activaron mediante GPS
Volvieron a funcionar el reloj y el campanario de la Basílica del Carmen

Sutil intervención. La máquina fue construida a finales del 1800. Las pésimas condiciones de higiene en la torre y la falta de mantenimiento afectaron su funcionamiento. El antiguo sistema será restaurado para que pueda ser colocado en un museo. Foto: Guillermo Di Salvatore
Salomé Crespo
Twitter: @salomecrespok
A las 18, el silencio que el calor impone en el microcentro de la ciudad se quebró. Las palomas agitadas volaron despavoridas dejando un reguero de plumas. A la hora señalada, y para sorpresa de propios y extraños, las campanas de la Basílica del Carmen —San Martín y La Rioja— recobraron la vida, al igual que el antiguo reloj de la torre.
Tras 15 años sin funcionar, fue reemplazada la delicada máquina del reloj por un moderno Sistema de Posicionamiento Global (Global Positioning System - GPS) por lo que volvió a funcionar. A su vez, quedó conectado a las campanas que repicarán de manera coordinada.
Por iniciativa del párroco Jorge Sarsotti, la empresa Gnomon Relojes Monumentales (de Colonia Caroya, Cba.), se hizo cargo del trabajo. “La máquina ya se retiró, estamos colocando el nuevo sistema. Esta tarde a las 18 estará funcionando y haremos la entrega oficial del trabajo terminado, si Dios quiere”, dijo con el delator “cantito” cordobés, el titular de la empresa, Guillermo del Valle. Y nunca estuvo mejor usada la aclaración sobre la importancia de contar con la voluntad divina, para el trabajo.
Cerca del mediodía, los operarios que participaron de la intervención, colocaron los martillos de la máquina, luego pusieron en marcha el reloj y cargaron los datos de las misas, en el sistema del GPS, que indicó Sarsotti.
“El cronograma de misas se va a cargar para que la convocatoria a los fieles se haga de manera automática. El sistema tiene un controlador de reloj y uno litúrgico, que llama a la misa y maneja el campanario”, precisó Del Valle y continuó: “Entonces al mediodía va a disparar el Ángelus (golpes de dos campanas que tienen un diálogo. Conmemora la anunciación del Ángel a la Virgen María). Los llamados a misa también son automáticos. Dispara 33 campanadas, en cada frecuencia y hace tres llamados. Luego tiene un repique de fiesta, en el que golpean todas las campanas juntas”.
No fueron pocos los vecinos que asomaron sus cabezas por las ventanas para ver que ocurría en la iglesia. “Hay una señora que sale a mirar con cara de ‘señor pare con la campana’. Pero seguro que después se acostumbrará”, consideró el artesano cordobés. Que así sea.
¿Cómo funciona?
El sistema tiene un alto valor simbólico: fue el segundo reloj público con el que contó Santa Fe y marcó el paso del tiempo en el Cabildo de la ciudad. Posteriormente, fue ubicado en la torre de la Basílica del Carmen.
“Había dos caminos para reponer ese reloj: por un lado restaurarlo y volver a colocarlo, pero en ese caso, alguien debía ocuparse de mantenerlo y darle cuerda. Como hace tanto que está sin funcionar, se optó por el plan B. Consiste en reemplazar el viejo mecanismo por uno nuevo de posicionamiento de hora mediante GPS”, explicó Del Valle, en noviembre antes de comenzar el trabajo.
A partir del reemplazo, la máquina queda unida a un contador externo, con posicionamiento de hora por GPS. De manera tal que el reloj se mantendrá de manera automática en hora satelital, incluso si hay un corte de energía eléctrica. “Opera de la siguiente manera: un controlador eléctrico le da la orden al motor y al sistema de engranaje, que hagan un giro por minuto. A su vez, cada 20 minutos, el reloj chequea la hora mediante GPS y así se ajusta la hora. A las 12 del mediodía y de la medianoche, las dos agujas deben estar correctamente ubicadas y si no es así, se ajusta automáticamente”, precisó el “cirujano de relojes”.
Por otro lado, el campanario de la basílica se integrará al sistema para que también repique de manera automática. “Las 5 campanas que tiene son de tipo litúrgico, se van a reemplazar los martillos actuales por unos eléctricos. Van a disparar el Ángelus, o tendrán un repique para fiesta y otro para el responso de funerales”, comentó Del Valle.
El dato
El restaurador
Gnomon Relojes Monumentales es una empresa nacional, radicada en Colonia Caroya (Cba.). Especializada en la recuperación de relojes de iglesias, recupera las viejas máquinas mecánicas, automatizando las mismas o reemplazando el mecanismo que tienen por un nuevo equipo motor electromecánico con posicionamiento de hora y chequeo de la misma mediante tecnología GPS con controladores propios.

En las alturas, cerca de Dios. El trabajo fue complicado tanto por la altura de la torre (utilizaron un arnés), como por el calor que hizo en los últimos días. “No estamos acostumbrados a esta humedad”, dijo el cordobés sobre sus horas en Santa Fe. Foto: Guillermo Di Salvatore
Otros relojes en la ciudad
En su paso por Santa Fe, Guillermo del Valle se interesó por otras máquinas que están en edificios emblemáticos de la ciudad y no funcionan. Uno, es el que está ubicado en la sede del Puerto. “Nos contactamos con la administración, manifestaron interés pero no nos autorizaron a subir a revisar el estado del reloj. Tenemos mucha experiencia en ese sentido, hemos estado en la punta de la Basílica de Luján. Es un reloj muy importante y no está funcionando”, consideró Del Valle.
Otros relojes que despertaron la curiosidad del restaurador son el que está ubicado en el edificio del banco Santander Río -sobre la peatonal San Martín-, el de la joyería Worms y el del interior de la Estación Belgrano.