editorial

Consecuencias del cambio climático

  • Recientes informes indican que 2015 fue el año más cálido en el planeta desde que se tienen registros confiables.

La ciudad de Santa Fe y gran parte del centro-norte del país se parecen por estos días a un verdadero infierno. Con temperaturas máximas que oscilaron en los 40 grados y una sensación térmica que superó reiteradamente los 50, el agobio se apoderó de todos.

Las consecuencias fueron inevitables. En la Empresa Provincial de la Energía se batieron récords históricos de distribución de electricidad. Existieron problemas puntuales provocados por las elevadas temperaturas. De todos modos, es justo reconocer que en líneas generales la infraestructura montada resistió el desafío.

En los últimos ocho años, el incremento de capacidad de distribución de energía en la provincia de Santa Fe fue igual a lo que representa una ciudad del tamaño de Rosario. En enero de 2008, el récord de demanda fue de 1.661 megavatios. Este año superó los 2.320 megavatios.

Desde Aguas Santafesinas SA se insiste a la población en la necesidad de ser cuidadosos con el uso del recurso. La actual capacidad de bombeo alcanza a duras penas para cubrir la demanda de los barrios más alejados. El gobierno proyecta incrementar la capacidad instalada en el corto y mediano plazo.

Mientras tanto, durante la segunda mitad del año pasado el Pacífico ecuatorial registró un incremento cercano a los 3 grados en la temperatura del agua. Las consecuencias están a la vista: gran parte del país sufre -y continuará sufriendo hasta mediados de otoño- un fenómeno fuerte de El Niño, que viene provocando lluvias extraordinarias en el sur de Brasil, el este de Paraguay y el noreste argentino. Otras regiones del planeta sufrieron gravísimas sequías por el mismo motivo.

En estos momentos, más de 1.700 personas permanecen evacuadas en la ciudad debido a la crecida del río Paraná y sus afluentes. Las autoridades advierten que la situación podría agravarse en los próximos meses.

La Administración de Océanos y Atmósfera de los Estados Unidos (Noaa, por sus siglas en inglés) y la Nasa, acaban de confirmar esta semana que 2015 fue el año más cálido, por lo menos desde 1880. Pero eso no es todo. Además, nunca antes había habido un margen tan amplio entre récords interanuales.

La temperatura de las superficies terrestre y oceánica de la Tierra se situó 0º9 por encima de la media registrada durante el siglo XX. En 136 años, ningún mes había aumentado tanto sus temperaturas como diciembre de 2015, cuando las temperaturas medias de las superficies terrestres y oceánicas fueron 1,11 grados más elevadas que en cualquier otro diciembre del siglo pasado. El nuevo estudio insiste en que la causa principal de este récord de temperaturas es el calentamiento global.

Durante la reciente Cumbre Mundial sobre Cambio Climático realizada en París, se acordó tomar las medidas necesarias para que a fin del siglo XXI el incremento de la temperatura terrestre no alcance los 2 grados con respecto al promedio de valores preindustriales. Fue un gran paso, luego de décadas de sucesivos fracasos. Sin embargo, frente a las evidencias, cabe preguntar si con esto será suficiente.

No se trata de plantear una visión apocalíptica de los actuales acontecimientos. Sin embargo, resulta imprescindible comprender que este fenómeno, si bien es cíclico, tiene en su exacerbación insoslayables incidencias antropogénicas. Por lo tanto, los gobiernos y las sociedades deberán prepararse para adoptar las medidas necesarias en un escenario cada vez más complejo.

Tanto los gobiernos como las sociedades en su conjunto, deberán prepararse para adoptar las medidas necesarias frente a este escenario.