Pulsos de la política provincial

La política también se recalienta

 

Por Darío H. Schueri

Enero solía ser un mes tranquilo en materia política. En la Argentina, el último decenio no deparó mayores movimientos, pues hubo una sucesión de traspasos de mando dentro de una misma gestión: la del kirchner-cristinismo. En Santa Fe, desde 2007 en que debutó el FPCyS que se ha alternado a sí mismo, tampoco hubo altibajos. Pero este enero, sumado a los constantes récords termométricos, el clima político también recalienta el sistema social.

La espasmódica demostración de poder que el macrismo lleva adelante contrarreloj, antes de que en marzo comience el verdadero proceso de desgaste político (ajuste de tarifas de electricidad y gas, renegociación de salarios, necesaria baja de la presión tributaria, busca de financiamiento externo, negociación con los holdouts, reducción del ritmo de emisión monetaria) derivado del costo de un estancamiento relativo de la economía, al menos durante los primeros meses del año. Luego, el ingreso de la cosecha gruesa y los resultados del nuevo encuadre de la economía pueden ofrecer un segundo semestre más optimista. Pero en el camino, además de previsibles movidas nacionales, pueden producirse peligrosos cortocircuitos en las sensibles redes de Cambiemos y el FPCyS de Santa Fe.

Intríngulis político

Para entender lo que pueda llegar a ocurrir en el complejo entramado político santafesino, conviene repasar el tablero político que lo sostiene.

A diferencia de otros distritos (Mendoza, por ejemplo) donde el PRO se asoció con la UCR hace poco tiempo, en la provincia de Santa Fe la coalición FPCyS lleva dos décadas de existencia enfrentado a un único adversario: el peronismo.

Desde 2011, además del clásico rival, el FPCyS tiene enfrente al PRO “de Miguel Del Sel” (autoexiliado en Panamá como embajador, ¿hasta el 2017?) que fisuró al peronismo, impidiéndole primero a Omar Perotti ganar las Paso y, el año pasado, alzarse con la gobernación. No pocos dirigentes y legisladores peronistas coquetearon hasta último momento con Del Sel, en tanto que otros (como los enrolados en PyT) directamente jugaron con el PRO en las provinciales.

Hoy día el PRO santafesino forma parte de la alianza Cambiemos, que tiene como principal accionista nacional a la UCR, socia fundadora, junto al socialismo, del actual FPCyS (otrora Alianza Santafesina) que ostenta el poder desde 2007 con el socialismo como mascarón de proa.

Hasta junio del año pasado, la UCR -ya en evidente proceso de fragmentación interna- y el socialismo compitieron acérrimamente contra el PRO por la gobernación provincial que ganó el FPCyS. Durante esa competencia electoral se produjeron airadas imputaciones y sospechas de fraude contra Miguel Lifschitz por parte del PRO (dudas que el propio Del Sel abona con dolor y resignación cada vez que habla de lo que para él fue una inexplicable derrota). Y también contra la UCR, sus aliados de ahora.

El triunfo de Mauricio Macri el pasado 22 de noviembre, lejos de solucionar los problemas en Santa Fe los potenció. Para no lesionar la alianza local, el socialismo decidió apoyar en las Paso a la voluntariosa candidata nacional Margarita Stolbizer, y apelar al voto en blanco en el balotaje. Por entonces, la UCR en pleno (salvo un par de dirigentes) jugó con Mauricio Macri, obedeciendo a la Convención de Gualeguaychú. En las Paso, un sector (Universidad-M.A.R) ya había apoyado a Macri, mientras que otro (NEO, por entonces Grupo Interior) bancó a Stolbizer para la presidencia y a Binner como candidato a senador nacional.

Lo que se dice un verdadero galimatías, fruto de alianzas recientes adosadas a coaliciones históricas, que tarde o temprano hará eclosión en el FPCyS santafesino. “Si no queremos que en 2019 gane Perotti, tenemos que estar todos juntos”, pontificó el senador radical sureño del sector M.A.R Lisandro Enrico a raíz de un flamante incidente partidario que tensó las difíciles relaciones internas en la UCR.

Cortocircuito

Enrico se refería a la reciente reunión con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, de 14 intendentes radicales (de los 21 que gobiernan ciudades en la provincia) y del PRO-Cambiemos (Funes, Las Rosas, Rufino) convocados por el jefe de gobierno santafesino José Corral (uno de los interlocutores con la Nación junto al diputado provincial Federico Angelini del PRO) para la “presentación formal y conocimiento mutuo de los programas en marcha”. Así lo expresó el dirigente radical santafesino Gustavo Daverio, ahora funcionario del Ministerio del Interior para la Región Centro. Según comentaron algunos presentes, la gestión kirchnerista dejó tierra arrasada en ese ministerio, llevándose hasta los archivos de las computadoras.

El cortocircuito se generó porque el sector radical NEO, liderado por el vicegobernador Carlos Fascendini, el senador Felipe Michlig y el ministro Maximiliano Pullaro (además de los senadores Borla y Marcón), se negó a enviar a sus intendentes (aunque cuatro de ellos “saltaron el cerco” y asistieron) para no convalidar lo que consideran un apresurado liderazgo de Corral, al que le atribuyen aspiraciones de ser el candidato a gobernador de Cambiemos (¿no del FPCyS?) en 2019, lo que rompería un acuerdo previo para trabajar ante la Nación de manera unificada entre los tres sectores radicales.

“Nosotros no somos Cambiemos, apoyamos a Macri por una cuestión orgánica, pero somos el oficialismo provincial del FPCyS, definió Felipe Michlig, contrariado por la actitud de sus correligionarios del M.A.R y Universidad.

Las consignas escuchadas de los líderes de cada sector radical consultados, no son las más auspiciosas para predecir un armónico proceso de desarrollo dentro del radicalismo, que en un par de meses enfrentará su instancia de elecciones partidarias, y en las que seguramente los sectores M.A.R y Universidad se juntarán juntos para enfrentar al NEO.

Mientras tanto, en la Casa Gris observan con detenimiento no exento de cierta inquietud las escaramuzas de los socios radicales, toda vez que una escalada en las internas del radicalismo podría repercutir de manera negativa en la muy buena relación que el gobernador Miguel Lifschitz construyó con la Nación, más allá de episodios superados, como el de la triple fuga; y de algunas suspicacias mediáticas nacionales de los últimos días, como las suscitadas por la nota de Canal 13 al prófugo narco rosarino “Monchi” Machuca, que se hizo en octubre del año pasado y fue emitida esta semana.

Más recursos e inversiones

En el gobierno provincial consideran que toda gestión nacional que el radicalismo afín a Cambiemos pueda realizar por el bien de la provincia será bienvenida, pero no quieren que los recelos partidarios internos horaden la relación existente entre la provincia y las administraciones radicales, cuyas gestiones del “día a día” pasan por los despachos provinciales.

Una prueba de ello, y tal como anticipáramos en esta columna, son los quinientos millones de pesos que el gobierno invertirá en el Plan de Infraestructura Escolar 2016, que prevé nuevos edificios y grandes ampliaciones, la construcción de 50 aulas, y obras y equipamiento de 250 establecimientos durante el verano.

Es muy probable que las clases no comiencen el 29 de febrero, pues la negociación salarial, como ocurre cada año, obligará a los gremios docentes a validar posturas ante los afiliados con paros incluidos. Al cabo, seguramente se pactará de modo racional, como el año pasado, cuando Bonfatti les otorgó un 35 por ciento de aumento en las categorías más bajas; o sea, salario inicial de jornada simple, cuya remuneración promedia los 9 mil pesos.

Los climatólogos auguran un período de El Niño que en su fase más cruenta aún no llegó. La pronostican para marzo-abril.

La provincia y la intendencia de Santa Fe fueron anfitriones de la segunda reunión del gabinete de Emergencia de la Nación, que estuvo encabezado por el secretario de Consejo de Seguridad Interior, Gerardo Milman, y el ministro de Gobierno de la provincia, Pablo Farías. Participaron funcionarios de Formosa, Entre Ríos, Corrientes y Buenos Aires, y también asistieron intendentes y presidentes comunales de la zona, como el intendente de Paraná, Sergio Varisco. El objetivo común: mitigar y prevenir los desastres que el propio hombre genera con su irresponsable accionar.

Sería bueno que no pase lo mismo con la política, porque la Argentina también está en emergencia.

En el gobierno provincial consideran que toda gestión nacional que el radicalismo afín a Cambiemos pueda realizar por el bien de la provincia, será bienvenida.