Una ráfaga del volante fue clave, como también las atajadas del arquero...
Una ráfaga del volante fue clave, como también las atajadas del arquero...
Ledesma los metió y “Fatura” los evitó

El chiquito Mazurek aparece en el medio del festejo con sus compañeros. Fue el gol de apertura del marcador en el interesantísimo partido de anoche, cuando todavía la lluvia no se instalaba en Quilmes. Foto: Silvana Lavigna, Diario El Sol de Quilmes.
Enrique Cruz (h)
Enviado Especial a Buenos Aires
Responsabilizar en forma exclusiva a Broun por los tres puntos que se llevó Colón, sería mirar y analizar el partido desde una óptica equivocada e injusta. Un equipo que juega bien a la pelota, que ataca durante los 90 minutos, que piensa mucho en el arco rival, que además marca cuatro goles y genera otras tantas situaciones muy claras (dos mano a mano con el arquero en el segundo tiempo, por ejemplo), tiene suficientes argumentos —y muy sólidos— para justificar una victoria. Pero si el arquero salva “goles cantados” y en momentos clave del partido, hay una dosis de compromiso que se le debe adosar.
Pablo Ledesma (8) y Jorge Broun (8) fueron las dos figuras de Colón. En el caso del volante, porque no se equivocó nunca con la pelota y marcó dos goles. El de penal fue luego de un remate suyo interceptado con mano adentro del área por parte de un defensor; en la otra, capitalizó una pelota que quedó boyando luego de que Conti no pudiese empujarla. Fue el gran distribuidor de juego que tuvo el equipo, asociándose muy bien con Figueroa y con el inquieto Mazurek. Lo de Broun es para destacar. A los 3 minutos y con el partido 0 a 0 le sacó un cabezazo increíble a Pérez Godoy. Luego, en el segundo tiempo, tuvo tres o cuatro atajadas notables, sobre todo con un par de cabezazos a quemarropa y desde muy cerca, que lo obligaron a reacciones impetuosas y que también se dieron en momentos trascendentes del partido, más allá de que Colón ya estaba ganando. Lo único para reprocharle fue la imprecisión para salir jugando desde atrás, en un equipo que, precisamente, siempre quiere que la pelota salga bien jugada y no se divida.
Villafañe (4) no redondeó un buen partido, porque arrancó con problemas, fue desbordado al principio y en el segundo tiempo se afirmó un poco pero sin llegar a conformar del todo. Conti (4) tuvo una noche desconocida, máxime teniendo en cuenta que el “Flaquito” es un jugador clave en la defensa. Fue responsable en el primer gol de Rescaldani (habilitó primero a Elizari, quedando enganchado, y luego no saltó cuando éste tiró el centro a sus espaldas) y le cometió un penal que no existió, en realidad, pero que le dio a Quilmes la posibilidad del descuento. Benegas (5) fue de menor a mayor y en el segundo tiempo alcanzó cierta solidez en el juego aéreo, sobre todo, mientras que Clemente Rodríguez (6) fue el único que pudo escapar a la mediocridad del resto, en ese sector de la cancha, sobre todo cuando se mostró como salida y proyección ofensiva.
En el medio, lo de Colón tuvo algunos altibajos y desequilibrios, pero fue bueno. Esa inestabilidad se dio como consecuencia de la falta de marca que hubo en ese sector, mucho más dedicado a jugar y atacar, que a contener. Además de Ledesma, marcado como una de las figuras, fue interesante lo de Figueroa (6) por su capacidad para manejar la pelota y el buen cambio de ritmo que le dio al equipo en algunos pasajes, hasta que se cansó y dejó su lugar, en una cancha que ya estaba pesada por la lluvia. Poblete (6) trató de ser el equilibrio, a veces demasiado solo para contener, pero siempre buscó ser prolijo y claro para salir jugando.
Arriba, Sperdutti (7) participó en los cuatro goles, demostrando una precisión notable en la pegada. El ex Newell’s corrió mucho, metió diagonales, se retrasó cuando fue necesario por la subida del lateral que jugó por su sector y, como se dijo, participó en todos los goles del equipo. Mazurek (7) fue otro punto alto en el rendimiento del equipo por lo que hizo en el primer tiempo: marcó el primer gol, se movió mucho por todo el frente de ataque, no fue una referencia estática para los centrales, cubrió bien la pelota a pesar de ser un “chiquitito” y después se fue quedando sin piernas y por eso fue bien reemplazado por Franco. Lagos (6) no desentonó, armó un buen tándem por izquierda con Clemente y se mostró peligroso en un par de situaciones que no se resolvieron bien.
De los que entraron, el “Polaco” Bastía (5), con pocos entrenamientos con sus compañeros (apenas los tres o cuatro de esta semana), ingresó para darle un poco de apoyo a Poblete cuando el partido estaba 3-1. Fue la prueba clara de que Franco estaba viendo el desequilibrio a la hora de marcar en el medio y por eso quiso parar un volante de marca neto, quedando el mediocampo con un cuadrado (Poblete-Bastía para contener, Ledesma-Figureroa para jugar). Silva (6) tuvo dos situaciones y en una de ellas no perdonó. La primera fue un mano a mano con un pelotazo abierto y un toque por encima de Benítez que se fue afuera; en la segunda la mandó a “guardar”, después de un pelotazo cruzado estupendo de Sperdutti, que el wing (entró a jugar por izquierda) definió con una “palomita”. Biglieri jugó pocos minutos, pero mostró mucha movilidad y hasta dio la impresión de que también andaba con ganas de marcar su gol.
Con Ferraro a la cabeza
El plantel sabalero viajó a Buenos Aires con la presidencia del titular rojinegro, Marcelo Ferraro, quien llegó tempranito con el plantel al estadio de Quilmes.
Además, se pudo observar la presencia de más gente de Santa Fe, como fue el caso de Franco Capello (otro directivo), acompañado por su padre, Horacio, quienes disfrutaron la victoria y se fueron muy contentos con la actuación sabalera.
Colón volverá a jugar el jueves a las 19 con Belgrano, en el Centenario, en tanto que luego deberá viajar inmediatamente a Mendoza para visitar a Godoy Cruz, el domingo de la semana que viene.
Se estima que el club hará todo lo posible para que el plantel se traslade a Mendoza por vía aérea, teniendo en cuenta que el tiempo entre el partido con Belgrano y la visita a la capital cuyana, es ínfimo.
Para este partido que se viene ante el equipo cordobés, estará en condiciones de reaparecer Alan Ruiz, quien ya cumplió la sanción de una fecha que le impuso el Tribunal de Disciplina. ¿Saldrá Mazurek, que lo reemplazó y bien?, es muy probable.

Los 11 de anoche en el estadio cervecero. De pie: Broun, Ledesma, Benegas, Conti y Sperdutti. Agachados: Figueroa, Lagos, Poblete, Mazurek, Villafañe y Clemente Rodríguez. Foto: Gentileza El Sol de Quilmes
El dato
El “Bocón”.
Una presencia conocida en el Centenario de Quilmes fue la del “Bocón” Torres, quien se apareció en la cancha luego de haber visto el partido de reserva en el cuál jugó su hijo, Nicolás, vistiendo la camiseta cervecera. El “Bocón”, que jugó en los dos, saludó al enviado de El Litoral mostrando los tatuajes alusivos a Colón, el club de sus amores. “Jugué aquí con estos tatuajes, así que ya me conocen y saben que soy fana sabalero”, dijo, cuando saludó al enviado especial de El Litoral.

El grito de gol dibujado en los rostros de Mazurek y Clemente Rodríguez. Colón lleva cinco partidos como visitante sin derrotas: dos empates (con Unión y Belgrano) y tres victorias (Godoy Cruz, Tigre y Quilmes). Foto: Télam
El hijo del “Loco” en reserva
La reserva de Colón consiguió su primer punto en el torneo, empatando 1 a 1 con su similar de Quilmes en el partido que se jugó, bajo un calor infernal, en la tarde de ayer.
El gol sabalero lo marcó el pibe Sandoval, hijo de Gustavo (el “Loco”), autor de aquel recordado golazo en el estadio Nacional de Lima, cuando Colón clasificó para los octavos de final de la Libertadores de 1998, ante Sporting Cristal.
El equipo de Ricardo Johansen alistó a Chicco; Prieto, Arroyo, Del Giúdice y Boasso; Miguel, Leys, Hernández y Leguizamón; Rothar y Sandoval.