“El artista debe tomar lo que pide el público”

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El humor, la improvisación, el clown, todo cabe en la figura de este artista que cuenta aquí cómo inició su carrera teatral, con quiénes se formó y qué recibe del público cuando está sobre el escenario.

TEXTO. VALERIA VIDAL. FOTOS. GENTILEZA DEL ENTREVISTADO.

 

Diego Benjamín Pérez, “Elmo Lesto” en su versión clown, es de Ciudadela, Buenos Aires. A sus 39 años cuenta con una vasta trayectoria teatral, no solo como actor sino como director y organizador de eventos y ciclos. Desde 2006 trabaja como clown en eventos para distintas empresas: Mercedes Benz, American Express, El Parque de la Costa, PakaPaka, Puro Diseño, Danone, ABB, Osde y La Fábrica, entre otras.

El último miércoles dictó la primera clase -sin costo- del Seminario “Herramientas de Humor para el intérprete escénico”, en Andares, Espacio de Formación Artística. La propuesta se repetirá una vez al mes, un fin de semana a lo largo del año.

- ¿Cómo fue tu primer contacto con el teatro?

- Empecé a entrenar teatro en el ‘96, en un taller con profesores excelentes y me voló la cabeza. Mi objetivo en ese momento era terminar el secundario, buscar un trabajo fijo para esquivar la pobreza del entorno. Hacía teatro y dejaba, hacía y dejaba. Para mí todavía era un hobby, hasta que en algún momento me di cuenta de que iba a hacer teatro toda mi vida.

- ¿Por qué te decidiste por el humor?

- En realidad, yo soy un curioso del humor, leo muchos chistes, me gusta mucho la historieta, el cine cómico. Hubo un momento en particular, a partir del 2001-2002 cuando empecé a consumir el humor bien atento a entenderlo, a estudiarlo, para comprender sus estructuras.

- ¿También tenés trayectoria como organizador de eventos?

- Sí, a partir de 2007 empecé a organizar ciclos. Organicé una varieté temática; “Clown Up”, otra que se llamó “La Casa de Adelante”. Todo eso hasta 2010 en que organicé una que nunca terminó. Este ciclo, que se llama “Claun en Chancleta”, duró 3 años y medio, todos los fines de semana. La propuesta siempre fue hacer un mix entre artistas independientes que estaban desde hace mucho y los que recién empezaban.

- ¿Cómo fue el encuentro con tu clown?

- El clown es un personaje que cuenta su vida, es una figura que indiscutiblemente tiene que ver con tu personalidad, con el aquí y ahora de cada uno, con una situación incómoda y particular, porque se escucha a sí mismo, a sus impulsos, a los otros, al compañero y al público.

Empecé entrenando clown con una gran artista, Julia Muzio, que hizo una carrera de actuación con vasta formación teatral. También me formé con Marcelo Katz, que es un director de teatro, referente del clown en la Argentina, es un artista que da clases en Europa. Formé parte de un espectáculo de él que se llamó Cinema y otro más; Surubí. Actualmente estoy en Vértigo, donde hay muchos clowns, dos músicos y él dirige la escena.

- ¿Cuál es la relación del clown con el público?

- El clown acepta todo lo que le ocurre a él y al público, porque trabaja con la realidad. Cuando te amigás con eso y no estás preocupado porque hay personas haciendo ruido y terminás tomando esa situación, ahí todo se enriquece. Algunas funciones son delante de 5 personas, otras de 300 y así. El clown es muy querido porque incorpora a su contexto. La gente siente que están hablando de lo mismo, se siente que forma parte. Al payaso lo quieren. El artista debe tomar lo que pide el público.

- También tenés formación en improvisación, ¿con quiénes te formaste?

- Con Bernardo Sabbioni y Víctor Mallagrino; ambos formaron parte del grupo emblemático de improvisación “Sucesos Argentinos”, de Buenos Aires. A partir de 2011, todos los fines de semana empecé a improvisar. El año pasado armamos un grupo que se llama “Improvisadores del Oeste”.

- Y en relación con estas dos técnicas que mencionás, el clown y la impro, ¿qué te brindan a vos como humorista?

- El clown te brinda esta posibilidad de estar tranquilo, escuchando lo que ocurre, te da potencialidad. La improvisación te da una sensación similar de operar sobre lo que ocurre. Están súper emparentados. La impro es un actor, la mayoría de las veces, pidiéndole disparadores a la gente e inventando historias de la nada. La improvisación está atravesada por muchos recursos que ayudan a que las historias sean más divertidas.

- ¿Cuál es la propuesta del seminario, cómo lo estás pensando?

- Como no voy a poder estar todas las semanas entrenando, lo que voy a hacer es brindar recursos. La posibilidad de haber trabajado en infinidad de espectáculos de todo tipo y mi búsqueda de humorista hace que conozca muchos recursos que quiero compartir. Por ejemplo, la cámara lenta, dos personas que hablan al unísono y el doblaje, entre otros.

Los voy a plantear en módulos temáticos. Uno será de dúos, otro de improvisación y otro de clown, cada uno de dos encuentros y no va a hacer falta haber estado en el primero para estar en el segundo. Las clases van a tener tres momentos: precalentamiento con un juego o dinámica, luego todos van a trabajar al mismo tiempo sobre lo que esté dando, y en la última parte la mayoría va estar mirando y uno o dos dúos van a estar actuando para el público. Estas herramientas y estos talleres son para todo tipo de artistas y personas que deseen transitarlo.

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