De habitantes y ciudadanos

El escándalo de Brasil impone el debate sobre el rol de la justicia autónoma como herramienta fundante de la República. El rol de la agroindustria en el escenario que se viene.

Federico Aguer

[email protected]

El caso del escándalo político de Brasil impone comparaciones odiosas, aunque obligadas.

Los diarios del vecino país desnudan los detalles de un caso de lavado de dinero sin precedentes, que ya llevó a la cárcel a importantes empresarios y hasta el mismo ex presidente fue arrastrado por la fuerza pública a declarar ante el juez. El caso adquiere ribetes inéditos en un gobierno del mismo signo político, ya que la misma presidente Dilma está involucrada.

En Argentina, la justicia parece ir saliendo de un ignominioso letargo, mientras las causas de corrupción e impunidad del gobierno anterior parecen ir reactivándose sin prisa pero sin pausa. Lavado de dinero, negociados con moneda extranjera, coimas institucionalizadas a nivel empresarial, dádivas, y hasta la muerte de un fiscal, asoman como la punta del iceberg en un contexto de des control que lleva años y que será muy difícil de revertir. Más grave aún, tal como consignaban las páginas de El Litoral de esta semana, el caso de una joven del Barrio Centenario que denunció a los narcos y cuya vida se convirtió en un infierno, evidencia que el problema tiene raíces profundas y enquistadas a todo nivel.

Un país de ciudadanos, no de meros habitantes, es -tal vez- el mayor desafío para los argentinos de hoy.

En Expoagro, las cadenas de la agroindustria vuelven a poner primera a la ilusión de un país mejor. Los desafíos por delante son grandes, pero no son menores que las oportunidades que el mundo nos depara.

El sector que genera más de la mitad de las divisas genuinas que ingresan al país tiene mucho para dar, aunque también necesita transparentar sus cadenas como primer paso. La lechería y la carne son los ejemplos más visibles. Lo que ayer se conocía como “campo” hoy es “agroindustria”, y esa no es una mera cuestión semántica. Tranqueras adentro también se necesitan ciudadanos.