Pulsos de la política provincial

El día después del diluvio

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Los campos donde hasta hace un mes pastaba la hacienda se transformaron en inmensos bañados.

Foto: Archivo El Litoral

Por Darío H. Schueri

¿Qué vio el presidente Macri desde el helicóptero el sábado pasado cuando sobrevoló algunas hectáreas del departamento Castellanos? Seguramente en ese momento (ahora el panorama físico está cambiando con el cese de las lluvias) la misma postal que se repetía patéticamente -y en muchos casos peor aún- en el resto de los departamentos de la provincia: un espectral mar que ocultaba, metafóricamente, bajo su superficie miles de hectáreas de soja en inigualables condiciones para ser cosechada.

También yacían bajo las aguas el maíz de segunda, los alfalfares, mientras la hacienda deambulaba, para, en algunos casos, terminar muriendo. Por sobre todas las cosas, los más de veinte días de lluvias ininterrumpidas (fenómeno inusual que agudiza la memoria de los pobladores más viejos) pudrieron, como a las plantas, las esperanzas de los productores que esperaban una linda cosecha de soja y de maíz, que pinta con buenos precios para encarar el año del ajuste de un gobierno al que votaron masivamente. También la de los ganaderos, que se ilusionaban con buenos precios para la hacienda que pastaba en esos campos, hoy convertidos en inmensos bañados.

Los tamberos que pugnaban por un par de centavos más para no terminar de fundirse, recibieron el sablazo definitivo. Ya nadie piensa en esos céntimos por los que peleaban hasta el 1º de abril (momento en que comenzó el diluvio). Con la escasez de leche que habrá, el precio se duplicará, pero será sólo un espejismo, porque a esa leche no podrán producirla. No habrá alfalfas ni reservas para el crudo invierno que se avecina.

En medio de la desesperanza (un sentimiento más humillante moralmente que la desesperación) los productores musitaban, y repiten aún, la necesidad de una “inmediata ayuda” de los gobiernos.

La pregunta hereje sería: ¿para subsidiar las pérdidas, o para financiarlas? ¿Debe el Estado subsidiar las pérdidas de un sector, por más dinamizador de la economía que fuere, o tiene sólo la obligación de atenderlo para reincorporarse y volver a producir? ¿No son acaso las pérdidas y las ganancias el resultado del riesgo empresario?

El ministro de la Producción, Luis Contigiani, reflexiona sobre el “interés público” versus el “interés privado”, dicotomía que califica teóricamente como una “pelea dialéctica”, cuando en realidad que va mucho más allá en los contenidos institucionales, y pasa a formar parte de las decisiones políticas trascendentales de los gobiernos.

En buen romance, Contigiani cree que el Estado no puede ni debe estar ausente en casos como éstos: “La vida política no pasa sólo por el Código Civil, hay un interés público muy superior y cuando el Estado interviene tiene que hacerlo bien -advierte-. Acá se estaría interviniendo para salvar empresas agropecuarias que están en quebranto bajo las razones de sostener a los agricultores y por ende a los pueblos del interior, su movilidad económica y riqueza regional”, y remata con el hecho fáctico de que “el campo en los últimos doce a quince años hizo un aporte fabuloso al Estado con las retenciones e impuestos, y hoy tiene el derecho de interpelar al Estado para que lo socorra en esta circunstancia aciaga”.

Se habla de cifras, casi a tontas y a locas cuando aún no se hicieron las constataciones definitivas. Treinta mil millones de pesos (casi la mitad del presupuesto provincial). Según estimaciones de Carsfe, en la provincia de Santa Fe, las pérdidas económicas por exceso hídrico rondarían los U$S 2.700 millones. Sólo en agricultura las pérdidas llegarán a superar los U$S 1000 millones, en tanto que en lechería y ganadería bovina las pérdidas rondan los U$S 700 millones por cada actividad.

¿Cómo se hace llegar a cada uno de los productores damnificados el resarcimiento? ¿Y el comercio, que según Fececo tiene mermas de hasta un 30% -que algunos centros comerciales se elevan hasta el 50%-; y los servicios, y las industrias del interior anegado, no merecerían también un tratamiento similar?

El ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, bajó a la provincia para anunciar lo que tiene pensado hacer en lo inmediato, y por un tiempo el gobierno nacional: prórrogas impositivas previstas en ocasiones de emergencia y desastre; y prórrogas en los vencimientos de las deudas con el Banco Nación con bonificación en la tasa del 25 por ciento para “emergencia” y 50 por ciento en el caso de “desastre”. Advertirán que se habla de “financiamiento”, no de subsidios. Si no hay por lo menos un período de gracia, (Gustavo Vionnet, titular de Carsfé pidió un bono internacional de 2.500 millones de dólares con un período de gracia de dos años, a devolver en 9 años) será peor el remedio que la enfermedad, y Macri experimentará el enojo de los chacareros.

El gobernador, Miguel Lifschitz, hizo notar que en la provincia el problema no fueron los evacuados; no se necesitaron frazadas, colchones ni leche en polvo. El daño es económicamente residual. A futuro.

Lo ocurrido no fue una catástrofe natural como un tornado o un terremoto, que se concentra en un radio accesible y relativamente fácil de cuantificar. Según los informes, en la pampa húmeda hay 7.122.018 de hectáreas inundadas, y la provincia con la mayor superficie inundada es Santa Fe, con 3.263.465 de hectáreas. En segundo término, se encuentra Entre Ríos, con 1.642.507, y en tercer lugar aparece Córdoba, con 1.509.997. Entre las mayores productoras agrícolas Buenos Aires es la menos perjudicada: tiene 706.049 hectáreas inundadas.

En su discurso de mañana domingo ante la Asamblea Legislativa para inaugurar el año de sesiones ordinarias en el Parlamento local, Lifschitz hará mención a un pedido de endeudamiento de entre 500 y 700 millones de dólares que serán utilizados para reparar lo destruido por el agua, y para seguir construyendo defensas donde se necesiten.

Y ya que estamos con el discurso de este 1º de Mayo, el gobernador insistirá en la necesidad de reformar la Constitución provincial, cuyos plazos garabateamos en esta columna hace varias semanas.

Pero apareció curiosamente el diputado Rubén Galassi, uno de los hombres fuertes del socialismo (futuro secretario adjunto de la Junta Provincial) a plantear su punto de vista sobre la cuestión, señalando que es necesario reformar la Constitución, pero advierte sobre el momento: “La oportunidad política de una reforma constitucional en Santa Fe hay que pensarla para los años no electorales, en los tiempos de elecciones se mezclan las cosas. El año próximo habrá elecciones nacionales y no veo sencillo votar constituyentes en el mismo momento”, delineó el ex primer ministro de Antonio Bonfatti, seguramente anoticiado de que Lifschitz quiera unificar las elecciones de medio término con la de Convencionales Constituyentes.

Elecciones partidarias

El domingo 8 de mayo habrá elecciones internas en el peronismo del departamento La Capital que no adscribió a una lista de unidad como ocurriera a nivel provincial. Para los intereses electoralistas de la ciudad de Santa Fe no será una interna más: competirán “Milo” Maidana, legendario dirigente del peronismo santafesino y actual secretario General de la Departamental acompañado por dirigentes históricos, versus Juan M. Pusineri que responde a la alianza del senador Omar Perotti y la diputada Nacional Silvina Frana, junto al peronismo de PyT (Producción y Trabajo) representados por los Concejales Juan José Saleme, Sebastián Pignata e Ignacio Martínez Kerz.

Silvina Frana y los peronistas de Producción y Trabajo (que apoyaron al PRO) fueron divididos el año pasado en las elecciones locales, hecho que para muchos analistas le permitió a José Corral ser reelecto.

Tampoco se pusieron de acuerdo para presidir el Concejo municipal este año, pese a la mayoría parlamentaria exhibida. Pero todo parece indicar que los planetas se alinearon, y ahora aquellos sectores otrora en pugna se habrían reconciliado para consolidar el futuro de cara a las legislativas municipales del año que viene, y posteriormente el premio mayor del sillón de calle Salta. Salvo que “Milo” y su gente el domingo 8 dé el batacazo y ponga al peronismo del departamento La Capital en estado deliberativo.

José Corral, después de una dura puja interna en el macrismo, convenció al ministro del Interior Rogelio Frigerio y éste a su vez a Marcos Peña, jefe de Gabinete, quien le hizo bajar el martillo al presidente Macri, para subsidiar el transporte público de pasajeros en 117 ciudades del interior, y terminar de esta manera con la enorme diferencia que existía entre ciudades, entre las cuales se encontraba Santa Fe. De esta manera, el Estado se hará cargo del total de aumentos salariales y de combustibles que se produjeron y que se van a producir en este año.

 

Los más de veinte días de lluvias ininterrumpidas (fenómeno inusual que agudiza la memoria de los pobladores más viejos) pudrieron, como a las plantas, las esperanzas de los productores.