Mañana, en el Molino Marconetti

Cielo Razzo pisa “Tierra Nueva”

La banda rosarina presentará su séptima placa de estudio sobre el escenario portuario, y conversó con El Litoral sobre su realización y su presente artístico.

Ignacio Andrés Amarillo

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En el marco de su Gira Tierra Nueva 2016, llega a la ciudad la banda rosarina Cielo Razzo. El show, en el que presentarán su séptima placa de estudio, tendrá lugar mañana a las 21, en el Molino Marconetti (Dique II Puerto de Santa Fe).

Las entradas se encuentran a la venta de manera anticipada a 200 pesos, y pueden adquirirse en Santa Fe en los locales de Megaforce (galería Colonial, San Martín 2271, local 32) y Terco Tour (San Martín 2945, local 14, y Corrientes 367, Paraná).

El Litoral dialogó con el vocalista Pablo Pino y el bajista Cristian “Narvi” Narváez sobre la cocina de “Tierra Nueva” y la vida como veteranos de la ruta.

Gestación

—Los últimos dos meses del año pasado empezaron a presentar el disco.

Narvi: —Hicimos Capital, Rosario, y de nuevo Capital y Rosario. Después sí hicimos Cuyo, donde arrancamos la gira.

Pablo: —Estamos en temporada: la temporada de las bandas arranca ahora. El verano frena un poco, y ahora estamos bastante curtidos con los temas: ya los sentimos un poco más, entendemos cómo los ve la gente.

—¿Cómo llegaron a los temas? Grabaron en dos estudios.

Narvi: —Las bases las hicimos en El Pie, el estudio de (Alejandro) Lerner, y el resto en el estudio de Ale Vázquez.

—¿Grabaron juntos?

Pablo: —No. La idea era reproducir la experiencia de “Sideral”, donde se grabó todo junto menos yo, que no canté con la banda. Después cuando hablamos con Vázquez, él dijo: “Vamos a hacerlo así”. Joya.

Narvi: —Batería y bajo sí juntos, y después de a uno. Después hicimos las teclas en El Pie, aprovechando todo lo de Alejandro.

—¿La composición arrancó mucho antes?

Pablo: —Habremos empezado a fines de 2014, a componer y apuntar al disco. Hasta ahí fue como siempre: las composiciones que cada uno traía, hicimos un par en gira por el sur (pero entró una sola al disco). Hubo canciones como “Cochicó” que la hicimos en Cochicó.

Eso fue como natural. El detalle fue haber contactado a Vázquez como productor, que se ponga a la cabeza de todo y escuchar otra voz. Él no es un productor clásico, que te dice “sí” y “no”, “tocá esto” o no. Es un tipo que conversaba, te molestaba: “¿Te parece Pablo que esto está bueno?”; “Fijate esto, chequeá esta palabra”.

Narvi: —“La paciencia de la araña”.

Pablo: —Nos hizo trabajar mucho con las letras, que está bueno, porque normalmente no decimos nada al que trajo la idea.

Narvi: —“¿Te parece? Buscale un poquito la vuelta. No entiendo lo que querés decir”. Sí, fue una experiencia muy linda.

Pablo: —Si hubiese sido un tipo que no tenía criterio, o un maleducado, no habría sido así.

—¿Cuánto duró esa etapa?

Narvi: —Estábamos urgidos de tiempo; normalmente Ale lo hace con más tiempo. Estuvimos un mes de preproducción, metimos un par de ensayos rabiosos y 15 días después entramos a grabar, eso duró un mes y pico. Sufrió un montón de cambios esa preproducción que habíamos hecho.

—Después hubo que reaprender los temas...

Narvi: —Y las letras. Estuvimos ensayando desde septiembre, mientras el disco no estaba en la calle. Ahora, nos dedicamos a repasar el disco y canciones viejas que hace mucho que no hacíamos para mechar en el show.

De local

—Son una de las bandas del interior que entran a Capital con mucha localía, algo que llevó años.

Pablo: —Eso habla un poco de la buena suerte que hemos tenido, y de lo mucho que hace falta trabajar. La sorpresa la sentimos mucho en su momento, cuando la gente empezó a venir. Por suerte, ahora se termina convirtiendo (como todo en la vida) en algo más natural; entonces podés empezar a notar el hecho de que somos muy pocos los que llegamos a tocar en El Teatro, sabiendo la cantidad de bandas que hay y lo buenas que están. En el sur, recuerdo un bandón, y los pibes no podían llegar por la distancia.

El planteo de los que estamos en esto es qué hay que hacer para que seamos más los que lleguemos a Buenos Aires; viendo que cuando viene una banda de afuera te hace siete River o diez Luna Park. Hay que meterse más con la conectividad musical y la identidad nacional de nuestra música. Nosotros agradecidos de que nos pase, obviamente.

Convivencias

—Crecieron juntos, han pasado más tiempo entre ustedes que con sus familias. ¿Cómo se retroalimenta eso?

Pablo: —Cada uno tiene sus tips. Fundamentalmente, nos seguimos llevando bien y divirtiendo cada vez que viajamos, y teniendo cosas en común, la música. Es como jugar a la pelota con un tipo desde hace 20 años, si picó ya sé dónde me la va a poner.

Después cada uno tiene que ir realizándose aparte, Cielo Razzo es como un taller donde va cada uno y hace su trabajito. Javi (Robledo, baterista) es productor; Narvi tiene su situación de productor que se abre por otros lados; Pájaro (Diego Almirón, guitarrista) está arrancando su situación solista; yo tengo una banda aparte. Por ahí, se descomprime y se pone la efusividad en otro lado.

Narvi: —Nos deja tener amantes la banda (risas).

—Les sigue gustando esta banda.

Pablo: —Sí. No tiene nada que ver este disco con “Sideral”, que fue el último. El hecho de haber conocido a Vázquez nos mostró otro punto de vista. Y siempre hay cosas por las que luchar o buscar. Todavía nos faltan muchas cosas: desde cambiar la guitarra, o equipos, o el colectivo.

—Eso siempre te va a faltar...

Pablo: —Sí, pero a veces cuando estás completo, decís: “¿Y ahora?”.

Narvi: —Volviendo al fútbol, siempre nos gustaría reforzar uno por línea, pero se refuerza con lo que se puede.

—¿Qué objetivos tienen para el mediano plazo?

Pablo: —Nuestra labor es mover la banda, que las canciones se escuchen por todas las radios y canales posibles.

Narvi: —De hecho estamos estrenando este fin de semana un videoclip (“Disfraz”, dirigido por Gustavo Postiglione) que para la historia de la banda es el primero con ficción y actores conocidos: están Juan Palomino, Ale Fiore. Nunca lo hicimos, por eso nos gustaría que “rote”. Y poder hacer toda la gira a nivel nacional y llegar a lugares nuevos. Este disco nos está abriendo un montón de puertas, se está escuchando muchísimo.

Pablo: —Eso genera expectativa, “después haremos tal cosa”.

Mutaciones

—En la carrera de ustedes cambió el mundo de la música varias veces.

Narvi: —Nosotros arrancamos y arrancaba Internet. Ahora grabás en tu casa, lo compartís... la vemos pasar.

Pablo: —Cambió la lógica de las bandas nuevas: en su momento era sacar un disco y girar. Quizás ahora se dedican más al Facebook y al Twitter; los discos son más cortos, las canciones son más cortas, cuando antes duraban siete minutos. Nosotros mismos vemos cómo cambiamos la forma de hacer canciones.

La industria por ahí lleva al marketing, a veces los convencen y les ocupa mucho espacio. A nosotros mismos nos siguen diciendo cosas, pero por suerte no nos tuvimos que pintar los ojos para gustarle a la gente: les gustó el jogging que usábamos en aquel momento. Ésa es nuestra herramienta y la suerte que hemos tenido. A veces lo que importa es otra cosa, para agarrar el bondi y girar. Ser una banda de póster es otra cosa.

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Pablo Pino al frente, escoltado por Fernando Aime y Cristian Narváez, en el Club Brown de Rosario.

Foto: Gentileza Diego De Bruno