Al final, ¿con o sin Messi?

Argentina sabe que, lo peor, es confiarse

  • A las 22.30 de nuestro país jugamos contra Panamá, una Selección de menor nivel a la que ya enfrentamos amistosamente en la cancha de Colón hace siete años. Martino había confirmado a la “Pulga”, pero de última surgieron dudas. Hay que repetir lo de hace cuatro días ante Chile.
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Con los botines listos. Messi practicó de manera normal en los últimos días y por eso se deduce que su lesión está superada. El cuerpo técnico es el que duda en arriesgarlo. Foto: EFE

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Chicago, Estados Unidos)

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Dicen que acá se come la mejor pizza de Estados Unidos y habrá que probarla. Y que es la tercera ciudad en población detrás de las enormes Los Ángeles y Nueva York. Es acá en donde continúa el largo derrotero de Argentina, ahora con Panamá como rival. Y al menos al momento de escribir estas líneas, sin saber todavía con certeza si será con Messi adentro de la cancha, por más que Martino haya dicho ayer que iba a jugar.

Cuando un equipo dispone de una individualidad tan desequilibrante, los condicionamientos son propios y ajenos. Lo dijo Pizzi antes de enfrentarnos. Si Messi hubiese jugado, seguramente la táctica y la estrategia chilena habrían cambiado. Y Argentina también, porque por más que el partido se ganó y bien, con Messi hay una natural dependencia a buscarlo y a recostar el juego en él. En pocas palabras, adentro de la cancha, un jugador así predispone distinto a propios y extraños. A sus compañeros, porque la tendencia es buscarlo y tirarle la responsabilidad —algo que Messi absorbe y jamás la rechaza—; a los rivales, porque en la mayoría de los casos se destinan dos y a veces hasta tres jugadores para marcarlo.

En medio del hermetismo que rodea a la Selección, hay algo que uno deduce aunque no lo puede asegurar. Messi es un jugador al que no le agrada demasiado quedarse afuera de la cancha y mucho menos para sentarse en un banco de suplentes. No lo digo por el partido del otro día, porque estaba allí por un formalismo. Estaba claro que no podía jugar. Ahora sí. La recuperación casi está a pleno y Messi debe ser el primero en pedir jugar. Ahí entra a tallar la opinión del técnico y la de sus colaboradores. ¿Lo ponemos a expensas de arriesgarlo o lo preservamos para el próximo partido?, debe ser la pregunta que se plantean. Pero a todo esto, también se escucha —y vaya si no, en este caso— la opinión del jugador. Y Messi debe estar metiendo presión para jugar.

Uno no se imagina a Messi yendo al banco con los botines puestos y esperando el momento de ingresar a la cancha. Ha pasado muy pocas veces en su carrera. Inclusive, con el atenuante de la extenuante temporada que tiene con el Barcelona, jugando tantos partidos en el año. Este también es otro detalle que no pasa desapercibido, el de la sucesión interminable de partidos que esta clase de jugadores arrastra y que se manifiesta en esta parte final de distintas formas. Hay cierto pase de factura que se le hace al cuerpo, por más que en el caso de Messi se trate de una lesión accidental producida de una manera poco común, como la que le ocurrió en San Juan ante Honduras.

Con o sin Messi, Argentina sabe que repitiendo lo del lunes en Santa Clara, no debería tener problemas en superar este escollo. Panamá no es una Selección temible. Es cierto que le ganó a Bolivia y está bien direccionada pensando en dar la sorpresa en el grupo. Pero tanto nosotros como los chilenos, deberíamos estar un par de escalones, al menos, sobre esta Selección que seguramente buscará contraponer a la mayor jerarquía argentina, un esfuerzo físico que le permita ponerse un poco más a la altura o achicar las naturales diferencias que existen.

¿Qué hará Argentina?, no hay mucho por pensar ni nuevo por decir. Como primera medida, tirarle la jerarquía encima y enseguida. Después, el libreto de Martino está claro. Posiblemente haya mayores libertades para aquellos que deben sumarse a los de arriba. Los ejemplos se deben buscar por el lado de los dos laterales (Mercado y Rojo), más Augusto Fernández.


otra mirada Rossi, impecable

por Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a EE.UU.)

Uno imagina la expectativa (no tanto los nervios) y la cantidad de cosas que habrán pasado por la cabeza de Gustavo Rossi en esa caminata encabezando al grupo de 22 jugadores, cuando entraron a un colmado estadio Rose Bowl de Pasadena, en Los Ángeles.

El árbitro asistente santafesino integró la terna que encabezó el brasileño Sampaio y su labor fue impecable. Estuvo bien en marcar córner en una jugada muy fuerte en el primer tiempo, casi delante de sus narices, en la que un jamaiquino fue a cortar el centro sin cometer infracción y Rossi marcó el tiro de esquina sin dudar.

Después, acertó siempre en las posiciones adelantadas y se lo vio concentrado, seguro y sin dudar en un solo instante.

Ayer, la terna argentina que integran Loustau, Brailovsky y Scime, estuvieron en el partido Uruguay-Venezuela. Seguramente, seguirán en carrera los cuatro argentinos, aunque las chances pueden empezar a disminuir en el caso de que la Selección continúe, ya que a medida que vayan quedando menos países, también irán quedando ternas de los países que van quedando eliminados.

 
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El mejor ánimo. El gran triunfo ante el último campeón Chile, con el sabor de revancha incluido, sin Messi en la cancha, le dio un plus de confianza al plantel, que ansía levantar el título. Foto: EFE

Alcanzará con Mascherano guardando equilibrio y con los de atrás, a la hora de defender. Pero el secreto de Argentina estará en lo que se pueda crear del medio hacia arriba. Y de la eficacia para convertir, algo que el equipo hizo gala en el primer cuarto de hora del segundo tiempo con los chilenos.

El equipo está. Si va Messi, sale Gaitán. Y si no, serán los mismos. De una manera o de la otra, no existe ninguna duda en cuanto a la planificación. Podrá variar alguna posición, temporariamente, pero con Messi será un 4-3-3 bien definido; y sin él, con alguna limitación para Gaitán, que ante Chile trabajó bastante en el retroceso defensivo por el lateral.

Argentina ya mostró sus credenciales ante Chile. El equipo tiene ganas, tiene “hambre”, las ambiciones existen naturalmente y se demuestran adentro de la cancha. Defensivamente estamos bien, mucho mejor que en la Copa América del año pasado. Y del medio hacia arriba, sin Messi se han conseguido cosas. La primera fue en aquella tarde calurosa de Barranquilla, y la otra se logró ante Chile en esta Copa América. Ganar sin Messi en la cancha es la prueba evidente de que el equipo funciona y no depende de una sola individualidad. Pero si Messi está en la cancha, mejor todavía.

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El técnico adentro. Javier Mascherano intercambia opiniones con Gerardo Martino. Sin dudas, el “Jefecito” es el que ordena las líneas en el campo de juego. Foto: EFE

Aquel partido en Colón...

Fue el 20 de mayo de 2009. La Selección se estaba preparando para jugar el Mundial de Sudáfrica aunque, en realidad, todavía quedaban algunos partidos de Eliminatorias, entre ellos el inolvidable choque con los peruanos, en la cancha de River y bajo la lluvia, la noche del gol de Palermo.

Maradona había armado una Selección local y hubo varios de Colón en el equipo. Por primera vez, el rival era Panamá y en el estadio de Colón, que en ese momento volvía a contar con la presencia de una Selección argentina después de muchísimo tiempo (había sido en la década del 70, antes del Mundial de Alemania).

Argentina ganó 3 a 1 aquel partido y el único jugador “sobreviviente” de ese equipo que hoy está en la Selección, es Nicolás Otamendi, quien fue titular aquella vez.

Argentina formó ese día con Pozo; Ferrero, Caruzzo y Otamendi; Salvio, Bernardello, Rinaudo y De Federico; Montenegro; Sand y Bergessio. Después, entraron Papa por De Federico, Prediger por Bernardello, Fuertes por Sand, Zuculini por Rinaudo, Blanco por Salvio, Canuto por Ferrero y Campestrini por Pozo.

Casi un año después, Maradona ratificaba en la lista de 23 a Diego Pozo y el Chino Garcé, quien no había sido convocado en ocasión de aquel partido que se jugó en la cancha de Colón.

Penedo, Henriquez y Gabriel Torres son los sobrevivientes del equipo panameño, tomando en cuenta los que jugaron ese primer encuentro entre ambas selecciones en Colón, y los que fueron designados para esta noche por el “Bolillo” Gómez, experimentado técnico colombiano que está al frente de la Selección panameña.

Ese encuentro de hace siete años terminó 3 a 1 con dos goles de De Federico y el otro de Bergessio. Fue para la anécdota. Lo importante, lo que se va a jugar por los puntos, será lo de esta noche en esta febril Chicago.

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