Objetivo Río

El esfuerzo más importante

El Seleccionado Nacional de Natación inicia mañana el último campus de entrenamiento en la altura de México. El santafesino Raúl Araya, manager del equipo argentino, dio detalles de este buen momento que atraviesa nuestra natación.

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Con la boca bien abierta. Grassi entrenará en la altura y la falta de oxígeno será el mayor escollo en los próximos 21 días. Foto: Gentileza Prensa Objetivo Río

 

Redacción de El Litoral

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“Si ustedes cambian las formas de trabajo van a encontrar resultados y si los nadadores salen de la zona de confort a la que están habituados y se someten a entrenar con intensidad y en forma sistemática, tienen posibilidades de crecer”. Estas fueron las palabras del entrenador australiano Bill Sweetenham a sus pares argentinos a fines de 2012, en su primera visita a nuestro país —ya como asesor de la Confederación Argentina de Natación— que según el santafesino Raúl Araya produjeron el cambio que experimentó la natación argentina en el último ciclo olímpico.

La contratación inmediatamente después de los Juegos de Londres 2012 de quien se ha convertido en un referente insoslayable de la natación mundial al acumular nada menos que 27 medallas olímpicas como entrenador de la Selección de su país y otros equipos nacionales, explica la evolución que ha tenido nuestra natación de alto rendimiento en los últimos cuatro años: “La decisión la tomamos en función de los magros resultados que tuvimos en Inglaterra y el objetivo que analizamos primeramente fue la capacitación para nuestros técnicos”, relata Araya, actual manager del Seleccionado nacional, recordando las conclusiones de aquel primer encuentro: “Bill fue contundente: ‘lo que les pasa a ustedes es que tienen formas de entrenamiento obsoletas por falta de actualización de sus técnicos”, se despachó.

Así se empezó a trabajar con un puñado de técnicos con los que él tuvo contacto permanente y a través del efecto “derrame” de éstos hacia el resto de sus pares, con el santafesino como enlace: “A la capacitación propiamente dicha se sumó su presencia al borde de la pileta en todas las concentraciones que hemos llevado a cabo hasta el momento, hecho que para nosotros es fundamental”, consideró.

Araya apeló a datos concretos para consolidar sus opiniones sobre este proceso de cuatro años: “Respecto de los récords argentinos entre 2010 y 2012 sólo se mejoraron 6 mientras que desde 2013 hasta hoy se batieron casi 80; sobre los eventos volvimos a ganar un oro en los Panamericanos de Toronto el año pasado y tuvimos excelentes actuaciones en el último Sudamericano de Paraguay de abril pasado, y en ambos torneos el 85% de los nadadores superaron sus marcas, lo que significa un crecimiento a nivel continental; por último la comparación olímpica: mientras los nadadores que fueron a Londres fueron todos con marcas B, para Río tenemos 4 clasificados con marcas A —un registro inédito en la historia de nuestra natación nacional— y 3 nadadores con marca B que están esperando ser confirmados por Fina”.

Objetivo Río

La Selección argentina está camino a México para afrontar en los próximos 21 días el último campus de entrenamiento en altura antes de la gran cita olímpica de agosto próximo: “Vamos a un verdadero campo de batalla entre nadadores, técnicos y Sweetenham, donde la demanda respecto de las exigencias es mutua”, afirma Araya.

Los entrenamientos de altura procuran aumentar la resistencia del cuerpo humano acostumbrándolo a un entorno en el que dispone de poco oxígeno, circunstancia a la que el organismo reacciona produciendo más glóbulos rojos, y aumentando así la resistencia del deportista cuando éste regresa al llano: “El concepto que se tiene de la altura dista y mucho del que teníamos antes de la llegada de Sweetenham como asesor técnico porque hoy se busca una altura intermedia —por ejemplo en México vamos a estar a 2.000 metros sobre el nivel del mar— para que el deportista se adapte rápidamente y a los 3 ó 4 días ya esté haciendo trabajos que son impensados de sacar hasta antes del décimo día si la altura fuera mayor como era anteriormente; en síntesis, se entrena intensamente más rápidamente”.

Son 7 los nadadores que integran la delegación: los 4 ya clasificados y las 3 chicas que con marca B están pendientes de la confirmación de Fina si finalmente serán de la partida en Río: “Esta será la última concentración de grupo antes de los Juegos, vamos a volver el 1º de julio, a poco menos de 40 días del inicio de los Juegos —es lo recomendable cuando se baja de la altura— y de allí en más cada uno permanecerá en su ciudad haciendo la puesta a punto hasta el momento de viajar a Río”.

Araya, como el resto de los dirigentes y especialmente el cuerpo técnico de la Selección, no tiene dudas y define como superadora la actuación que Argentina tendrá en Río respecto de Londres 2012: “Todos nuestros nadadores están en condiciones ciertas de entrar entre los puestos 18 y 30, con Grabich, Grassi y Berrino como los que más posibilidades tienen de entrar a semifinales, esto es entre los 16 mejores del mundo”.


Julia Sebastián y sus chances

Es un secreto a voces que la santafesina estará en Río 2016. El argumento que defiende esta postura es que Julia tiene en los 200 metros pecho la primera marca B de todas las nadadoras que están esperando confirmación por parte de Fina, hecho que se oficializará recién los primeros días de julio.

Son 900 plazas las que tiene reservadas Fina para los Juegos, 450 por sexo. De este último número deben restarse entre 200 y 230 plazas aproximadamente como marcas A que son las que clasifican automáticamente, luego se otorgan unas 50 plazas con criterio de “universalidad” donde entran un varón y una mujer por país de aquellos que hayan participado en el último Mundial de Rusia 2015, luego entre 100 y 120 lugares para los relevos y finalmente quedan entre 100 y 120 plazas para las nadadoras con marca B para distribuir entre las 13 pruebas del programa, empezando por las primeras del ranking en cada prueba y así sucesivamente.

La fecha límite es el 30 de este mes, por ende entre el 1º y el 5 de julio se sabrá que Sebastián irá a los Juegos y estaremos pendientes de que Macarena Ceballos y Andrea Berrino —las otras dos nadadoras con marcas B— también entren.