Mario “Chefa” Palacio

El gran maestro del vóleibol

  • Este año cumplirá 40 años enseñando en el Club Central San Carlos el deporte que ama y constituye su forma de vida. Preparó más de cuarenta jugadoras que integraron seleccionados argentinos.
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Apasionado. Mario Palacio es el alma del vóleibol del Club Central San Carlos y formó durante décadas a jugadoras de esa entidad. Foto: El Litoral

 

Luis Gudiño

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Cuando se abre la puertita de hierro pintada roja y negra del Club Central San Carlos, sale un grupo de chicas de entre unos 12 y 13 años, todas en bicicleta. Es que terminó el entrenamiento vespertino de vóleibol en el inmenso gimnasio que es cuna de grandes campeonas, muchas de ellas esparciendo todo su talento en equipos de ligas nacionales o internacionales.

Inmediatamente, ingresan otras quince y esperan impacientemente su turno, mientras otro equipo de divisiones menores hace ejercicios físicos. El vóleibol se respira, se vive a pleno en San Carlos.

Con su tranquilidad y hospitalidad habitual, el profesor Mario “Chefa” Palacio, de 64 años, no puede desmentir que es santiagueño y nos convida el primer matecito amargo para conversar sobre lo que adora y a lo que le dedicó toda su vida.

Sus inicios

“Nací en La Banda, entrené mi primer equipo cuando tenía 16 años. Eso fue en el Centro Recreativo de esa ciudad. Yo fui jugador de Olímpico y después me hice entrenador. Eran todos más grandes que yo y las chicas de ese primer equipo, ahora son todas abuelas”, comentó.

“Vine a estudiar a Santa Fe y me recibí en el Inef, en el año 1977, cuando tenía la sede en calle San Martin”, explicó y agregó que “en San Carlos comencé en el año 1976. No había otro profesor y yo enseñaba fútbol, vóleibol, natación, básquetbol. También daba clases de educación física en las escuelas”.

“Entre los años 1979 y 1982 se armó un gran equipo de vóleibol femenino, adonde estaba Chichi Fissore, que luego junto a Adriana Fantino se fueron juntas a Italia y creo que fueron las primeras del país en jugar en una liga poderosa europea como la italiana y con mucho éxito”, recordó.

“En septiembre de este año voy a cumplir mis 40 años en el club y lo voy a celebrar, quiero exhibir muchas fotos y notas periodísticas, entre ellas, una que le hiciste vos en El Litoral a ‘Chichi’ en el año ‘81 cuando estaba en la Selección argentina”, señaló.

Pasión sin límites

Su rostro se llena de emoción cuando recorre en su mente los gratos recuerdos de la pelota rebotando en el piso del gimnasio y la cantidad incontable de horas dedicadas a formar jugadoras, pero sobre todo, personas de bien.

“Hubo un momento en mi vida que lo único que sentía era la pasión por el vóleibol. Me iba bien entrenando con los equipos; trabajaba con equipos de mini a primera división y ni un ayudante tenía. Cuando pasaron los años y en base a los méritos que logré, me pusieron gente para colaborar conmigo. Ahora tengo a mi hija al lado mío, trabajando con divisiones inferiores”, resaltó.

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Histórico 2002. Uno de los tantos equipos exitosos de Club Central San Carlos, a lo largo de su rica historia con este deporte. Foto: Archivo El Litoral

“Mi gran secreto para perdurar tantos años en la conducción técnica es que nunca viví del vóleibol. Siempre fue un hobby. Yo terminaba de dar clases 17, 17.30 y mi vida se trasladaba al gimnasio”, comentó y agregó que “siempre dije que éste es un club que si no representás ser una carga, te apoyan en todo. Pero de lo contrario, si sos un problema...Pero como nunca fuimos un problema, siempre tuvimos un acople perfecto”, aseveró.

“Este es un club que siempre fue de bochas, fútbol, natación, hasta tenis criollo; pero desde que hicimos historia con el vóleibol comenzamos a ganar espacios. Primero fue una pieza, un patio y en 1981 nos construyeron el gimnasio exclusivo; cuando el padre de Chichi Fissore era presidente. Lamentablemente, falleció hace un par de años atrás”, indicó emocionado.

Cuna de grandes

Mientras se escuchan las pelotas que repiquetean una y otra vez en el piso, las chicas se sacan chispas en la cancha y se divierten a pleno, “Chefa” mira los centenares de premios en las vitrinas y comenta “no sé cuántos premios hay, éstos son sólo primeros y segundos lugares obtenidos en las distintas categorías. Realmente no recuerdo cuántos campeonatos ganamos. Los últimas dos son de campeonatos Argentinos de Clubes”.

“Además de Chichi tuve muchas jugadoras de Selecciones argentinas: más de 40 en total; de diferentes categorías y niveles”, resalta y agrega que “en varones no prendió tanto como en mujeres, pero tuvimos algunos que sobresalieron, como Daniel Colla, que después se fue a Ferro Carril Oeste, cuando el entrenador era Julio Velasco y lo vino a buscar, él estaba terminando la secundaria y terminó jugando en Europa mucho tiempo. Hasta el momento, es el único habitante de San Carlos que participó de los Juegos Olímpícos”, afirma con orgullo.

“Jugamos con las chicas cinco ligas nacionales: en la primera salimos terceros y trajimos la final a San Carlos. En mi equipo jugaban Brussa, Flaviani, Robinet, Toniutti, Grosso, Leyendeker de Santa Fe, Bertaina; era un equipo muy bueno. Habían clasificado al Grand Prix final Ciudad, UBA, Gimnasia y Esgrima de La Plata. Perdimos el cruce y salimos terceros. Extraordinario...las mejores jugadoras del momento, todas de Selección, estaban en ese equipo, y llegamos a tener 11 jugadoras de Selección argentina en el club entre 2001 y 2002”, consignó.

De alto nivel

Palacio entrenó -y lo sigue haciendo- seleccionados de la Liga Santafesina de Vóleibol, de la Federación Santafesina y estuvo en la Selección argentina como ayudante durante cuatro años, desde 1998 a 2002.

“Jugamos dos Mundiales (Portugal y Croacia), 2 torneos sudamericanos y el entrenador era Hugo Jaúregui. Yo fui su ayudante directo”, manifestó.

Siempre es momento para analizar el presente de Las Panteras argentinas, clasificadas para los Juegos Olímpicos por primera vez en su historia y al respecto “Chefa” señaló que “me parece que la expectativa era diferente en esa época. Las jugadoras tenían la idea de vivir del vóleibol, la pasión era llegar a jugar en forma profesional en Italia, Francia. Hoy en día veo que además de resultarle fácil jugar en España y otros países europeos, toman la Selección argentina como una cuestión secundaria. No veo que haya pasión; es como que lo toman como un compromiso”, aseguró “Chefa”.

“Además, los que estamos en el vóleibol femenino vemos que se hacen algunas diferencias. Por ejemplo, Lucía Gaído está considerada una de las mejores líberos del mundo y ahora no está participando en el ciclo actual. Está en San Carlos..., a media cuadra de casa, en lugar de ser tenida en cuenta y valorados sus conocimientos y toda su capacidad. Me parece que es un lujo muy grande que no nos damos los argentinos que ella no esté formando parte del Seleccionado”, puntualizó.

“Entre ella y Rizzo, la actual titular, hay mucha diferencia...pero bueno, Gaído no fue convocada. Cada entrenador tiene su librito, es común, sus gustos, sus preferidas, y tambien en el vóleibol está el tema de la altura, algunos entrenadores que dicen que las líberos no deben ser tan chiquitas, sino tener más piernas, más brazos, para cubrir más espacios. Hay algunas más altas, pero no sé si tienen la misma habilidad”, acotó.

Salto de calidad

Al tocar el tema de la “Tinelización” del vóleibol, si lo ayudó o no cuando estuvo Ideas del Sur al frente de la Liga Nacional de Varones, Palacio dijo que “le hizo muy bien y pegó un salto de calidad. Él y su empresa manejaron cinco equipos de esa liga, se jugaba en altísimo nivel. En damas no pasó lo mismo, hubo un inicio, hoy mismo se da en San Lorenzo adonde hay dos chicas de San Carlos: Fortuna y Terragni. Se armó un muy buen plantel con muchas chicas del interior”.

Sobre la chance que Central vuelva a una Liga nacional, Palacio indicó que “las posibilidades están abiertas a partir que tenemos una base de jugadoras muy buenas. Hoy por hoy tengo chicas de entre 14 y 18 años muy buenas, pero siempre tendríamos que contar con un par de refuerzos. Pero para eso hay que tener espalda económica grande. La estructura de liga hoy entrás por 2 y sale 5”.

“No me sorprendió lo de Villa Dora. Cuando empecé a formar idea de las jugadoras que integraban el plantel, que la armadora Karina Suligoy es buenísima, acompañada por cinco de la calidad de la Scacchi, la chilena Volphard, Fabiani, Giorgi, todas con un standar de juego extraordinario, yo dije éste es un equipo para pelear la punta, y era superior y mejor que el resto por la calidad de sus jugadoras. La sanjuanina Candelaria Herrera es la jugadora con más futuro de la Selección argentina. Tremenda jugadora. Me sorprendió el nivel de juego de Karina Suligoy en toda la liga. Macíes también se destacó, yo la conozco desde chiquita y sabemos lo que puede dar, es luchadora, no se puede dudar de su capacidad”, afirmó.

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Con sus alumnas. “Chefa” le dedica mucho tiempo a las jóvenes promesas del club; ya muchas de ellas fueron convocadas a seleccionados nacionales juniors. Foto: El Litoral

 

De ayer, hoy y algo más...

“En los planes de estudio de las escuelas primarias y secundarias debería estar el vóleibol. En la década de los 70 ú 80 era el principal deporte escolar: había interescolares, intercolegiales, torneos ideales para sacar jugadores. Hoy, estamos esperando que los chicos vayan a los clubes y los chicos hoy en día tienen muchos horarios en sus estudios, Internet en su casa, ocupaciones”.

“No es masivo el vóleibol como en otras épocas y lo estamos sufriendo. La guerra deportiva es sangrienta: computadoras, Internet, estar todo el dia sentado chateando, les corta la cabeza a mucha gente joven; es más fácil estar sentado en la plaza o en su casa o en un bar con una computadora en la mano o un celular, que entrenando en un club adonde hay exigencia física o tener que jugar todo un fin de semana. Esa cuota no la compran muchos”, expresó el profesor.

“El vóleibol me dio una familia. Acerqué mi familia al club, mis hijas jugaron, mi esposa está en la subcomisión del club hace muchos años y me acompaña en todas las etapas, y ahora que voy a ser abuelo espero que sigan. Nunca perdí nada, por el contrario, acerqué a mi familia”, dijo “Chefa” y resaltó que “me quitó...a lo mejor... hacer otro tipo de carrera que me hubiera gustado, yo soy un amante de la Psicología, me hubiera gustado estudiar, pero no tuve el tiempo necesario. Fue una frustración en mi vida”.