Obesidad infantil: la solución está en casa

Proponer un listado de alimentos para que el niño elija los que desea durante la semana, le hará participar de la elaboración del menú y la compra, y fomentará su responsabilidad frente a su alimentación, ayudando a que crezca habiendo elegido qué comer.

Textos. Revista Nosotros. Fotos. EFE Reportajes.

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Enseñar a los niños tener una realción saludable con la comida es clave.

 

Tener un desayuno equilibrado. Controlar las cantidades de azúcar Realizar una hora de actividad física a diario. Beber abundante agua. Reducir el tiempo delante la pantalla. Preparar un menú saludable adecuado a los requerimientos de la edad. Estos son algunos consejos prácticos para combatir “desde casa” la obesidad de los niños durante su etapa de crecimiento que proporcionan expertos en nutrición y psicólogos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad.

Al inculcar hábitos alimentarios saludables entre los dos y los 12 años y especialmente al predicar con el ejemplo, los padres pueden colaborar activamente para reducir el sobrepeso en los niños.

“La obesidad infantil, que antes era considerada algo propio de los países desarrollados, cobra cada vez más fuerza en los países de ingresos bajos y medianos, debido al sedentarismo y la mala alimentación que acompañan los procesos de globalización”, apunta Rubén Bravo, experto en nutrición y portavoz del instituto.

Una de las claves para reducir este problema es “predicar con el buen ejemplo y hacer las cosas bien en casa, para asentar las bases de una saludable relación con la comida a lo largo de nuestra vida”, apunta Bravo.

LA ETAPA CRUCIAL

“Desde los 2 a los 12 años los niños aprenden los hábitos alimentarios que les influenciarán, de forma consciente e inconsciente, el resto de su vida, estableciendo unos complejos puentes neurales que les hará profundizar en sus gustos hacia unos u otros alimentos que, a partir de la adolescencia, será más complicado cambiar‘, señala Bravo.

“Una educación activa alimentaria en la época de la infancia es fundamental, al igual que lo es el inculcar hábitos hacia la actividad física y la práctica del deporte”, agrega.

Según Bravo, los estudios indican que el 60 por ciento de los niños obesos mantendrán su obesidad en su edad adulta, por lo que “es importante que esta etapa de la niñez los padres se centren en el aprendizaje a través de la práctica repetida y a través del ejemplo por parte de los adultos, para formar a la larga unos hábitos saludables instaurados en el niño”.

Para combatir la obesidad infantil desde casa la nutricionista Andrea Marqués, recomienda tomar un desayuno equilibrado, que priorice alimentos de absorción lenta y asegure flujo de energía suficiente para el rendimiento escolar durante toda la mañana, en vez de uno rico en azúcares y grasas y escaso de nutrientes, que proporciona energía rápida pero poco duradera, seguida por un bajón en el estado de ánimo.

“Respecto del azúcar, un niño con una dieta de 1.750 calorías, no debería sobrepasar los 37 gramos de esta sustancia al día (unas nueve cucharitas de café), aunque lo ideal es que esta cantidad se redujera a la mitad”, según la especialista.

Sin embargo “el problema no es el azúcar añadido, sino el oculto que figura en el etiquetado con los ‘sobrenombres’ de jarabe de maíz de alta fructosa, concentrado de jugo de fruta, sacarosa, glucosa, dextrosa, jugo de caña, malta, melazas, lactosa, miel, etil maltol y maltodextrina”, añade Marqués.

“Pasear al perro, ayudar con la compra, jugar en el parque o montar en ‘bici’, son hábitos que ayudan a combatir al sedentarismo, pero no suficientes para estar en buena forma física”, agrega la experta.

“Hace falta que el niño realice actividad física deportiva al menos una hora a diario, unas cuatro veces a la semana, enseñándole que puede entrenar por diversión jugando al fútbol, baloncesto o voleibol, deportes de equipo que contribuyen a la socialización y son beneficiosos para el autoestima”, explica.

Además, según Marqués, el ejercicio físico requiere de buenos niveles de hidratación y abundantes cantidades de agua, así como dormir entre 9 y 10 horas al día para la reparación celular.

“Correr, nadar, hacer caminatas, andar en bici y estar físicamente activos, ayuda a mantener a los niños alejados de las pantallas del televisor, la computadora o los dispositivos electrónicos inteligentes como tablets o smartphones, ante las que apenas ‘queman’ aproximadamente una caloría por minuto, casi lo mismo que durmiendo”, de acuerdo a Marqués.

“Asimismo, enseñar a un niño porqué le conviene más un alimento que otro y en qué momento del día, le dará claves para gestionar su estado físico y emocional en el futuro”, según Bravo.

Añade que se debe enseñar a degustar las cantidades justas en casa y fuera, así como “nunca emplear alimentos como premio o castigo, porque podrían asociar los dulces como alimentos buenos y las frutas o verduras como alimentos malos”.

“La mayoría de los niños en edad escolar necesitan entre 1.600 y 2.200 calorías al día para crecer, aunque esta cantidad puede variar en función de su edad y la actividad física realizada”, según Bravo.

CÓMO INCULCAR BUENOS HÁBITOS

“La mejor manera de persuadir a los niños es predicar con el ejemplo de tener unos hábitos saludables, ya que los padres son los principales modelos de referencia de los hijos, que imitan sus acciones en la infancia”, explica la psicóloga Alejandra Alonso.

Si esto no fuera así o para reforzar aún más el aprendizaje Alonso aconseja “utilizar algún ídolo de su hijo/a como ejemplo y modelo saludable a seguir: un superhéroe, un deportista conocido o alguien cercano como un tío, una prima o el abuelo”.

La psicóloga considera de vital importancia dar al niño la información nutricional, ya que así se le aportan conocimientos necesarios para que participe y sea responsable de su comportamiento alimentario.

“Proponer un listado de alimentos para que el hijo elija los que desea durante esa semana le hará participar de la elaboración del menú y la compra semanal, y fomentará su responsabilidad frente a su alimentación, aumentando su autonomía y autocontrol y crecerá habiendo elegido qué comer”, señala.

Alonso recomienda “aplicar esto mismo con la actividad física, dejándoles elegirla o realizándola en familia” y también sugiere: “durante el fin de semana sería conveniente realizar, al menos, una actividad lúdica en familia que implique estar físicamente activo, para facilitar que los niños den un sentido positivo al ejercicio”.


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Según estudios, los niños pasan unas 2,30 horas delante la pantalla.

Correr, nadar, hacer caminatas, andar en bici y estar físicamente activos, ayuda a mantener a los niños alejados de las pantallas del televisor, la computadora o las tablets y celulares, ante las que queman muy pocas calorías.

Una de las claves para reducir obesidad infantil es predicar con el buen ejemplo y hacer las cosas bien en casa, para asentar las bases de una saludable relación con la comida a lo largo de nuestra vida.

LO QUE DEBE INCLUIR EL MENÚ DE UN NIÑO

La nutricionista Andrea Marqués enumera algunas claves,para configurar un menú infantil equilibrado y saludable.

- Cinco comidas al día: Distribuidas en las tres principales (desayuno, comida y cena) y 2 secundarias (media mañana y merienda).

- Cinco raciones diarias de frutas y verduras: Incluyendo hortalizas, preferiblemente de agricultura ecológica cultivada en las proximidades y de temporada.

- Cuatro raciones diarias de carbohidratos: Cereales, pan, pasta, arroz, legumbres o papas, tomadas en todas las comidas excepto en la cena.

- Tres raciones diarias de proteínas y lácteos: Pescado, huevos, carnes y lácteos, ricos en calcio y vitamina D que participan en la formación de estructuras óseas durante el crecimiento.

- Dos raciones diarias de grasas saludables: Frutos secos y aceite de oliva.

- Una ración semanal: El consumo de facturas, tortas, dulces, refrescos y snacks, debe limitarse a una a dos raciones semanales, por su poder adictivo y elevadas dosis de azúcar.

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La Piramide nutricinal del Instituto Médico Europeo de la Obesidad.