Mientras algunos mueren de hambre

Restos de comida, un creciente problema en las ciudades

Agencia DPA

A las mesas de los diez restaurantes del hotel cinco estrellas Marina Bay Sands en Singapur sólo llegan exquisiteces. La langosta con verdura de primavera o la codorniz con jugo de cilantro son sólo unos ejemplos. Solo las más sabrosas zanahorias llegan al plato y sólo la cebolla más fresca se escoge para la sopa. El resto, a la basura.

Los residuos de comida en las grandes ciudades se están convirtiendo en un gran problema. Y este tema será uno de los que se aborde en la conferencia del agua, las ciudades y del medioambiente que arranca el domingo en Singapur y que se desarrollará hasta el próximo jueves.

“Según estimaciones de la ONU, un 54 % de la población mundial vive en ciudades y antes de 2050 será incluso el 66 %, por lo que los restos de comida aumentarán considerablemente”, dijo Mervyn Jones, participante en la conferencia y director de la organización Sustainable Global Resources, que asesora sobre sostenibilidad a empresas en países en vías de desarrollo sobre cómo evitar basura.

A diferencia del medio rural, las personas en las ciudades suelen comprar los alimentos empaquetados en el supermercado y a menudo en mayor cantidad de la que se necesita. No viven de lo que está maduro, sino que hacen compras para tener más aprovisionamiento y luego no lo consumen todo.

En Singapur, una población con una alta densidad de población en la que viven 5,3 millones de personas, todos los años acaban en la basura 785.000 toneladas de comida.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que cerca de un tercio de la producción de alimentos no llega al plato, sino que se tira porque se ha podrido o porque nunca se ha llegado a utilizar. Esa cifra son 1.300 millones de toneladas al año, una cantidad descomunal.

DOBLE DESAFÍO

Las ciudades afrontan así dos desafíos, pues por una parte resulta difícil saciar a las personas en los núcleos poblacionales y por la otra no hay espacio para tanta basura.

En la conferencia de Singapur se abordará qué se puede hacer con tantos deshechos. Dos universidades de Singapur han presentado proyectos para convertir los restos de comida desechables en biocombustible.

La organización Food Bank Sudáfrica recoge alimentos caducados en comercios y mercados y con ello cocina para desfavorecidos. De ese modo consigue reciclar 3.350 toneladas de comida al año.