Kathy Calvin

“Los derechos de las mujeres son derechos humanos”

Irene Benedicto

EFE

En la lucha por los derechos de las mujeres, el siguiente paso que hay que dar es considerarlos “parte de los derechos humanos”, defiende la presidenta de la Fundación de las Naciones Unidas, Kathy Calvin.

“Es un asunto de derechos humanos que no podemos plantear como ayudar a un grupo a avanzar, sino como la consecución de una igualdad de facto”, dijo Calvin en una entrevista con EFE con motivo de la cumbre Girl’s Up (arriba las chicas) que la ONU celebra esta semana en Washington.

Para la presidenta de la Fundación de la ONU, el cambio de enfoque es especialmente importante en Estados Unidos, donde los derechos de las mujeres han quedado históricamente relegados a ser “derechos civiles” concebidos para la defensa del individuo y no como un patrimonio común de la sociedad.

“El movimiento de los derechos civiles ha sido poderoso y exitoso” pero “ya no es aceptable ver a las mujeres como ‘el otro’ (...), estamos en una nueva era en la que el reto tiene que ser la igualdad real”, argumentó Calvin, que lleva más de 40 años dedicada al servicio público.

La defensa de los derechos de la mujer aún tiene muchas tareas pendientes cuando el 35 por ciento de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física o sexual por parte de su compañero sentimental y más de 120 millones de niñas menores de 18 años han sufrido una violación, según datos de la ONU.

Las razones por las que la igualdad beneficia a todos van desde lo moral a lo pragmático: no tener mujeres y niñas integradas en la economía cuesta 28 billones de dólares a la economía mundial.

Setecientos millones de mujeres se casaron siendo menores de edad y al no tener capacidad de decisión en las familias, se ven abocadas a tener más hijos y así “aumenta la población más pobre”, sin acceso a salud o educación.

Por eso “los derechos reproductivos” son la mayor preocupación para la presidenta de la Fundación de la ONU, ya que “asegurar que todas las mujeres tengan derecho a decidir cuándo tienen hijos les dará el poder y las herramientas que necesitan”, incluido “operar en el mercado laboral tal y como quieren”.

Uno de los logros de los que se siente más orgullosa de haber contribuido es a bajar a la práctica un discurso a menudo demasiado abstracto de la ONU: “Antes hablábamos de género y luego hablamos de mujeres y ahora hablamos de mujeres y niñas”.

La incorporación de las chicas más jóvenes es relevante “porque se ha empezado a entender que si ayudas a una niña hoy no tendrás que ayudar a esa mujer mañana”, señaló Calvin.

Así, en los años recientes, la ONU ha adelantado la edad de la población a la que dirige sus programas.

“En muchas comunidades las chicas no son una entidad, no tienen derechos”, pero “su voz debe ser escuchada y además necesitan ayuda especial”, reivindicó.

Para ello, la ONU ya ha identificado “algunos de los puntos clave”, como la necesidad de un certificado de nacimiento.

“Es algo tan simple como eso. Pero si no tenemos eso no sabemos qué edad tiene cuando se casa, la edad a la que muere o de qué muere”, argumentó.

“Hemos de asegurarnos de que retrasamos la edad de matrimonio hasta que la chica está preparada y tenga la voluntad de hacerlo, cuando haya recibido una educación, no sólo primaria sino también secundaria”, enfatizó.

“Antes no se concebía que una mujer optara por un trabajo fuera de casa así que, ¿por qué iba a necesitar educación?”, pero ahora los padres comienzan a “darse cuenta de que sus hijas tienen capacidad económica igual que sus hijos”, dijo.

Calvin, nacida en Ohio (EE.UU.) en 1949, recuerda como un momento clave cuando la ahora virtual candidata demócrata a la Presidencia de EE.UU., Hillary Clinton, dos años mayor que ella, dijo ante la ONU, hace 21 años, “que los derechos de las mujeres son derechos humanos y que los derechos humanos son los derechos de las mujeres”.

“Fue poderoso, nunca antes se había dicho algo así. Las mujeres de mi generación creen por completo que derechos humanos y de las mujeres son sinónimos”, defendió.

Aunque Calvin consideró que la posible llegada de Clinton a la Casa Blanca ayudará a mejorar la situación de la mujer, advirtió que se necesitan “más personas implicadas” en el proceso.

Que mujeres y hombres sean iguales “es simplemente lo correcto”, concluyó.