editorial

  • Del total secuestrado este año, hay 52 pistolas 9 milímetros como las que utilizan las fuerzas de seguridad.

La policía secuestra dos armas por día

El hecho de que en lo que va del año la policía haya secuestrado un total de 402 armas en el departamento La Capital resulta alarmante. Se trata, sin lugar a dudas, de un arsenal con un poder de fuego aterrador. Sin embargo, los números fríos no resultan suficientes para describir una realidad intimidante y compleja.

En primer lugar, porque gran parte de ese armamento logró ser recuperado de manos de los delincuentes que asuelan las calles de cada uno de los barrios de Santa Fe. En muchos casos, se trata de armas utilizadas en ocasión de robo, amenazas u homicidios.

Eso no es todo. Otro dato sorprendente es que, del total de armas, aparecen 52 pistolas 9 milímetros como las que utilizan las fuerzas de seguridad. De hecho, durante los últimos años resulta llamativa la cantidad de policías que han denunciado el robo o pérdida de su arma reglamentaria. Al menos hasta el momento, no se conocen públicamente los resultados de diversas investigaciones que en este sentido fueron anunciadas desde sectores de la Justicia.

Pero existen otros elementos que complican la situación y dejan al descubierto una verdadera trama de corrupción que termina alimentando los circuitos ilegales de venta de armas en el departamento La Capital.

Es que 28 de las 52 pistolas 9 milímetros secuestradas, forman parte de un lote de 715 armas que debieron ser incineradas por orden judicial. Sin embargo, no sólo no fueron destruidas, sino que hoy circulan en manos de delincuentes. Tanto es así que, una de ellas, habría sido utilizada para cometer un homicidio el pasado 10 de junio.

La Justicia investiga lo sucedido con este lote de pistolas. Si bien el caso se mantiene bajo estricta reserva, se sabe que el círculo de sospechosos no debería ser demasiado amplio. Hasta el momento no parece que los investigadores hayan dado con los autores de este acto de corrupción. Quienes debían destruir el armamento utilizado en el pasado para delinquir, lo reinsertaron en el circuito ilegal para que fuera a parar nuevamente a manos de los delincuentes.

Es cierto que Santa Fe no es la única ciudad o provincia donde este tipo de hechos sucede. En la ciudad de Córdoba, por ejemplo, en mayo del año pasado 72 pistolas desaparecieron de la Jefatura de Policía. Hasta el momento, lograron recuperar apenas 15, casi todas en allanamientos donde se buscaban otros objetos.

El último lunes, un policía cordobés resultó baleado por jóvenes que se resistieron a ser controlados en la vía pública. El arma utilizada por los delincuentes pertenecía a la fuerza policial.

En Entre Ríos, la policía también investiga la posible venta de armas que figuraban como incautadas por la Justicia de esa provincia.

Aun así, lo que sucede en otras jurisdicciones no debe ser tomado como consuelo. La proliferación de armas en el departamento La Capital contribuye de manera innegable al hecho de que este año se encamine a batir un nuevo récord de homicidios.

A mediados de octubre de 2014, el intendente José Corral había ordenado suspender la actividad de las armerías durante algunos días, hasta que se implementó un sistema de control sobre la compra y venta de armamento y municiones en la ciudad. Sin embargo, la realidad indica que el mercado ilegal sigue proveyendo de armas y balas a la delincuencia. Ya no a través de estos comercios habilitados y controlados, sino por vía de la corrupción y el mercado negro.

28 de las 52 pistolas 9 milímetros secuestradas, forman parte de un lote de 715 armas que debieron ser incineradas por orden judicial.