Entre Ríos

Puiggari: “Los cilicios hallados en el convento no son de tortura”

DyN

El arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, afirmó hoy que los cilicios encontrados en el convento de monjas de la ciudad entrerriana de Nogoyá “no son de torturas”, y tras rechazar que había privación ilegítima de la libertad, aseveró que “de ninguna manera se ha infringido ninguna ley”.

“Las Carmelitas constituyen una de las congregaciones más antiguas de la Iglesia, que tiene una reforma muy importante en el siglo XV con Santa Teresa de la Cruz, es una de las órdenes más exigentes. Son monjas de clausura, de oración, de entrega, de alejamiento del mundo y de una vida de sacrificio”, destacó Puiggari.

Ayer, la Justicia entrerriana allanó el convento de Nogoyá por una denuncia por torturas y privación ilegítima de la libertad contra las religiosas del claustro, y el fiscal de la investigación dijo que se encontraron elementos de castigo y autoflagelación.

En diálogo con Radio Con Vos, el religioso explicó que lo que se encontró fue lo que “se llama cilicios, que no son elementos de torturas”.

Respecto de la acusación de privación ilegal de la libertad, el sacerdote explicó: “Son todas mujeres mayores de edad en su sano juicio que deciden y eligen una vida austera”.

Agregó: “No es que se torturen entre ellas, no hay privación de la libertad. De ninguna manera se ha infringido ninguna ley, no se cómo se puede tipificar el delito”.

Puiggari indicó: “Los cilicios son unos alambres, que originalmente eran una camiseta áspera que se ponía debajo de la camisa, lo que provocaba una cierta molestia, y después se usan pequeños alambres con una punta que molesta”.

“Hace tomar conciencia de cierto dolor, pero de ninguna manera lastima, y no es que se use todos los días”, recalcó el arzobispo de Paraná respecto a los cilicios.

Puiggari expresó: “La Iglesia siempre ha fomentado penitencia, pero hoy hay otra tendencia a buscar otra penitencia, como privarse de un buen chocolate para dárselo al pobre”.

Resistencia

El fiscal Federico Uriburu, a cargo de la causa, dijo que la superiora de la casa religiosa se resistió al ingreso de los funcionarios judiciales, por lo que hubo que forzar la puerta de acceso, y confirmó que en el operativo se hallaron “elementos de tortura y autoflagelación como látigos y cilicios”.

“No hubo necesidad de revisar cada cuarto, porque se aportaron en forma voluntaria una cantidad de cilicios y látigos, pequeñas fustas de unos 40 centímetros”, detalló en declaraciones a la prensa local.

El fiscal Uriburu dijo que en el interior del convento se halló una gran biblioteca con “numerosos libros de teología y religión, pero no hay manuales o libros sobre la instrumentación de prácticas de tortura”.

Investigación periodística

El intendente local, Rafael Cavagna, sostuvo que “se realizaron los allanamientos y las hermanas quedaron a disposición de los médicos de la Justicia para la revisión”.

Las monjas se encuentran “en buen estado general” y permanecen en el convento, destacó el jefe comunal, y consideró que se trata de un “golpe muy fuerte” para esa localidad.

“Será la Justicia la que determinará si son conductas típicas del Código Penal o están dentro de las reglas del convento”, manifestó en declaraciones al canal Todo Noticias.

El operativo judicial se efectuó a raíz de una investigación periodística de la revista Análisis, de Paraná, que reveló que en el monasterio era frecuente el uso de elementos de autoflagelación y que las religiosas eran sometidas a “castigos permanentes”.

“Hubo casos de desnutrición y existe una estricta prohibición ‘de no hablar’ de lo que sucede. Varias de las ex monjas están con tratamientos psicológicos en Entre Ríos o Santa Fe, por las secuelas que tuvieron”, advirtió la revista.

La publicación aseguró que la investigación se extendió por “casi dos años” e incluyó testimonios de “ex religiosas, familiares y profesionales de la salud” de Nogoyá.

La revista aseguró que las religiosas son alejadas de sus familiares, no pueden mirarse al espejo porque es símbolo de “vanidad” y que se constataron casos en que las internas solamente se podían bañar una vez cada siete días.

“Las carmelitas descalzas del convento de Nogoyá vienen sufriendo torturas psicológicas y físicas, todo a la vista de las autoridades de la Iglesia que una vez más, han decidido no intervenir”, sostuvo la publicación en su denuncia periodística.