SEÑAL DE AJUSTE

Gata maula con sofisticado ratón

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“The Catch” es un thriller envuelto en un celofán de comedia romántica, que hace equilibrio entre ambos géneros con el arquetipo de dos que se aman pero son enemigos ubicados en lados distintos de la ley. Foto: Gentileza Sony

 

Roberto Maurer

Con la fe de quien aguarda la llegada de un mesías, la civilización alienta la esperanza de que en algún momento aparezca una nueva serie de televisión que logre la adhesión unánime en esta humanidad dividida en múltiples grietas. Así, nos salvaríamos de esta vanidosa multiplicación de series cuyo número aumenta cada temporada, como falsos dioses que nos llevan por los caminos de la intrascendencia. Aseguran que tarde o temprano aparecerá esa serie que nos hermane como en su momento lo hicieron “Breaking bad”, “Los Soprano”, “Lost” y la ya lejana “X Files”.

Mientras tanto, en el día a día, nos distraemos con pequeñas deidades como “The Catch”, que acaba de estrenar Sony y que se emite los lunes, a las 22. Se trata de un thriller envuelto en un celofán de comedia romántica que hace equilibrio entre ambos géneros con el arquetipo de dos que se aman pero son enemigos ubicados en lados distintos de la ley: una despechada mujer detective que busca vengarse del sofisticado estafador que la engañó.

Seducida y abandonada

El primer capítulo fue de un movimiento acelerado, y con el uso de la pantalla dividida para acentuar el vértigo de un juego de apariencias en el cual Alice Vaughan (Mireille Enos) es la jefa de investigadores de una importante agencia de seguridad privada que actúa cuando la policía y el FBI son impotentes. Sus poderosos clientes están siendo hackeados y desvalijados por un anónimo burlón que, luego de cada golpe, los desafía con un mensaje para saber si quieren “seguir jugando”.

A la vez, Alice se está casando con un guapo y encantador hombre de negocios que resulta ser el misterioso estafador (Peter Krause), y que la estuvo utilizando para obtener información confidencial de los clientes de la agencia. El falso personaje ha seducido a la gran detective experta en fraudes y la abandona luego de vaciar su cuenta bancaria. El elegante pícaro se esfuma, como si nunca hubiera existido: un ayudante se ocupa de limpiar su oficina y su departamento sin dejar un solo rastro que permita identificarlo. Cuando Alice busca las fotos que se sacó con su prometido, descubre que ni esas imágenes sirven: el tipo jamás miraba la cámara y escondía su rostro.

El estafador escapó con su verdadera amante, una perra mala y peligrosa, dejando devastada a Alice, con el corazón roto, su reputación destruida, el orgullo por el piso y la cuenta bancaria vacía. Para colmo, la protagonista asume riesgos intentando ocultar a sus clientes lo que ha ocurrido, situándose en el límite de la ley, hasta que interviene un agente de Interpol y la situación se complica.

Las cenizas quedan

La trama busca la sorpresa mediante giros inesperados, y uno de ellos será clave en lo que ya es el conocido juego del gato y el ratón: en su mistificación, el estafador se ha enamorado de Alice, y al final del capítulo el prófugo reaparece entre las sombras para dejarle un singular obsequio. Flirtea con su víctima, casi se burla de ella, que acusa el reto: “¿Quieres jugar? Juguemos”.

Esta cacería con una pincelada sentimental del viejo refrán (“donde hubo fuego, etc.”) continuará sobrevolando la serie mientras la detective resuelve otros casos, siempre en un mundo fashion de fiestas elegantes, señoras vestidas a la moda y autos caros. Creadora de las exitosas “Grey's Anatomy”, “How to get away with murder” y “Scandal”, y personaje muy influyente de la televisión estadounidense, la productora Shonda Rhimes parece dirigirse a un público femenino al cual ha sabido conquistar con series protagonizadas por mujeres fuertes y atractivas de la mediana edad. Alice es una de ellas.