Una sola voz

Crece el impulso para unificar a todo el movimiento tambero nacional detrás de una Cámara Empresaria, pero esto implica un trabajo inédito de carácter integrador y de un cambio de la visión de cadena.

Federico Aguer

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A nivel global, la política viene dando claras muestras de haber fracasado en su misión primaria. Tanto es así, que el advenimiento de figuras como Macri o Trump (más allá de sus diferencias), evidencia la necesidad de “la gente” de pasar de la política declamativa, de las fotos, los actos y los cortes de cinta, a liderazgos más pragmáticos y realistas.

Tranqueras adentro, la dirigencia del campo argentino supo tener sus victorias y derrotas, pero -al reflejar realidades tan distintas- nunca pudo alcanzar la utopía de la representatividad mayoritaria del sector. La Mesa de Enlace, nacida del hartazgo por la política confiscatoria, se fue desvaneciendo con el sólo advenimiento del diálogo.

Según el Ing. Agr. Daniel Villulla, tambero del sur bonaerense, todo pasa por cambiar la VISIÓN de la cadena lechera. “Hay muchas cosas culturales que cambiar para mejor, sin dejar de reconocer los esfuerzos hechos por mucha gente en el pasado. Tenemos que unificar la expresión de los tamberos argentinos”, dice convencido.

Para ello, propone una Cámara Empresaria Tambera que fomente el diálogo interno, con la industria y con los gobiernos de turno, aunque esto “no significa la idea de un pensamiento único, sino la representación del conjunto de los pensamientos de manera proporcional, con la elección de representantes basados en un plan de trabajo. Asumir con madurez y definitivamente que los productores no tenemos futuro si no es CON la industria y viceversa: constituir una mesa de trabajo conjunta, la que no significa subordinación de nadie ante nadie”. También criticó la institucionalidad actual “de baja calidad, donde predomina la desconfianza y la asimentría en la información, debemos salir del folklore inconducente”.

En una cadena donde los productores son el “último orejón del tarro” y Atilra el gran beneficiario de las desigualdades, algunos aconsejan mirar lo que hizo Brasil, donde la representación gremial agropecuaria está en manos de una sola entidad (CNA). Hasta ahora, la solicitud ha sido bien recibida, hasta que llega a las altas esferas. ¿No habrá llegado la hora de cambiar de paradigma?