En su casa de Flores

Prisión perpetua por matar a su mujer a cuchillazos

“Hay que dejar de hablar de homicidios: son femicidios, las matan por ser mujeres”, dijo la fiscal Mónica Cuñarro en su alegato, en el que pidió la pena máxima.

Télam

Un hombre fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de su pareja, a quien asesinó a cuchillazos aparentemente por cuestiones de celos, en noviembre del año pasado, en un departamento del barrio porteño de Flores, informaron fuentes judiciales. La sentencia fue dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 porteño y recayó sobre Francisco Cardozo (35), correntino, quien fue hallado responsable de “homicidio agravado por haber mediado violencia de género y por tratarse la víctima de una persona con la que el acusado mantenía una relación de pareja”.

Los jueces Martín Vázquez Acuña, Alberto Huarte Petite y Sergio Paduczak coincidieron en su fallo con el pedido que había formulado la fiscal Mónica Cuñarro, quien en los alegatos había afirmado: “Hay que dejar de hablar de homicidios: son femicidios, las matan por ser mujeres y nombrarlo de esa manera no sólo importa sino que construye”. “No cabe duda de que la conducta de Cardozo es un femicidio y que la muerte de su esposa fue ejecutada por el género”, afirmó la fiscal, quien remarcó que para el imputado “la vida de su pareja nunca valió nada, siempre estuvo condicionada a sus pretensiones: cuando él quería la humillaba, la consideraba parte de su patrimonio”.

Para cerrar su alegato, destacó que “la protección social debe ser enérgica para que no haya Ni una Menos”. Los jueces rechazaron el argumento de la “emoción violenta” con la cual la defensa había pedido atenuar la pena, y argumentaron que durante el debate no se habían aportado pruebas sobre supuestos actos de infidelidad por parte de la víctima, llamada Celia Rivas (35).

Videos y fotos

El hecho que se le imputó a Cardozo, que era panadero pero al momento del hecho estaba desocupado, fue cometido la mañana del 15 de noviembre de 2015 en el departamento ‘C‘ del tercer piso del edificio ubicado en Pedernera 65, donde el hombre vivía con su mujer y los dos hijos de la pareja, de 8 y 14 años.

Los pesquisas determinaron que la mujer trabajaba como empleada de limpieza en un hotel alojamiento porteño donde tuvo que cubrir el turno de la noche, por lo que esa mañana arribó a su departamento alrededor de las 8, cuando su pareja y sus hijos dormían en sus respectivas habitaciones. En su descargo, Cardozo dijo que la mujer, a través de su teléfono móvil, le enviaba videos y fotografías en las que se la veía manteniendo relaciones sexuales con otro hombre.

La defensa sostuvo que Cardozo la había perdonado antes, pero que la mujer repitió los mensajes la noche anterior al ataque que le provocó la muerte. En su alegato, Cuñarro recordó que el más chico de los hijos de la pareja observó el ataque y alertó a su hermano de 14 diciéndole: “El hijo de puta mató a mamá”.

Maltrato permanente

Entonces, el adolescente salió a la calle y encontró a un barrendero al que le dijo: “Me parece que mi papá mató a mi mamá”. Este hombre lo auxilió y llamó a la Policía, que al llegar encontró a la mujer muerta y al hombre malherido, por lo que fue llevado al hospital Piñero.

Con un plano del lugar, fotos de la víctima y un esquema de las heridas, la fiscal detalló en el juicio que, de las cinco cuchilladas que recibió la mujer, dos le perforaron la pleura (haciendo que colapsara su pulmón derecho) y le seccionaron la carótida. Según el médico que hizo la autopsia, murió en menos de cinco minutos y presentaba una lesión defensiva en una mano.

La sexta herida fue encontrada en la boca de la víctima y está relacionada con la presión que hizo el acusado para que no gritara. Según familiares de la víctima, Celia y sus hijos sufrían maltratos permanentes; lo mismo ratificaron los niños al declarar en cámara Gesell durante la instrucción de la causa. Otros datos que se conocieron es que el ahora condenado era celoso, controlador, la espiaba, le revisaba la cartera y el teléfono y cuando en una ocasión ella se anotó en el gimnasio, él también lo hizo, sólo para controlarla.