editorial

  • La dirigencia política contemporánea debería preguntarse qué sucede que convoca a plebiscitos y referéndums en los que es inevitablemente derrotada.

Crisis en Italia

Politólogos, historiadores y cuentistas sociales deberían preguntarse qué sucede con la dirigencia política contemporánea, que convoca a plebiscitos y referéndums en los que son inevitablemente derrotados. Lo que sucedió en Inglaterra y Colombia ahora ocurre en Italia, donde el primer ministro Matteo Renzi fue derrotado en toda la línea en un referéndum convocado por él mismo para promover una modesta reforma institucional. La propuesta oficial fue derrotada por más de diez puntos y si bien los seguidores de Renzi intentan relativizar este resultado argumentando que son la fuerza política que más votos obtuvo o que fueron derrotados por una coalición de inescrupulosos y oportunistas, en los hechos la derrota fue tan incuestionable que Matteo Renzi se vio forzado a anunciar su renuncia, que fue aceptada hoy por el presidente Sergio Mattarella, quien nombró en su lugar a Paolo Gentiloni.

El futuro inmediato decidirá respecto del futuro político de Italia, un país que, dicho sea de paso, está habituado a remontar estas crisis, gracias a la flexibilidad del régimen parlamentario. La discusión abierta es si se convoca a elecciones inmediatamente -los opositores reclaman hacerlo en febrero de 2017 a más tardar- o hallar fórmulas de equilibrio hasta 2018, para resolver entre tanto cuestiones administrativas y económicas que en los últimos meses se han agravado, al punto que este resultado electoral es interpretado como una respuesta de la sociedad hastiada con dirigentes políticos que no satisfacen sus expectativas.

La derrota de Renzi abre espacios para los partidos antisistema que han crecido en los últimos tiempos. Por lo pronto quien se manifiesta como más ansioso para participar en una convocatoria electoral es el cómico Beppe Grillo, titular de la formación política Cinco Estrellas. Grillo, cuya respetabilidad social ha crecido gracias a un discurso agitador, simplificador y de gran divulgación en las redes sociales, parece ser el candidato con más chances de llegar al Palacio Quirinal. Confiando en el veredicto favorable de las urnas, Grillo asegura que ha movilizado sus denominados cuadros técnicos para elaborar un programa de gestión de gobierno.

También ha crecido en estos tiempos la Liga del Norte liderada por Matteo Salvino. Calificada de xenófoba y de ultraderecha, la Liga del Norte en los últimos años sostuvo una controvertida alianza con Forza Italia, el partido creado por Silvio Berlusconi, para muchos el candidato con más votos en Italia, el candidato que no podrá ser tal porque se lo prohíbe la ley, debido a los numerosos actos ilícitos cometidos. Por último, el Partido Demócrata de Renzi promoverá como candidatos a Carlo Padoan o Pietro Grasso.

Las rencillas políticas a las que los italianos son tan afines, en este caso no son más que la expresión de una realidad económica y social muy complicada. La deuda con los bancos es altísima y la incertidumbre de una crisis preocupa no sólo a los italianos sino también a los dirigentes de la Unión Europea, temerosos de que Italia en algún momento decida salir del área del euro.

Las rencillas políticas a las que los italianos son tan afines, en este caso no son más que la expresión de una realidad económica y social muy complicada.

El futuro inmediato decidirá respecto del futuro político de Italia, un país que, dicho sea de paso, está habituado a remontar estas crisis, gracias a la flexibilidad del régimen parlamentario.