En las Altas Cumbres y el Valle de Punilla

Ahora Córdoba suma la oferta de arroyos y ríos subterráneos

Télam

Varios arroyos y ríos serranos que corren bajo tierra, entre rocas y arena, constituyen un atractivo turístico en la provincia de Córdoba, que lleva a miles de turistas a contemplarlos, nadar y navegar en ellos, en una experiencia singular por paisajes poco frecuentes que se pueden visitar con pocos gastos.

La mayor parte de estos sitios exigen llegar con una caminata de más de una hora, generalmente de baja dificultad, pese a lo cual se recomienda ir con guías para evitar problemas.

En algunos de estos cenotes, que corren a más de 1.500 metros sobre el nivel del mar (msnm), la baja temperatura del agua obliga a utilizar traje de neoprene, y hay tramos en los que no se pueden cruzar sin tubo de aire, debido a la distancia a recorrer bajo tierra.

La localidad cordobesa de Mina Clavero tiene derrumbes de rocas gigantescas que encierran el cauce del río Panaholma y lo hacen correr debajo de las piedras, a 2.300 msnm, por un sector al que se accede tras una cabalgata de una hora y media.

En Mina Clavero, Fernando Neyer, de la agencia de turismo Rafturismo, comentó a Télam que el arroyo La Hornilla, a 22 kilómetros de esa comuna, “corre bajo tierra en un tramo que lleva una hora y media de caminata, en un campo privado”.

Al lugar, añadió, se puede acceder en “una excursión de jornada completa a un costo de 650 pesos por persona, que incluye un almuerzo y una merienda serrana, luego de un recorrido de traslado en un minibus”.

“En el arroyo se va nadando o flotando con chaleco salvavidas y hay que ir con traje de neoprene, porque el agua es muy fría y también hay que llevar linternas frontales”, advirtió el guía.

El director de Turismo de Mina Clavero, Manuel Echegaray, remarcó que en los alrededores de la ciudad tienen “varios ríos subterráneos”, junto a otros muchos atractivos propios del paisaje de Traslasierra, la región donde ejerció su sacerdocio el santo Antonio Brochero.

La capacidad de hospedaje de Mina Clavero es de “catorce mil camas entre hoteles y albergues, además de camping y cerca de 600 cabañas que se usan como casas de alquiler”, expuso Echegaray.

El funcionario destacó: “el río Panholma tiene aguas mesotermales porque su temperatura no es alta, mientras que el río Mina Clavero tiene playas extensas, cerca de la ciudad, y forma el Nido de Águilas, uno de los lugares más populares de la zona por sus murallones de 40 metros de altura”.

Vértigo en el agua

El lugar forma “una hoya de 14 metros de profundidad” con aguas tan trasparentes que las personas que nadan allí pueden tener vértigo, ya que sienten que están en el aire.

En el Valle de Calamuchita, el río Wildbach, de La Cumbrecita, también se sumerge entre las piedras y figura entre las excursiones más atractivas que ofrece este pueblo de montaña.

Para llegar al río se debe caminar unas dos horas por el sendero que cruza el arroyo Almbach y subir por un bosque de abedules hasta el cerro Wank de 1.715 metros de altura.

Tras la caminata por el paisaje serrano se llega a una caverna de varios metros de altura, con rocas encastradas como techo, un curso de agua cristalina y helada, piso de arena y uno que otro hueco por el que entra el sol.

En el agua se puede andar unos 300 metros por el río subterráneo, donde sólo se escucha el sonido de las gotas apacibles, en un trekking de baja dificultad, pese a lo cual recomiendan ir a conocer este atractivo con guías habilitados.

En la localidad de Los Gigantes, en el Valle de Punilla, está el río Yuspe, que cruza una reserva de tabaquillos donde se ven cóndores y, más adelante lleva a las cuevas formadas por enormes piedras y que lo vuelven subterráneo en algunos tramos.

Estas excursiones tienen una exigencia de trekking moderada, pero los voceros mencionan que el ingreso a las cuevas requiere de cierta pericia.

Así, con una comida que puede brindar la agencia contratada o una vianda armada por los visitantes, esos lugares ofrecen la posibilidad de vivir una experiencia especial a bajo costo, que en otra jornada se puede complementar con la visita a un paisaje similar no muy lejano, en una suerte de circuito por ríos subterráneos.