ACTUACIONES FEMENINAS INOLVIDABLES EN EL CINE

Mujeres fuera de serie

El estreno, en abril, de “Miss Sloane” con Jessica Chastain en el papel de una abogada implacable, sirve de excusa para repasar películas que son memorables por el trabajo de sus actrices; desde Scarlett O'Hara (Vivien Leigh) a Erin Brockovich (Julia Roberts), pasando por “Thelma & Louise” (Geena Davis y Susan Sarandon).

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Cecilia Roth en “Todo sobre mi madre”, de Pedro Almodóvar, singular observador del universo femenino.

Foto: El Deseo S.A.

 

Juan Ignacio Novak

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En abril se estrena en los cines de la Argentina “Miss Sloane”, donde Jessica Chastain (nominada por este trabajo al Globo de Oro, que finalmente obtuvo Isabelle Huppert) interpreta a la ejecutiva de un lobby armamentístico que trata de evitar en un tribunal el avance de una ley para el control de armas en Washington. Un trabajo que mereció elogios de la crítica especializada y que a la vez coloca a Chastain, quien ya había mostrado su nivel en la frenética “La noche más oscura”, entre las actrices de proyección del cine comercial norteamericano. Además de abrir la posibilidad de repasar algunas películas cuyas actuaciones femeninas dejaron marcas indelebles en la pantalla grande.

“Lo que el viento se llevó” (1939): Luego de sopesar varias posibilidades, el productor David O'Selznick se decantó por Vivien Leigh para el personaje de Scarlett O'Hara en “Lo que el viento se llevó”. Hizo bien, porque la británica realizó un trabajo excepcional al encarnar a la caprichosa Scarlett O'Hara, una mujer atípica dentro de la conservadora sociedad del “viejo sur”, llena de caballeros que, como dice Reth Buttler, tienen “esclavos, algodón y arrogancia”. Luego de que la Guerra Civil destruye su mundo, La Scarlett de Leigh se hace cargo de Tara (la hacienda familiar) y pronuncia su famosa frase: “Con Dios como testigo, nunca volveré a pasar hambre”. El eco todavía resuena, 80 años después.

“El ocaso de una vida” (1950): “Yo sigo siendo grande. Son las películas las que se han hecho pequeñas”. Norma Desmond era una estrella del cine mudo, pero el paso del tiempo la convirtió en una especie de reliquia sagrada. Olvidada por los empresarios, despojada de su ámbito, ignorada por el público. A través de este patético personaje interpretado por Gloria Swanson, Billy Wilder traza una radiografía tan severa como amarga del mundo del espectáculo, en este caso del cine de Hollywood. El mismo año, Joseph L. Mankiewickz rodó la “La malvada”, con actuaciones de Anne Baxter y Bette Davis, que traza una cirugía de equivalente crudeza, pero esta vez sobre el mundo del teatro.

“Desayuno en Tiffany's” (1961): La delgada silueta de Audrey Hepburn vestida de negro, con anteojos de sol, bebiendo un café ante las puertas de la joyería del título es uno de los tantos momentos mágicos de este film basado en la novela de Truman Capote, que se impuso entre las comedias más logradas del cine norteamericano. La dirección de Blake Edwards, la banda sonora de Henry Mancini y las labores de George Peppard y Patricia Neal son logros significativos, pero la auténtica fortaleza está en la interpretación de Hepburn, que pasa de la euforia a la melancolía sin abandonar su ternura y magnetismo, que son refugios para su fragilidad. Cada fotograma queda grabado en la retina.

“Alien” (1979): Varios factores incidieron para que la película de Ridley Scott pasara a ser una de las piezas clave del devenir de la ciencia ficción cinematográfica: la atmósfera opresiva, el guión original con aroma a clásico (hay guiños a las películas clásicas del género) de Dan O'Bannon, el diseño artístico, el buen manejo del suspenso. Pero uno de los más trascendentes fue la actuación de Sigourney Weaver como Ellen Ripley, la contrincante ideal para el monstruo alienígena de movimientos atléticos interpretado por Bolaji Badejo. De hecho, su personaje fue ubicado en el puesto ocho entre los mejores héroes del cine, seleccionados por el American Film Institute.

“Thelma & Louise” (1991): Las road movies (películas de carretera) con parejas protagónicas integran un subgénero que dio pie a obras maestras como “Malas tierras”, “Bonnie and Clyde” y “Busco mi destino”. Pero en 1991 Ridley Scott propuso (en base a un guión de Callie Khouri) una vuelta de tuerca a la tradición: los héroes de turno son dos mujeres. Susan Sarandon y Geena Davis encarnan respectivamente a una ama de casa harta de la rutina y a una empleada de cafetería cuyo sueño es que su novio inmaduro se case con ella. Ambas se reúnen en un viaje que arranca como recreo para convertirse en viaje existencial. Una joya del cine de entretenimiento, tan emulada como parodiada.

“Pulp Fiction” (1994): Dos minutos y medio de exaltado twist junto a John Travolta (de paso, hay que animarse a bailar con Travolta tras haber visto “Fiebre de sábado por la noche”) en un restaurante ambientado en los años ‘50 le bastan a Uma Thurman para que su interpretación de Mia Wallace, hastiada esposa de un mafioso de la cual circulan historias legendarias en el ambiente, se convierta en uno de los personajes femeninos más fascinantes de los ‘90. Quentin Tarantino la eligió como musa (los dos capítulos de “Kill Bill” fueron un vehículo para su lucimiento) y le brindó algunas líneas de diálogo antológicas: “¿Por qué creemos que es necesario decir estupideces para sentirnos cómodos?”

“Fargo” (1996): La heroína atípica que compuso Frances McDormand en este film, el más ácido de los Coen, es una de las actuaciones femeninas más creativas de los ‘90. Desde la vorágine emocional de su embarazo, la oficial de policía Marge Gunderson observa atónita la violencia sin sentido que desatan un apocado vendedor de autos y dos psicópatas al fingir el secuestro de la esposa del primero. Entre náuseas matinales y antojos gastronómicos, Marge aplica su desarmante sentido común para resolver el caso. Merece un lugar en el podio de los mejores personajes de la cepa Coen, junto a “The Dude” (Jeff Bridges en “El gran Lebowski”) y Anton Chigurh (Javier Bardem en “Sin lugar para los débiles”).

“Todo sobre mi madre” (1999): Pedro Almodóvar es un agudo observador de la feminidad y tradujo esa mirada en su artificio. En este film traza personajes que rompen los clichés, estructurados sobre una historia simple, que alumbra territorios oscuros bajo el formato de melodrama. Cecilia Roth es Manuela, una mujer destruida por la trágica (de un modo ‘almodovariano') muerte de su hijo que reencauza su instinto maternal sobre Rosa (Penélope Cruz), VIH positiva y embarazada y Huma Rojo (Marisa Paredes), quien a pesar de su madurez profesional sufre carencias afectivas. El concepto de “maternidad” es revisado y adquiere hondura inédita desde una perspectiva reveladora.

“Erin Brockovich” (2000): El Oscar fue para Julia Roberts por esta película cuyos logros le pertenecen enteramente. Es que la actriz, que ya había brillado en “Flores de acero”, “Mujer bonita” y “El informe Pelícano”, conduce un argumento lleno de lugares comunes hacia los terrenos del entretenimiento eficaz a fuerza de carisma e intuición. Aunque tiene intérpretes dúctiles a su lado (Albert Finney, Aaron Eckhart y Peter Coyote) Roberts llena la historia de grandes momentos, que enfatizan el mensaje de honestidad y superación. También su presencia explica el éxito de público, que mantuvo al film en cartel por casi medio año en Estados Unidos, con una recaudación superior a los 125 millones de dólares.

“Million Dollar Baby” (2004): La simbiosis entre el boxeo y el cine engendró personajes antológicos: Rocky Balboa (Sylvester Stallone), Jake La Motta (Robert De Niro), Cassius Clay (Will Smith) y otros. Todos ellos varones. Pero Hillary Swank rompió el molde y en 2004 (bajo la sabia dirección de Clint Eastwood) hizo que la historia de una camarera treintañera que aspira a convertirse en púgil profesional se transformara en poesía. Swank había demostrado sus vastas posibilidades en “Los muchahos no lloran” (1999), pero fue en este soberbio drama escrito por Paul Haggis donde demostró hasta qué punto es posible romper las tradiciones. Y ganar el Oscar en el camino.

Otras

Natalie Portman en “El Cisne Negro” y “Jackie”, Kate Winslet en “Titanic”, Meryl Streep en “El diablo viste a la moda”, Jodie Foster en “El silencio de los inocentes”, Renée Zellweger en “El diario de Bridget Jones”, Diane Keaton en “Annie Hall”, Julianne Moore en “Lejos del Paraíso”, Elizabeth Taylor en “¿Quién le teme a Virginia Woolf”?, Holly Hunter en “La lección de piano”, Björk en “Bailarina en la oscuridad” y Gena Rowlands en “Una mujer bajo la influencia”

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Susan Sarandon y Geena Davis emprenden un viaje para huir de la rutina. Pero las cosas se complicarán y “Thelma & Louise” deberán tomar decisiones trascendentes.

Foto: Metro-Goldwyn-Mayer

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Frances McDormand compone una heroína atípica en “Fargo”, una mujer policía que tiene más ganas de volver a su casa a disfrutar la última etapa de su embarazo que de estar resolviendo crímenes.

Foto: Polygram Filmed Entertainment / Working Title Films

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Vivien Leigh encarna en “Lo que el viento se llevó” a una enérgica y caprichosa aristócrata del sur de Estados Unidos que tiene que confrontar con un entorno machista cuando se hace cargo de su hacienda familiar.

Foto: Selznick International Pictures / MGM

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Julia Roberts demostró que el carisma es capaz de lograr muchas cosas, como hacer imborrable un film que sin su actuación sólo hubiera sido eficaz, flor de un día.

Foto: Columbia Pictures / Universal Pictures / Jersey Films Production