llegan cartas

“El Chino” Cocuzza: noble, talentoso, profundamente ético

MARINA REYNARES

DNI 4.606.125

A los 76 años falleció, en su ciudad natal, Francisco Pablo Cocuzza.

Prolífico y multifacético actor, trabajó en cine, televisión y teatro, pero fue este último su ámbito de máxima expresión.

Se inició como actor en el año 1959 en su querida Santa Fe, como parte de un movimiento de teatro independiente. Allí formó parte del Grupo 67, con el que realizó la gran experiencia que fue “Yezidas”, donde puso en evidencia que es el actor el único elemento necesario en la relación con el espectador.

Entre sus trabajos teatrales más destacados se encuentran: “La extraña tarde del Dr. Burke” (premio Talía), “Las sillas, Kaspar y Stéfano”, unipersonal con el que ganó el premio Molière a mejor actor (París, 1985). Se destacó en las obras “He visto a Dios”, “Viviente jardín”, “El fondo del silencio” (1994-5) y “Todo verde y un árbol lila” (2007-8). Formó parte de los elencos de la Comedia Nacional, de Teatro Abierto (1981) y del Teatro San Martín, donde realizó su último trabajo con la puesta en escena de “Hamlet” (2011).

Radicado en Buenos Aires desde hace muchos años, actuó en películas como “Quebracho” (1974), “La noche de los lápices” (1986), “Te amo” (1986), “La peste” (1991) y “El caso María Soledad” (1993) encarnando el papel de Elías Morales, padre de la niña.

También se destacó por su trabajo en televisión como intérprete en ciclos relevantes como “Cosa juzgada”, “Alta Comedia” (1990-98), “El garante” (1997), “Nosotros y los miedos” (1982) y también formó parte del elenco de “Calabromas”.

Sus últimos trabajos estuvieron orientados a la investigación del tango y sus compositores, como un género de expresión poético-musical. En este proceso, desarrolló obras como “Ser tango” (2005) que participó del VIII Festival Internacional de Teatro Hispano en Washington, representando a la Argentina; “Viviente jardín, “Tango. Ese loco espejismo (2006) y “Yo regreso siempre” (predicción discepoliana) (2013).

Con el apodo de “Chino” Cocuzza se ha ido un ser humano noble, talentoso y profundamente ético, que defendió con firmeza y pasión sus convicciones.