Semana mundial del parto respetado

“Apurar los tiempos del nacimiento es desproteger al bebé”

  • Lo advierte la coordinadora de la Red de Parto Humanizado. Este año, la OMS promueve el respeto de los tiempos de gestación, para evitar inducciones o cesáreas antes de tiempo.

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Agustina Mai

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Bajo el lema “40 semanas: respetemos los tiempos del nacimiento”, este año la Semana Mundial del Parto Respetado hace hincapié en que la gestación y el nacimiento son procesos naturales, con sus ritmos propios.

“La fecha probable de parto no es una fecha fija, sino que se trata de un período de hasta 15 días antes o después, es decir que puede extenderse hasta la semana 42 de gestación”, comenzó aclarando Claudia Barreyro, coordinadora de la Red Latinoamericana y del Caribe para la Humanización del Parto y el Nacimiento (Relacahupan) en Santa Fe.

“Como no se sabe con exactitud la fecha de la concepción, se habla de una fecha probable de parto que tiene un margen de error”, acotó la psicóloga Andrea Kreig, especialista en acompañamiento durante el posparto y terapia familiar.

A medida que se va acercando esta fecha probable de parto, aumenta la ansiedad en las embarazadas y familiares. “Muchas madres llegan a la semana 37 con mucha ansiedad o miedo porque el bebé no presenta signos de querer nacer, cuando todavía falta cerca de un mes para que se desencadene el parto”, continuó Kreig.

Por su parte, Claudia cuestiona que se generalice la idea de que el bebé puede nacer finalizada la semana 37 de gestación: “Cuando los médicos le dicen esto a la mamá, empieza la catarata de ansiedad, que va en contra de la fisiología del bebé. No nos olvidemos de que si nace antes de la semana 37, se lo considera prematuro; ¿y a las 24 horas dicen que ya está en condiciones de nacer?”.

Para la coordinadora de la Red Latinoamericana de Parto Humanizado, las pautas culturales actuales cambiaron la forma de nacer: “Estamos viviendo una sociedad apurada y de la inmediatez, donde estos mandatos se han corrido hasta los inicios de la vida. Las madres, las familias y los médicos quieren que los niños nazcan inmediatamente y por eso se programa la llegada. Esto es desoír a la naturaleza, no esperar los tiempos naturales de gestación. Cada niño tiene formas y tiempos distintos de gestar y cuando está listo, da indicios de nacer”.

Temores

En la semana 37-38 de embarazo se suele hacer la última ecografía. Una de las mayores preocupaciones de las madres es saber cuánto pesará el bebé. “El tema del tamaño del bebé es un temor real y es normal tener miedo. Por eso es tan importante que los profesionales informen correctamente; es su responsabilidad, por la confianza que tienen las mamás en los médicos”, expresó la doula Belén Baragiola, acompañante emocional de las mujeres durante el embarazo, el trabajo de parto y el puerperio.

Sin embargo, el margen de error de los datos proporcionados por esta ecografía es de 500 gramos para arriba o para abajo. “Si la eco dice que el bebé pesa 3,3 kg, en realidad puede estar pesando 2,8 kg. Ha pasado que se planifica una cesárea por miedo a que el bebé sea grande y no pueda pasar por el canal de parto, y terminan naciendo bebés con un peso mucho menor del esperado”, explicó Andrea Kreig.

Entre las consecuencias de sacar a un bebé antes de tiempo, Barreyro detalló las dificultades respiratorias, el bajo peso, la menor vitalidad y las complicaciones para una correcta succión. “Apurar los tiempos del nacimiento es desproteger al bebé. Nacer es una decisión de ese ser. El bebé que nace vaginalmente toma la decisión de nacer, no es indiferente al proceso, sino que participa activamente todo el tiempo junto a su madre”, aseguró.

Respecto del incremento de las cesáreas innecesarias, Barreyro reflexiona: “Hemos naturalizado las intervenciones al punto de que si no me gusta mi nariz o cualquier otra parte del cuerpo, me la opero. La mujer que decide voluntariamente una cesárea es porque desconoce la gran cirugía a la que se somete. Por más que sólo veamos la cicatriz externa, se trata de una operación en la que se le secciona un órgano: el útero. Por otra parte, estamos recurriendo tanto a la cesárea, que los médicos están perdiendo la habilidad manual en los partos: están cada vez más duchos como cirujanos, pero no saben acompañar como parteros”.

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en Latinoamérica se realizan por cesárea, según datos de la Organización Mundial de la Salud (2015), cuatro veces más de lo que esta institución recomienda.

 
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Proceso natural. “Cada niño tiene formas y tiempos distintos de gestar y cuando está listo, da indicios de nacer”, explica Claudia Barreyro.

Foto: Archivo El Litoral

“Pujé en el pasillo, en el ascensor y en el quirófano”

Cielo Parodi está convencida de que parimos como vivimos: “Mi parto fue de película... y yo soy actriz; fue teatral, para filmarlo y hacer una película. Y mi marido estuvo como un soldado, compañero presente, ‘negociando' con la partera y con el médico, como buen político (es concejal de la ciudad)”, así comenzó su relato la flamante mamá de Juan Salvador.

Las contracciones empezaron a la medianoche, pero recién fueron al sanatorio a primera hora de la mañana porque sabían que era mejor hacer buena parte del trabajo de parto en su casa.

En total, Cielo pasó 16 horas con contracciones muy dolorosas. “Fueron muchas horas de dolor. Pero la fortaleza aparece”, recuerda.

Las contracciones tenían buen ritmo y logró una buena dilatación; el problema era que el bebé no bajaba. En todo ese tiempo la palabra “cesárea” apareció en varias oportunidades. “Con mucha prudencia, el médico sugirió varias veces la cesárea por diferentes motivos. Yo tenía miedo de una cesárea no necesaria y estaba muy preparada para un parto vaginal; era lo que más deseaba. Una cesárea no tiene nada de malo cuando no hay otra opción o hay algún riesgo. Pero sí es malo cuando se apura. En mi caso hubiese sido muy frustrante, no sólo por toda mi preparación previa, sino porque ya llevaba tantas horas de trabajo de parto y de esfuerzo, que para mí era una injusticia no terminar pariendo”.

Pero cuando el médico advirtió que había un riesgo porque el bebé y el útero estaban exhaustos y las pulsaciones habían bajado, Cielo y su marido aceptaron la cesárea.

El obstetra mandó a preparar el quirófano y Cielo aprovechó ese interín para recobrar energías. Pidió que le controlaran nuevamente las pulsaciones al bebé y habían subido. “Se me iluminó la cara y pensé ‘todavía se puede'. Entonces empecé a pujar de una manera que no lo había hecho antes. La partera me dijo ‘yo estoy con vos y si pujás así, lo parís'. En eso vienen los camilleros, yo seguía con dolor y gritaba ‘¿qué hago?'. Los camilleros me pedían que cerrara las piernas, pero mi marido me gritaba ‘¡pujáaaaaa, pujáaaa!'. Yo iba pujando en el pasillo, en el ascensor, y seguía pujando... Cuando me acuestan en la cama del quirófano, que no está preparada como la silla de parto, me agarro las rodillas y con las piernas en el aire, tiro un pujo impresionante y siento que sale y grito ‘ahí viene'. El médico se asoma con el barbijo y dice ‘es cierto, llamen al padre que vamos a parir'. En solamente dos pujos más, salió con una vuelta y media de cordón; sentí el llanto, me lo ponen en el pecho, le miro la cara con los ojitos abiertos y lo nombro ‘Juan Salvador'. Ya habíamos logrado todo lo que deseábamos”.

Ley y derechos

En Argentina, en 2015 se reglamentó la Ley de Parto Humanizado Nº 25.929 que promueve el respeto de los derechos de las madres, los niños y las familias en el momento del nacimiento. La norma contempla las necesidades emocionales de la madre y el recién nacido, la intimidad y las pautas culturales, étnicas y religiosas, así como el acompañamiento por el padre o quien la mujer elija, durante el trabajo de parto, el nacimiento y la internación. “Por desconocimiento o por poca conveniencia, muy pocas instituciones de salud públicas y privadas están poniendo en práctica esta ley junto a la de violencia obstétrica”, advirtió la psicóloga Andrea Kreig.

+ información

http://www.msal.gob.ar/index.php/contacto/354-parto-respetado