Tenía 83 años

Murió el ex dictador de Panamá Manuel Noriega

14-B-20170530-636317308147163835.jpg

Noeriega pasó los últimos 30 años preso en Estados Unidos. Foto: EFE

 

David Carrasco - DPA

[email protected]

El ex dictador Manuel Antonio Noriega, que gobernó Panamá con mano dura desde 1983 hasta su derrocamiento por Estados Unidos en 1989, murió la noche del lunes a los 83 años en el Hospital Santo Tomás de la capital, confirmaron fuentes de la familia y el presidente del país, Juan Carlos Varela.

El mandatario señaló en su cuenta de Twitter que el fallecimiento del ex militar pone fin a un capítulo en Panamá, a la vez que pidió que se respete la privacidad de la familia. “Muerte de Manuel A. Noriega cierra un capítulo de nuestra historia; sus hijas y sus familiares merecen un sepelio en paz”, escribió Varela.

Noriega, que pasó alrededor de tres décadas en prisión por narcotráfico y violaciones de los derechos humanos, llevaba hospitalizado en coma inducido desde el pasado 7 de marzo después de haber sido sometido a dos operaciones cerebrales: la primera para extirparle un tumor benigno y la segunda para tratar de controlar una hemorragia posterior.

Para la intervención quirúrgica, Noriega pudo abandonar la cárcel “El Renacer”, donde llevaba recluido cinco años tras ser condenado por violaciones de los derechos humanos en su país. En mayo pasado, un juzgado prolongó por un año el arresto domiciliario que se le concedió a raíz de su ingreso en el hospital, donde era custodiado por la policía.

Antes de la operación, los médicos habían reconocido que la cirugía podría causar complicaciones y que era “riesgosa, pero necesaria” para mejorar su pronóstico.

Sus hijas, Thays, Sandra y Lorena, manifestaron en aquel entonces la esperanza de que su padre pudiera recuperarse. Noriega ya sufría desde hace unos años una parálisis parcial a causa de un accidente vascular, entre otros padecimientos.

Noriega fue depuesto por la invasión militar de Estados Unidos, iniciada en Panamá el 20 de diciembre de 1989. En enero de 1990 se entregó a las fuerzas de ocupación, tras abandonar su refugio en la sede de la Nunciatura Apostólica.

Posteriormente fue trasladado a Estados Unidos, donde un juez federal lo condenó a 40 años de cárcel por narcotráfico. Noriega sostuvo que era inocente y aseguró ser víctima de una conspiración dirigida por Washington.

Su relación con Estados Unidos siempre fue contradictoria: mientras el Departamento de Estado buscaba deshacerse de Noriega debido a sus vínculos con el narcotráfico y las violaciones de los derechos humanos, el Ministerio de Defensa y la agencia de inteligencia CIA lo apoyaban como un aliado contra el comunismo en la región.

En 2010 su caso fue sobreseído judicialmente en Estados Unidos por buena conducta, luego de una reducción de la sentencia original. En vez de ser puestro en libertad, fue extraditado a Francia, país que también lo reclamaba y donde fue sentenciado por lavado de dinero.