Sorprendente emprendimiento en Santa Rosa de Calchines

Los cactus tienen su santuario en la costa santafesina

  • Se trata del mayor vivero argentino dedicado a reproducir la especie desde semillas. Surgió como una alternativa económica y al poco tiempo se transformó en una pasión que ahora impulsa a su dueña a formar un banco de germoplasma para repoblar hábitats amenazados.
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Juan Manuel Fernández

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En colaboración con Javier Dellamónica (INTA Angel Gallardo)

Los cactus han conquistado el mercado de la plantas ornamentales de la mano de su “aura” energética y la facilidad que aportaron internet y las redes sociales para intercambiar conocimientos y ejemplares entre coleccionistas. “Son la principal vía de dispersión de la especie, más que el viento o los pájaros”, aseguró Cinthya Balagna, propietaria del que probablemente sea el mayor vivero especializado del país. Ubicado en Santa Rosa de Calchines, departamento Garay, cuenta con 850 variedades que reproduce -desde semilla- sobre más de 8.000 metros cuadrados repartidos en 27 invernaderos.

Además de no requerir podas, ni riego o fertilización, aspectos que lo hacen de fácil cultivo en los hogares, los cactus “crean una adicción porque tienen energía”, dijo la paisajista. A ella misma no le gustaban cuando los eligió para emprender el negocio 16 años atrás y, sin embargo, apenas se interiorizó sobre la especie se apasionó. Aunque aclaró que no es “esotérica”, dijo que escucha a sus clientes y ellos valoran las propiedades “terapéuticas”. Por ejemplo remarcó que al observarlos desde arriba muchos cactus tienen forma de “mandala”, otro punto de contacto con nociones de armonía o relajación. Lo cierto es que “en la naturaleza crecen sobre fallas geológicas donde no progresan otras especies” y por ello son consideradas “plantas pioneras, adaptadas a la supervivencia” que le abren el camino a otras familias vegetales.

A la par de la expansión del mercado, Balagna investigó y se capacitó con especialistas, se contactó con expertos de nivel mundial y avanzó en el agregado de valor hasta completar el ciclo productivo, desde la siembra hasta el producto listo para el consumidor final. Y va por más. Apuesta a colaborar en la supervivencia de la especie, hoy amenazada por el cambio climático y las prácticas culturales, entre las cuales se cuentan desde la construcción de carreteras en los hábitats naturales hasta la costumbre de turistas de cortar gajos para llevarse de recuerdo, ocasionando “daños irreparables”.

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Germinación. El protocolo de siembra se inicia despertando la dormición de semillas y limpiándolas muy bien. Se germinan en una cámara con temperatura y fotoperíodo controlados y allí permanecen entre 1 y 6 meses, según la especie.

Mercado en expansión

La historia de “Cactus Calchines”, que también produce distintas variedades de suculentas (una de las más conocidas es el Aloe Vera), se remonta a la decisión de Cinthya de desarrollar un proyecto que no interfiera con el negocio de su marido, también paisajista y titular de un vivero. “Las otras opciones eran: bonsái, pero soy incapaz de mutilar una planta; y orquídeas, que implicaba una inversión muy importante”. A favor de los cactus influyó la escasa mano de obra que demanda el cultivo. En 2001 comenzó con las primeras pruebas, en 2007 la familia se mudó desde Rafaela y las primeras ventas se hicieron en 2009. La empresa se consolidó con su marca propia en 2013, año en que también se iniciaron las ventas mayoristas del producto presentado para el menudeo. Este es el principal canal de comercialización en la actualidad. “Las ventas se organizan semanalmente por zonas y a pedido; como hacemos las entregas con nuestro propio vehículo preferimos los mercados mayoristas a los viveros; trabajamos en Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, Santiago del Estero, Entre Ríos, Corrientes, Chaco y Misiones”, indicó. Cada partida está formada por cajas con distintas variedades, cada ejemplar en su maceta, celofán y piedritas de colores que contrarrestan la “monotonía” visual cuando no están florecidos.

La estacionalidad del negocio tiene dos picos de ventas: en marzo, “cuando la gente vuelve de vacaciones con ganas de renovar el jardín” y en primavera, aunque en esta época ganan terrenos las plantas de flores. También se venden cactus para regalar en días especiales, como el de la madre o del maestro. Y en muchos casos, explicó Balagna, la demanda está traccionada por la posibilidad de generar un emprendimiento. “Muchos compran porque buscan un ingreso extra; hoy la mayor parte de nuestros clientes está en Córdoba. Por ejemplo una señora empezó vendiéndolos en un garage y ahora es la que más vende por internet”.

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Familiar. Cinthya realiza las tareas diarias junto a su hijo Fotos: Javier Dellamónica

Proceso productivo

Para graficar el salto que dio el negocio vale mencionar que en 2009 la empresa apenas contaba con un macro túnel de 6 por 18 metros. Hoy, los 8.100 metros cuadrados cubiertos incluyen, además de los invernaderos de cría y reproducción, una “nursery” y una sala de germinación y siembra con luz artificial y ambiente controlado. Aunque los cactus pueden reproducirse por gajo, Cinthya compra semillas todos los años a proveedores europeos, mientras comienza a diseñar un plantel de reproductoras para cosechar las propias. “Hace dos años se dificultó la compra de semillas así que ahora estoy dejando 200 plantas por variedad para madres”, explicó, y dijo que apuesta a tener su propio banco de germoplasma.

El proceso para obtener un cactus para la venta dura un mínimo de 3 años. Se inicia con un protocolo para “despertar” las semillas con hormonas y ácidos antes de sembrarlas sobre una cama de turba en almácigos esterilizados en una sala a 24º y un fotoperíodo de 12 horas de luz, donde permanecen entre 1 y 6 meses, según la especie. Luego pasan a la “nursery” donde se empiezan a rustificar en el mismo almácigo por 3 meses más. En un paso intermedio se repican (transplantan) a una mezcla de turba y sustrato en bandejas de 200 celdas, donde permanecen de 12 a 18 meses. Lo siguientes es colocarlos en pequeñas macetas de 6 centímetros y hasta que las raíces no la colonizan completamente no salen a venta (este paso puede tardar más de un año).

Los cactus pueden ser columnares, globulares o tipo “paletas” -denominados opuntia- y en su totalidad son originarios del continente Americano, aunque los mayores coleccionistas son europeos. En países como Brasil, Bolivia, Perú o México (en Argentina no) existen recolectores de frutos que proveen a los semilleros en el viejo continente. Las semillas que utiliza Cinthya llegan desde Holanda y España. Las suculentas provienen de Africa, Indonesia, Madagascar, Europa y la zona de los Alpes. Mientras el cactus resiste el invierno en estado latente, la suculenta -que soporta temperaturas hasta los 10 grados- despierta y florece durante esta época.

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Listo. Sólo cuando las raíces colonizaron todo el sustrato salen a la venta, un proceso que lleva 3 años.

Por la especie

Al margen del negocio, la emprendedora no deja de expresar su preocupación por el futuro de estas especies, principalmente los cactus. A partir de la dificultad para conseguir semillas es que “la gente los saca desde la misma naturaleza, afectando el ambiente e impidiendo la reproducción; así se provoca un gran daño”, explicó. Y comentó que es importante proteger la población natural, extrayendo las semillas y no las plantas, porque con el tiempo se va perdiendo una gran variedad genética, limitando el poder de regenerarse.

También conspiran contra la especie los efectos del cambio climático, en particular el exceso de lluvias, ya que “la germinación precisa las condiciones justas para que lleguen a adultos”. Y sumó a la lista de peligros los loteos y la construcción de rutas en los hábitats naturales. “Es la mayor amenaza -afirmó-; en Salta hubo especies arrasadas por estas cuestiones”. Incluso nombró “la avanzada edad de los coleccionistas y los pocos que continúan con el tema” como otro punto en contra.

En base estos desafíos que tienen los cactus, Cinthya alimenta la idea de contribuir a recuperar las poblaciones naturales y para ello trabaja en la conformación de su banco de germoplasma. Mientras sigue apostando a especializarse, un camino que inició capacitándose sobre cultivos in vitro en la UBA y continuó con especialistas como Daniel Morisigue, Director del Instituto de Floricultura de INTA Castelar, o el referente mundial Jöel Lodé, naturalistas francés especialista en cactus. Esta actividad “que empezó como un trabajo y se transformó en una pasión” ahora le depara una nueva satisfacción en septiembre, cuando participe junto a otros 360 productores del resto del mundo en la 52º edición de ELK en Bélgica, una de las mayores ferias sobre cactus y suculentas del planeta.

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“Muchos compran porque buscan un ingreso extra; hoy la mayor parte de nuestros clientes está en Córdoba. Por ejemplo una señora empezó vendiéndolos en un garage y ahora es la que más vende por internet”

Cinthya Balagna

Paisajista

 
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Variedad. ASTROPHITHUM conocido como Cactus Estrella.

10 datos sorprendentes

*Algunos cactus crecen solamente 10 cm en 50 años

*Aunque poco sedoso, el cactus se compone de un 90 % de agua

*Algunos cactus soportan temperaturas de 15 grados

*No todos los cactus tienen espinas

*La floración dura desde varios días a meses

*Algunos cactus son comestibles

*En la biblia ya se mencionaba al Aloe como medicina

*Cristóbal Colón llevaba Aloe en sus viajes como medicina

*El cereus absorbe la radioactividad de los aparatos eléctricos

*Del género Mammillaria existen 7000 especies y subespecies