Fue el 4 de julio de 1987 en Sicilia...

A 30 años de un “latigazo”

El pugilista santafesino Juan Martín Coggi, se coronó campeón universal de la categoría superligero de la Asociación Mundial de Boxeo, al vencer por nocaut en la tercera vuelta, al titular de la división, el italiano Patrizio Oliva, en el Palazzo dello Sport, de Ribera, Sicilia.

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“Látigo” Coggi y El Litoral, en una de las tantas veladas realizadas en el Luna Park. El ex campeón mundial superligero AMB fue otro de los grandes representantes nacidos en nuestra provincia. Foto: Archivo El Litoral

 

Tomás Rodríguez

(Especial para El Litoral)

“Latigo” Coggi nació el 19 de diciembre de 1961, en la localidad de Fighiera, departamento Rosario, pero siendo niño su familia se radicó en Coronel Brandsen, provincia de Buenos Aires, una ciudad que se encuentra camino a La Plata, con casi 20.000 habitantes, en el humilde barrio Las Mandarinas.

En su licencia figura un palmarés como aficionado realmente muy importante, con 32 triunfos, dos derrotas y tres empates. En esa época, su director técnico fue Santos Zacarías, resultando ser su maestro y amigo durante muchos años, tanto en la vida como consejero y también en el cuadrilátero. Tras su magnífica carrera como amateur, Coggi ingresó al campo rentado el 2 de abril de 1982, noqueando en La Plata, en cuatro asaltos a Horacio Valdez.

Su trayectoria

El pupilo de Zacarías venció luego sucesivamente a Vitterman Sánchez (por puntos) y por fuera de combate a Raúl Gramasco, Felipe Báez, Rogelio Florentín, en dos ocasiones a Carlos Fallone, Roberto Villalobos, Osvaldo Corro (dos veces), Apolinario Romero, Aníbal Ozuna, Rómulo Ibarra, Marcelo Villagra, Ricardo Espinoza (dos veces) y Pedro Antonio Gutiérrez; y por decisión del jurado a Ramón Collado, Miguel Marcelo Villagra y Miguel Pereyra. El 9 de marzo de 1985 perdió el invicto frente a Adolfo Arce Rossi, considerado una maravilla técnica frustrada por inconducta deportiva.

Campeón argentino

Cuando noqueó a Hugo “Pajarito” Hernández, el 25 de octubre de 1986 en tres asaltos en el estadio Luna Park, obteniendo la corona nacional, delimitó diferencias entre un peleador de clase internacional y otro de consumo interno. Debido a su destacada campaña, la AMB (Asociación Mundial de Boxeo), ubicó a Coggi en el número 8 del escalafón para la corona mundial de la división. En el siguiente encuentro, Ramón Collado le aguanta los 30 minutos y logra empatar por segunda vez.

El entonces campeón del mundo de la AMB, Patrizio Oliva, había destronado al marplatense Ubaldo “Uby” Sacco del cinturón de esa división. El combate del siciliano contra Coggi generó mucha expectativa en el ambiente boxístico argentino.

El napolitano presentaba unos antecedentes sorprendentes, campeón en su país y europeo amateur, medalla de oro en los JJOO de Moscú en 1980; titular profesional italiano y europeo, y monarca mundial con 48 triunfos en igual número de combates. Sin embargo, el argentino Coggi no se intimidó y fue de huésped a buscar la corona mundial Superligero.

Espectacular nocaut

El pupilo de Zacarías consiguió una espectacular conquista en el tercer asalto y obtuvo su primer titulo universal en dicha categoría. En el encuentro realizado en el Estadio Comunal “Elio Novara”, con el arbitraje de Bernardo Rivera Soto de Puerto Rico, en los dos primeros rounds Oliva desplegó todo su potencial, apabullando a Coggi por medio de sus puños seguros.

Empero, en el tercer episodio, con serenidad, precisión y confianza, el hombre dirigido por Zacarías, lanzó un zurdazo potente sobre el rostro del italiano produciendo la sorpresiva y espectacular caída del campeón que escuchó el conteo de diez del juez tirado en el tapiz.

En el camarín, tras el resonante éxito, “Látigo” Coggi le explicó al periodista Osvaldo Príncipi cómo había definido el encuentro que lo consagró como monarca de los superligeros, luego de noquear al campeón Oliva, con un preciso gancho de izquierda: “Osvaldo, ese gancho de izquierda no era de mi propiedad, sino se lo copié a Hugo Luero que peleaba en La Plata cuando yo debuté como aficionado en 1978, el año en que Argentina se consagró por primera vez campeón mundial de fútbol”, reveló Coggi.

Al respecto, enfatizó que “en esa misma velada Luero peleó con un tal Cañete y le metió un ganchazo que lo dio vuelta a su oponente”. Según precisó “Latigo” Coggi: “Con mi Maestro y un verdadero padre que tuve en la vida y que se llamaba Santos Zacarías (terminó mal esa relación) comencé a perfeccionar ese golpe, clavándolo en la cadera y soltándolo como un hondazo”.

Admirado por Alfonsín

El presidente de los argentinos, Dr. Raúl Ricardo Alfonsín mostró su euforia ante la notable victoria de su compatriota, a quien mostró su admiración e invitó a Coggi a la residencia presidencial de Olivos, donde el mandatario destacó el notable éxito que enalteció a todo el pueblo de nuestro país y especialmente a los aficionados del deporte de las narices chatas.

Tres títulos mundiales

Coggi ostenta el récord de tres títulos en una misma categoría y el de conquistar y defender la corona universal seis veces en un año, en 1993. La AMB lo premió en 1995 con la Corona de Oro y Brillante como mejor boxeador del organismo.

En nuestro país, “Látigo” Coggi consiguió ser distinguido por su rica trayectoria con tres Olimpias de Plata por el Círculo de Periodistas Deportivos y la Fundación Konex le otorgó dos diplomas al Mérito Deportivo, en 1990 y 2000, respectivamente.

 

Nunca olvidó sus raíces

Años después de la primera conquista universal, Coggi no se olvidó de sus raíces, asegurando a la prensa que “el boxeo es algo único que le da la responsabilidad a un pibe como yo, que viene de muy abajo. Yo viví en rancho de barro, laburé en el campo como boyero, de albañil, de ciruja, de lo que fuera con tal de llevar aunque sea algunos paquetes de fideos para poder parar la olla en mi casa. El boxeo es lo único que te da la posibilidad de salir de todo eso, de crecer económica, cultural y socialmente, porque cuando comienzas a pelear eres el negrito de porquería de la villa”.

Cuando entrenaba en el Luna Park (lo llevaba a su hijo Martín) en los gimnasios estaba rodeado de una constelación de estrellas como “Falucho” Laciar, “Martillo” Roldán, Horacio “La Pantera Tucumana” Saldaño y Víctor Galíndez. Cuando había comenzado su carrera ascendente, algunas veces recibía la visita de un amigo, a quien admiraba: Carlos Monzón, que no podía estar lejos del cuadrilátero. “Me invitaba a pescar, recibía sus consejos y me pedía respeto por el viejo Maestro: “Zacarías, es un fenómeno, como entrenador y ser humano”, reveló Coggi.