Escuela de Fútbol de Universidad

El primer eslabón de una larga cadena

  • La Escuela de Fútbol de la Universidad Nacional del Litoral toma como punto de partida a “el juego”, el cual es un valiosísimo componente de la Educación Física, es el cimiento en el cual se basa una buena educación.
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“Aquí juegan todos”. Ésa es la consigna de la Universidad Nacional del Litoral en esta discilpina.

Foto: Gentileza Prensa UNL

 

Milagros Mercado

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El juego constituye toda la actividad del niño. La actividad lúdica es el centro de la infancia, fundamental en el desarrollo y el crecimiento, favorece los procesos de aprendizaje en forma natural y obra como elemento generador en la relación del niño con el mundo que lo rodea.

Las formas jugadas constituyen el elemento fundamental mediante el cual la escuela busca el rendimiento óptimo a lo largo de un camino que nos traslada progresivamente del juego simple al deporte, recorriendo las distintas etapas que componen un proceso de formación general donde el centro permanente es el niño.

En la Escuela de Fútbol de la Universidad Nacional del Litoral hay una consigna prioritaria, única: “Aquí juegan todos”.

No importa las diferencias, ni dificultades físicas. Los gordos o flacos, los rápidos y los lentos, los malos y los buenos jugadores, todos tienen el mismo espacio, consideración y el derecho a jugar.

Con el tiempo todos irán progresando. El que no sabe nada, pronto empezará a acertar sus primeros pasos futbolísticos. El que tiene condiciones, acopiará más velozmente los conocimientos para mejorar su técnica individual y también notará progresos.

Todos sin excepción, comenzarán a practicar con entusiasmo el más apasionante de los deportes: el Fútbol.

Carlos Peucelle dijo “El fútbol es un futuro trabajo al que se llega jugando y se pierde si se empieza trabajando”.

Mensaje para los padres

“Siempre cerca...pero no pegado”. “Ser padre es no querer ser otra cosa que eso. Es aceptar las limitaciones, el paso del tiempo sin conflicto y compartir con nuestros hijos los maravillosos momentos en que estamos juntos sin otra pretensión”. “Se presiona a un chico cuando se le exige más de lo que puede dar”.

Podríamos resumir estas dos ideas centrales partiendo de la base que a veces como padres, caemos en la confusión de pretender que ellos realicen o logren cosas que representan frustraciones del pasado para nosotros, y de esta forma (muchas veces los docentes se hacen cómplices de esta situación) se le induce al niño o al joven a pensar que ganar es lo único que tiene valor, y de esta manera se van acelerando los tiempos de la evolución natural, todo lo cual a la postre produce un resultado de signo totalmente opuesto al esperado: el niño comienza a sentir que no es útil, que no está a la altura de las responsabilidades que se le asignan y finalmente, ingresa en una zona de declinación de su actividad deportiva, por cuanto “si no hay placer lúdico no se puede sostener el proceso de aprendizaje y éste no podrá ser volcado en lo competitivo”.

“La necesidad de triunfo asfixia, y el logro se aleja. Pues la capacidad de pensar libre y creativamente, y la capacidad de movernos... se achican notablemente”.

Así, el logro, no es una variable dependiente exclusiva de los triunfos, sino que tiene como principales fuentes de alimentación la convicción, el sentido de competencia y el apoyo recibido desde los demás (padres, docentes, compañeros, amigos, etc.).

Uno de los elementos resultantes más importantes de esta fase del crecimiento, está en el adquirir la capacidad de poder optar y tomar decisiones por sí mismos, ya sea basadas en experiencias propias o surgidas de la observación o imitación de la conducta de los demás.

De esta manera, el niño o el joven, practica el deporte porque le gusta, y sobre todo porque él quiere hacerlo, no porque “papá me obliga o me lo sugiere”.

“Por eso, es importante que los padres (y por supuesto los docentes) acompañen y guíen a los niños, siempre sobre la base de que estos realizan la actividad porque se sienten capaces de hacerla y porque con ello se gratifican y se encuentran contenidos, cómodos e ingresando en una vía que los proyecte a ser mejores adultos el día de mañana.

“Lo importante no es la meta, sino el camino que transitamos en pos de ella, es decir, el viaje. Y ése es el verdadero sabor del triunfo. Lo que vamos aprendiendo en cada instante de nuestro paso por la actividad deportiva.

“La única gloria verdadera en el fútbol infantil es la de hacer amigos para toda la vida.

“Aquí, en la Escuela de Fútbol de la Universidad Nacional del Litoral se utiliza el juego del fútbol para transmitir valores”.

 
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Cada sábado. En los encuentros de Escuelitas de Fútbol, la UNL siempre está presente con un número importante de niños de distintas edades.

Foto: Guillermo Di Salvatore

Plantel docente

Cristian Bezi, Lautaro Enriquez, Agostina Martínez, Mauricio Molteni, Juan Recalde, Jeremías Romero, Nicolás Serafini, Maximiliano Tesari, Hernán Tomatis, Martín Vivas, Diego Zagni y Javier Cancellieri. Administradores: Milagros, Mónica, Florencia, Viviana, Ariel y Federico.

Todas las sedes

En la actualidad la escuela tiene su sede central en el Predio UNL-ATE, más 5 sub-sedes: Complejo Las Heras (Las Heras 4667); Complejo Platano’s (Estanislao Zeballos 2726), Sportiva Multiespacio (Av. J.J. Paso 3326), Club Ferroviario (Av. Alte. Brown y Salvador del Carril) y El Semillero (Av. López y Planes 4994).