llegan cartas

Deshumanizar la muerte

MARÍA VIRGINIA GONZÁLEZ

DNI. 22.961.297

El domingo 23 de julio fui al Cementerio Municipal de Santa Fe a llevarle flores a mi papá, como lo hago una o dos veces al año, cuando visito mi ciudad natal. Al llegar al lugar y no encontrar la tumba de mi padre, me entero, por parte de empleados municipales, que el cementerio en forma unilateral e inconsultamente había procedido a cremar y tirar sus cenizas en un lugar común que tienen allí, por encontrarse una deuda de más de un año -dos años en mi caso-.

Así, sin más justificación que ésa (ya que al ser domingo no había ninguna autoridad que me diera otra explicación), quedé rodeada de mis hijas, desconsoladas, atónitas y conmocionadas por sufrir un arrasamiento pocas veces percibido en mi vida.

Ahora bien, asumiendo que había una deuda de la cual yo era responsable, pregunto ¿no correspondía que la Municipalidad de Santa Fe me intimara a regularizar el pago, ya que tenían mis datos para hacerlo?... ¿No hubiera sido más digno, tratándose de un tema tan íntimo y tan doloroso, que me notificaran de ese procedimiento, así como lo hacen con una multa o un impuesto? Sólo eso: notificar y dar un plazo perentorio. El modo en que la Municipalidad lo hizo es violento, arrasador y desconsiderado.

Mi papá no era un nicho más: se llamaba Jorge y todos le decían Coco. Quizás esta carta sirva para que otras personas se enteren del procedimiento actual y no sufran el impacto de un desencuentro de esta naturaleza con un ser amado. Mi papá no está más; su cuerpo tampoco, sin que yo pudiera decidir una cosa o la otra.

Impotencia, bronca y dolor...